Excitativa morazanista en la fecha del Bicentenario

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16 de julio de 2021
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12:05 am
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Excitativa morazanista en la fecha del Bicentenario

¿Vuelven los oscuros malandrines del 80?

Por: Óscar Armando Valladares

Ante el recogimiento sanitario y el ánimo en repliegue de los coquimbos de la Casa y el Instituto adscritos al prócer, he venido inquiriendo: ¿será que la fecha y el evento del 15 de septiembre carecen de un nexo histórico con el notable unionista?

Por la vía inalámbrica, tanteamos con Carlos Turcios el tema y la posibilidad de programar en ocasión del Bicentenario una actividad simbólica, en momentos de infortunio para el país, por cuanto la independencia que Morazán procuró mantener sufre su peor momento, desde que el entreguismo oficialista procedió en 2013 a la promulgación de la Ley Orgánica de las ZEDE.

Sobre el ánimo alicaído del elemento morazanista, preguntamos más a fondo: ¿es porque el indómito paladín no figura en la historia como precursor independentista a la altura de un Valle o de un Pedro Molina? En descargo suyo, ¿no se adhirió con Dionisio de Herrera y otros vecinos a la proclama emancipadora hacia fines de septiembre de 1821? ¿No entregó su vida en aras de la patria asediada por el imperio inglés? Habrá que recalcar, por otra parte, que Morazán vivió y sufrió los efectos epidémicos del cólera morbus sin echar pie atrás, debiendo afrontar más bien acusaciones de un clero político y fanatizado sobre que él corrompía las aguas de El Salvador con el virus letal.

Tocó el orador hondureño Álvaro Contreras, condensar en encendida pieza tribunicia la trascendencia de su gran compatriota: “Suprimid el genio de Morazán, y habréis aniquilado el alma de la Historia de Centro América. Sin la acción del héroe desaparece el drama en nuestra vida nacional. Sin ella no es posible hallar clave de filosófica expresión a la biografía de la familia centroamericana… Él es el sol que se alza en el oriente de nuestra existencia como nacionalidad emancipada. Desde su aureola hasta su ocaso, no es posible verle con el ojo sereno de la indiferencia”. No extrañan, entonces, los homenajes que a él y a la patria centroamericana, prodigaron mujeres y hombres conscientes en las fechas centenarias de 1942 y 1921 sin óbices de orden político.

Vueltos a la realidad presente, ¿tanta es la parálisis pandémica, que vemos con el ojo de la indiferencia y de la inacción cómo se afrenta al eminente centroamericanista cuando, en el colmo de la ruindad, se registra con su nombre un enclave de las ZEDE? Entre otras instituciones, ¿no cabe a la Universidad Pedagógica Nacional denunciar y recusar este atentado? Frente a la entrega de la patria que desde hace ocho años se consuma, ¿no es llegada la hora de enrostrarle al vendepatria -por los medios que sean- las palabras del patricio, cuyo nombre se mancilla y su legado se traiciona? Helas aquí: “¡Hombres que habéis abusado de los derechos más sagrados del pueblo por un sórdido y mezquino interés, con vosotros hablo, enemigos de la independencia y de la libertad! Más extranjeros sois por vuestros propios hechos en el pueblo que os vio nacer, que nosotros en México, en el Perú y en la Nueva Granada”.

Una cita reducida en la Casa que retrata la imagen del vencedor en Gualcho y La Trinidad; una comparecencia televisiva; un pronunciamiento crítico sobre el Bicentenario, desde una perspectiva morazánica; un folleto de los que se quedaron en cartera, cualquier otra actividad es propicia emprender con el patriotismo y la voluntad de los miembros morazanistas Livio Ramírez Lozano, Víctor Manuel Ramos, Mario Roberto Argueta, Pablo Humberto Rosales y Carlos Turcios, a quienes invoco y convoco.

Quiénes si no nosotros somos los llamados a reencender el pebetero del morazanismo, en estas horas de coléricos desalientos. Demostremos de qué fibra están hechos los principios que enunciamos y la praxis que ufanamos ejercer. Demos el paso ya, “antes que la ignominia se extienda por completo”, en líneas previsoras de Ramírez Lozano. Y con Paz Paredes digamos -en civil postura de ¡firmes!-: “atento estoy a darle los buenos días, General Morazán. Padre de tantas patrias repartidas, atento estoy a tu reclamo, padre, pues ya mi madre tierra está rastreando las secas huellas de tus lágrimas”.

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