“Cuando un amigo se va”…

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17 de julio de 2021
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12:01 am
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“Cuando un amigo se va”…

Por: Luis Alonso Gómez Oyuela
Esquina del reportero

El cantautor argentino Alberto Cortez, en 1989 lanzó esta canción: “Cuando un amigo se va queda un espacio vacío, que no lo puede llenar la llegada de otro amigo. Cuando un amigo se va, queda un tizón encendido que no se puede apagar ni con las aguas de un río”. Según el cantautor, la canción fue escrita al morir su padre, quien había sido para él, el mejor amigo.

Desde que comenzó la pandemia he sentido la partida de muchos amigos. Amigos que dejan huellas en el alma. Amigos genuinos, sinceros, rectos, honrados y firmes en sus convicciones. Amigos leales que, algunas veces la distancia nos separó; pero la amistad se mantuvo intacta. Podría citar varios nombres de los amigos que partieron a la eternidad, pero en su momento lo hice a través de este rotativo para expresar a su familia las muestras de gratitud imperecedera por haber sido parte de mi vida, cuya imagen conservo intacta de las muchas ocasiones que compartimos nuestra amistad basada en el respeto y admiración mutua.

La vida siempre será un regalo envuelto en la gracia, el amor y la misericordia de Dios. Lamentablemente, siempre habrá un final inesperado. La muerte es impredecible y golpea en lo más profundo de nuestro ser. Llega sin tomar en cuenta el dolor que causa en la familia y los amigos.

Luis Alberto Villafranca, más que amigo fue un hermano del alma. Desde el día que lo conocí surgió una bella y hermosa amistad que se convirtió en un hilo de oro que solo se rompió con la muerte. Conservaré de él los mejores detalles, su profundo respeto, la admiración que sentía por mi trabajo en este rotativo. El vínculo que nos unió por muchos años, fue su taller de mecánica, LA TRIBUNA, como asiduo lector y admirador y, en esencia, su calidad humana. Una amistad que se forjó junto al torno; siempre me dijo: “don Luis, yo soy su amigo y esta amistad será como el hierro que no lo funde cualquier cosa”.

Por coincidencia Luis Villafranca nació el 14 de abril, yo el 15. “Celebraremos juntos nuestro cumpleaños mientras Dios nos conceda la vida”. Esa llamada telefónica y la visita al taller, fueron momentos gratificantes, y como dice la canción de José Luis Rodríguez: “Los amigos así como tú, como yo de toda la vida, pocas veces se ven como tú, como yo y nunca se olvidan”.

Con Luis Villafranca compartimos muchas horas, era incansable contando historias, anécdotas, su vida bohemia por muchos años, su militancia política en las filas del Partido Liberal. Como impulsor social fue gestor único de la construcción de la escuela “Diana Lorena Gamero” para los niños de la colonia “Los Gualiquemes” y, otras obras sociales encaminadas para favorecer la niñez. En el plano familiar uno de sus principales objetivos fue la formación profesional de sus hijos. “El taller me da para vivir con dignidad y decoro, cuido el prestigio profesional y quiero que mis hijos sigan el ejemplo de trabajo y dedicación”. Así era mi amigo, sincero y sin dobleces; tenía la firmeza y solidez del hierro que forjaba en su taller.

La noticia de su muerte me conmovió en lo más profundo. No podía dar crédito que Luis se hubiera ido a causa de la pandemia. El 2020 y 21 no fue posible celebrar el cumpleaños. Guardo como tesoro único el regalo de un par de calcetines de niño. Esos detalles sencillos que muestran la sensibilidad humana de un amigo tan especial se quedan en la memoria por siempre. Y al final los amigos no se olvidan. Luis Alberto Villafranca, descanse en la paz del Señor.

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