Santos Hernández, líder lenca de los exbolsones: “Ni vacunas ni comida, nos olvidaron después del fallo”

ZV
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17 de julio de 2021
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12:57 am
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Santos Hernández, líder lenca de los exbolsones: “Ni vacunas ni comida, nos olvidaron después del fallo”

Si el fallo limítrofe de 1992 resultó traumático para los pobladores de Soloares, Santa Elena, en el departamento de La Paz, lo que vino después ha sido peor: tres décadas de abandono, viviendo casi de la recolección y soportando las peores hambrunas enmedio de la modernidad del Siglo XXI. “Se olvidaron de nosotros”, dice amargamente Santos Hernández, uno de los líderes comunales de este exbolsón recuperado. Entrevistado vía WhatsApp, este defensor de la etnia lenca plantea el estado actual de este poblado de 100 familias incrustado en la Cordillera Central a más de 2,500 metros sobre el nivel del mar. Cuando era niño, recuerda, no entendía por qué sus padres le decían que si pasaba una línea imaginaria del patio de su casa estaba en el lado salvadoreño. Hoy, sigue sin comprender por qué sus vecinos ya están vacunados contra el COVID-19, tienen mejores escuelas, carreteras y cosechas. “A veces quisiéramos pasarnos al otro lado para siempre”, recalca a la espera que este reclamo tenga una reacción inmediata de los políticos hondureños.

–¿Cómo inicia y termina un día en esta aldea?
Pues, todos los días son iguales, lo digo por mí porque ni salgo. Me como los tres tiempos de comida, aunque sean con frijolitos, pero hay personas que no comen ni uno, viven en extrama pobreza, son pocos los que tienen para comer.

–¿Luz eléctrica?
Tenemos luz eléctrica, pero se va de a cada rato, en algunas casas hay televisión y se ven algunos canales como el 11, 3, 7 y 5. Hay celulares con buena señal porque pusieron una antena hace poco para wifi, no hay diversiones más que los partidos de fútbol los domingos.

–¿Cómo hacen con el agua?
Tenemos agua potable, pero por esfuerzos de la comunidad porque aquí no hay apoyo de nadie ni siquiera proyectos para granjas agrícolas o sembrar árboles frutales, las calles están en mal estado, ni se puede transitar, un desastre completo.

–¿Ya se vacunaron contra el COVID-19?
Aquí nos se sabe nada de la vacuna, el alcalde que tenemos ni siquiera le ha pedido vacunas al gobierno de El Salvador, menos al de Honduras y esto que son del mismo partido.

–¿Sus vecinos salvadoreños ya se vacunaron?
Se escucha que allá ya los vacunaron a todos, pero a nosotros nos dejan de último, como sucede siempre con las zonas rurales. Ojalá nos ayudaran las organizaciones porque necesitamos techos para que la gente no se moje cuando llueve y comida, proyectos para que la gente trabaje, no tenemos ni siquiera un kinder.

–¿Cuánto quintales de maíz producen por parcelas?
Cuando son buenas cosechas lo más que saca la gente son 3 o 4 quintales, el problema es que la gente no puede sembrar más porque no tiene los recursos para hacerlo aunque tengamos las tierritas.

–¿Y el café?
Gracias a un préstamo del proyecto Pro Lenca pudimos sembrar unos palos de café, pero solo ajustó para 42 familias.

La aldea Soloares está enclavada en la Cordillera Central.

–¿Con qué se alimentan, los que pueden?
Un plato de comida aquí llevan frijolitos con un guate que nace entre las milpas, un tipo de monte y la tortillita, cuando hay cosechas buenas. Casi nunca se comen carnes, leche, pescado, ni productos por el estilo de los supermercados.

–¿Hay hambruna?
Con la pandemia, la situación se puso dificil y hay mucha hambruna por estos lados, por eso le pedimos al gobierno que nos den fertilizantes para sembrar y que a las mujeres les den el bono que les quitaron.

–¿Qué se siente vivir enmedio de la frontera?
Es frustrante ver que los gobiernos salvadoreños se preocupan por su gente y por nosotros nadie se preocupa, pero qué va vamos hacer con las leyes que ellos hicieron, a veces dan ganas de irse para allá porque hay más oportunidades.

–¿No reciben nada del gobierno?
Nada, habíamos hecho una solicitud del bono a la Secretaría de Agricultura y Ganadería (SAG) por parte de del Consejo Indígena, pero hasta ahorita no nos han aprobado nada, cuesta conseguir fertilizantes.

El campo de pelota es la única diversión para los pobladores.

–¿Usted en qué trabaja?
Aquí vivimos del trabajo en las fincas de café y maíz, ganando 100 lempiras diario, cuando hay trabajo.

–¿Hay casos de COVID-19?
Mire, aquí no hay casos, pero el casco del municipio Santa Elena sí hay.

