“Hotel Trans-450” aloja a parientes de hospitalizados
Las casetas del Trans 450 se han convertido en el improvisado “hotel” donde duermen numerosos parientes de enfermos internos en el Hospital Escuela.
Fotos: Omar Banegas
Las vías y casetas del fallido proyecto de transporte urbano conocido como Trans 450, por fin cumplen una función social, al servir de refugio a cientos de parientes de personas internas en el Hospital Escuela Universitario (HEU).
Al carecer de dinero para pagar una noche de hotel, la estructura de cemento y metal de la inconclusa obra les sirve a los familiares para protegerse de la lluvia y el frío nocturno, mientras permanecen pendientes del estado de salud de hijos, padres, esposos o hermanos.
Uno de esos pobladores es José Antonio Vargas (48), quien viajó desde Jesús de Otoro, en Intibucá, hasta Tegucigalpa, para ingresar al HEU a una pariente enferma de leucemia.
“Llevo aquí tres noches con hoy”, cuenta Vargas, en el interior de la caseta, a la vez que explica que días atrás aguantaba que le cayera la lluvia, afuera de los portones del centro asistencial, donde “gracias a Dios había gente que nos regaló cobijas y comida… me están pidiendo pintas de sangre y no tengo dinero”.

UN ALTO RIESGO
Sin embargo, resguardarse bajo el techo del improvisado “hotel” implica consigo un detalle que en plena pandemia de COVID-19 puede resultar peligroso: la aglomeración de personas.
Entre sábanas, colchonetas, cartones y valijas, grupos de personas procuran conciliar el sueño en el interior de las casetas, entre ellos el campesino José Napoleón Hernández (39), quien llegó a la capital el pasado 3 de julio.
Su hermana, María Santos Pérez, fue remitida al Hospital Escuela, desde el municipio de La Libertad, en el departamento de Comayagua, por lo que ambos viajaron de emergencia.
“Tengo unos 14 días de estar acá, tengo enferma a una hermana, ella está padeciendo del corazón y la mandaron para acá”, expresa Hernández.
A falta de inodoros, basureros y sobre todo, de agua y jabón para lavarse las manos, estas personas solo pueden cumplir con una medida de bioseguridad, como lo es el uso de la mascarilla, la cual llevan puesta por varios días al no tener dinero para adquirir otra.
Basta pasear por esta zona, en horas de la noche, para percibir el llamado de auxilio de estos hondureños nobles, que se sacrifican por amor a un ser querido. (CF)






