APAGONES Y CONTAGIOS

ZV
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17 de julio de 2021
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12:41 am
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APAGONES Y CONTAGIOS

EL CONTAGIO Y LAS ALARMAS

¿RECUERDAN, no los cortes de luz que ocurren frecuentemente en distintos sectores de la ciudad capital y en muchas otras zonas del país, que las víctimas ya toman como lo más normal del mundo, pese a las incomodidades que sufren, sino el reciente apagón que hubo en todo el país? Lo más ingrato fue, no las pérdidas que ocasionan al aparato productivo, ni el atraso en sus labores de gente trabajadora, sino que dejó incomunicados a las “chatarras de los chats”. Una tupida multitud de desesperados cibernautas sin poder intercambiar mensajes urgentes. Ni con los socios de otros clubes de los zombis ni con sus íntimos contactos. Con ninguna de las solitarias burbujas –hambrientas de los “likes” con los que llenan sus egos desiertos– adictas a las redes sociales. Se detuvo –como si el mundo se hubiese parado en seco– la transmisión de las acostumbradas frivolidades. La trivial comunicación de vida o muerte. Aunque no del todo. Alguna forma encontraron de intercambiar rumores. El runrún más propagado ¿si ya habían botado al gobierno?

La especie rápido se disipó cuando conocedores del entorno aclararon que era un apagón a nivel regional. Que igual, otros países centroamericanos, estaban en tinieblas. Cuando alarmados indagaron aquí en la casa, ¿qué pasaba en el país, que igual estaba sucediendo en otros países vecinos –¿si era que estaban tumbándolos a todos?– sin conocer mayores detalles, intuitivamente, respondimos que seguramente se trataba de alguna falla en el sistema de interconexión eléctrica centroamericana. ¿Ah –repreguntaron– y es que aquí la luz también es ajena? Al rato, efectivamente, eso mismo informaban para desaire de los esperanzados en un madrugón y tranquilidad de otros, que no lo hayan dado. Hace unas horas el gobierno de Guatemala denunció el Tratado Marco del Mercado Eléctrico Regional de Centroamérica. La denuncia indica que se salen de dicho mercado. Todos estos pintorescos paisajes acabados, validos de préstamos internacionales, montaron sofisticada infraestructura para interconectarse. Una fórmula de cooperación –de venta y compra de energía entre unos y otros– disponible para llenar vacíos temporales de suministro eléctrico en cualquiera de los países. Por escasez nacional o cuando se dispara la demanda. O bien para el aprovechamiento de costos más bajos de electricidad, cuando la capacidad instalada de alguno de los países con exceso de oferta puede suministrársela a los vecinos. No es que los guatemaltecos se escabullen de inmediato. Tienen que dejar pasar 10 años después de la denuncia para largarse.

El gobierno guatemalteco aduce que su retiro es por el costo que su país sufre con los constantes apagones. “Estos se derivan –según explican– por fallas en los sistemas de infraestructura de otros países por falta de inversión”. Además –se queja el gobierno guatemalteco– que “se ha querido culpar a Guatemala en varias ocasiones de ser responsable de los apagones cuando ellos sí han invertido en su infraestructura y equipos”. De momento –como suele suceder que los problemas no interesan hasta que hacen crisis– nadie va a mosquearse por esa decisión de los guatemaltecos, sino hasta que se llegue al plazo fatal. Para concluir, unas cuantas líneas a propósito que nada se resuelve hasta que hace crisis. Aquí los contagios van en ascenso. El hormiguero anda en las calles –unos protegidos y otros con la jeta pelada– sin que haya autoridad vigilando transgresiones o imponiendo sanciones a los infractores. Los mismos congestionamientos vehiculares de antes. Hastiados de guardar distancias y otras medidas de bioseguridad. Pero como ya, a medio año, con el ingreso de más vacunas están en proceso de la vacunación como debió de haber sido desde hace tiempos, el auditorio está atenido. Como si le peste ya pasó.

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