–¿Cómo se protegen?
Aquí tomamos algunas medicinas naturales como té de jengibre y tampoco salimos.

–¿Cómo están los cultivos actualmente?
Bueno, el café se mira que va a haber buena cosecha, en el maíz no se sabe porque hasta hace poco cayó una tormenta que arruinó bastante cultivo.

–¿Cuál es la ciuda más próxima?
Bueno, estamos en Santa Elena, en el exbolsón de Nahuanterique, frontera con El Salvador, a tres horas de Marcala, en bus.

Equipo de fútbol femenino.

–¿Usted quedó en el lado hondureño?
Vivo a un ladito, cerquita de mi casa pasa la línea de lo que era antes El Salvador, o sea, yo tengo un pedacito de tierra dentro de Honduras y otro pedacito de lo que era El Salvador.

–¿Y no le han querido quitar el pedazo de terreno?
No, porque el territorio quedó como hondureño y el INA está arreglando papeles.

–¿Y los vecinos no se enojaron con el fallo?
No, porque ellos aceptaron pertenecer a Honduras, aunque, siempre con la doble nacionalidad, la hondureña y la salvadoreña, era algo incómodo porque al principio no querían ser catrachos.

–¿Y ustedes?
Tampoco, porque nosotros siempre vivimos del lado hondureño, el único problema era con la doble nacionalidad, pero al final todo quedó igual.

Así se encuentran las calles de acceso a esta comunidad lenca.

–¿Todos tienen escrituras?
La mayoría.

–¿Se sienten abandonados después del fallo?
Yo digo que se olvidaron de nosotros porque no nos toman en cuenta, por ejemplo, en educación, quien nos apoya con útiles, uniformes y zapatos es el gobierno de El Salvador y por parte de Honduras no recibimos nada.

–¿Y cuándo se enferman a dónde van?
Aquí solo hay un centro de salud, pero como nunca tiene medicinas la mayoría de la gente agarra para El Salvador, hay más atención y medicamentos.

–¿En qué ciudad es?
Se llama Rancho Quemado, hay clínica pública, pero si va muy enfermo lo pasan para Perquín y de ahí para Goteras que son las ciudades más cercanas.

–¿Y los casamientos?
Solo con una mujer, si se casa en El Salvador ya no se puede casar en Honduras.

El café y el maíz son los cultivos básicos de la gente.
Santos Hernández, en una finca de café.

–¿Y las mujeres embarazadas cómo hacen?
La mayoría de sus hijos nacen en El Salvador, ahí los asientan y también los vienen asentar aquí, tienen doble nacionalidad.

–¿Ya se enrolaron con la nueva identidad?
La mayoría tenemos la nueva identidad.

–¿Votan en Honduras o en El Salvador?
En Honduras, aquí en el municipio de Santa Elena.

–¿Se proyecta el alcalde?
Muy poco se proyecta en esta zona recuperada a pesar que es del partido de gobierno.

–¿Ni por ser lencas les ayudan?
Tampoco, aquí tenemos un Consejo Indígena Lenca, del cual soy el secretario, hay una ley especial, pero tampoco se cumple, apenas este año logramos conseguir un préstamo para sembrar café, por lo demás no hemos conseguido nada, tal vez por este medio nos podrían escuchar nuestras peticiones.

–¿Cómo cuáles?
Lo que nosotros estamos pidiendo a la SAG es que nos consigan fertilizante para abonar los cultivos porque como aquí somos de escasos recursos necesitamos por lo menos una bolsa de abono, hicimos la solicitud, pero el ingeniero encargado siempre nos dice que no hay y lo peor es que desde que inició la pandemia no hemos podido trabajar, se ha incrementado la pobreza porque los campesinos si consiguen para la comida, no consiguen para el fertilizante.

–¿Cómo les pueden hacer llegar estas ayudas?
A través de la organización que tenemos como lo han hecho en otras ocasiones porque antes nos daban el bono para las mujeres, pero ahora lo quitaron junto a la merienda escolar y cuadernos.

–¿Reciben clases los niños?
Sí, vienen los maestros 3 días por semana a dar clases, pero la verdad que no recibimos ayuda de nadie, ni siquiera brigadas médicas o de alimentos.

–¿Ni de los políticos?
Los políticos nos visitan, pero solo para que les demos el voto, esos no fallan de los tres partidos grandes.

–¿Han pensado poner su propio alcalde?
Esa idea no la hemos tomado, aunque hemos tenido regidores en la alcaldía de Santa Elena. Después del fallo, la idea era formar un municipio con las aldeas recuperadas, solo en Santa Elena son como 40 comunidades y otras 20 en Nahuanterique, pero ya nadie se acuerda de ese fallo ni del montón de cosas que prometieron.

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