GIROS DE TIMÓN

ZV
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15 de julio de 2021
/
12:28 am
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GIROS DE TIMÓN

CAPITALINOS Y EL AEROPUERTOLO DOMÉSTICO Y LA SOLIDARIDAD

DESDE las raras protestas del fin de semana –que el régimen niega sean un “estallido social”, sino actos “antirrevolucionarios” respaldados por el imperio– lo que mayormente resienten los cubanos es que les hayan cortado el internet. No ha regresado el servicio, posiblemente porque ese –el de las redes sociales– era el medio de conexión entre los convocantes y los manifestantes. Aparte que también han sido los vehículos utilizados para enviar videos, fotos y otra información que trasciende –al interior y al exterior– de los molotes que se armaron. La situación económica y sanitaria en la isla se ha ido deteriorando. Tanto por los efectos de la pandemia, la contracción del turismo, falta de liquidez y los menores ingresos por remesas atribuibles a las medidas mano dura de la pasada administración republicana, entre otras razones. El régimen cubano sin duda esperaba revirar la política norteamericana con la llegada de la nueva administración demócrata.

Asumían poder retornar al camino transitado en las postrimerías del anterior mandato de los demócratas. Aquella vez hasta consiguieron una visita presidencial que auguraba ruta de rompimiento al bloqueo. De la historia se supo que el papa Francisco, como mediador del conflicto, había intercedido para lograr el acercamiento entre Washington y La Habana. El Papa –se dijo– sostuvo reuniones, por separado, y mantuvo comunicación con cada uno de los gobernantes. Con el estadounidense en la audiencia privada concedida en el Vaticano y con el cubano, quizás, en pláticas con los Castro desde su visita pastoral a la isla, emulando la de Juan Pablo II, el primer pontífice que la visitó en santo peregrinaje durante la era castrista. Como gestor de buenos oficios obtuvo algunas concesiones unilaterales de Raúl –entre ellas liberación de varios presos políticos– como preámbulo a la reunión de ambos gobernantes. Ahora la inercia en la reanudación de los encuentros –en el supuesto que ello sea posible– dependería de cuál de las partes toma la iniciativa. AMLO, por ejemplo, fiel a su tendencia ideológica, recomienda que “si se quisiera ayudar a Cuba, lo primero que se debería hacer es suspender el bloqueo”. Sin embargo, quién sabe si por allí, así de fácil, como lo plantea el mexicano, vaya a destrabarse el impasse. Del otro lado más bien esperarían, para comenzar a platicar en serio, que el régimen cubano ceda en varias de sus exigencias. Pero el asunto es mucho más complicado. Algunas maniobras de los giros de timón dependerían de los intereses políticos internos en juego para las elecciones de medio término en los Estados Unidos.

Mientras Díaz-Canel advirtió que “no van a permitir provocaciones ya que la calle le pertenece a los revolucionarios”, Biden exteriorizó su apoyo al “clamor por la libertad” en Cuba e hizo fuertes llamados al régimen a “escuchar y atender las necesidades de su pueblo”. Así que dudoso que las sanciones vayan a desaparecer, cuando más bien, en lo que respecta al otro dolor de cabeza –además del venezolano– que tienen en América Latina, como presión al régimen sandinista Washington acaba de apretar las tuercas. Aparte de los comunicados de preocupación de la “preocupada comunidad internacional” cada vez que la democracia sufre un revés en cualquier lado, y a las amenazas de la OEA –de suspender, no a Cuba ya que no se puede suspender al que ya está suspendido, sino a los que todavía quedan– que nunca se concretan, lo concreto viene de otro lado. Ello es contra quienes pretenden afectar, ya que otros salen ilesos con una palmadita en la mano, como sucedió con el caso salvadoreño. El comandante sandinista, en lo atinente a su reelección, la contienda la prefiere mejor solo que mal acompañado. No ha dejado títere y mucho menos candidato opositor, con cabeza. A esa mala conducta el Departamento de Estado –sumado al congelamiento de activos y la prohibición de transacciones a empresas y personas que ponen en la “lista prohibida”– anunció la suspensión de visas a un centenar de fieles colaboradores del comandante y la Chayo. ¿Creen que con eso tengan suficiente para cambiar de proceder, o todavía van a necesitar los buenos oficios del Sisimite?

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