Mala imagen de país con un propósito

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24 de julio de 2021
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12:06 am
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Mala imagen de país con un propósito

Por: Héctor A. Martínez
(Sociólogo)

La mala imagen de Honduras en el exterior no se detiene. Ahora es que los comicios del 2021 corren el peligro de no celebrarse en noviembre debido a problemas presupuestarios con el CNE que, a todas luces, esconden un sospechoso propósito continuista. Pero ello es, apenas, una cuenta del rosario de escándalos que incluye, entre otros líos, compras amañadas, elecciones fraudulentas, acusaciones por narcotráfico y latrocinio estatal, aparte de la terrible situación de pobreza e inseguridad en el país.

La mala imagen no es un invento mediático. Por ejemplo, en el índice de Atracción Global de Europa House-Ambrosetti -GAI por sus siglas en inglés-, del 2020, Honduras ocupó la posición 120 de entre 144 economías mundiales, superado únicamente por Nicaragua con 130 y Haití con 141. El GAI mide el potencial de inversión y desarrollo productivo, utilizando variables como la apertura, innovación, talento y eficiencia en el manejo de los recursos nacionales. En todas salimos reprobados. No se requiere de un sesudo análisis para darse cuenta de lo mal que se manejan las cosas en el gobierno actual.

En el portal del Consulado de Honduras en Madrid, aparece un vínculo que puede leerse hondurasmarcapais.com. Si alguien cliquea sobre ese enlace, lo que verá es uno de los varios periódicos digitales -asumo que del gobierno- con contenidos de todo tipo, desde la victoria de la selección nacional hasta las estadísticas de asesinatos que sitúan a Honduras como uno de los países más violentos del mundo, noticia que termina por alejar lo que precisamente se intenta atraer con el discurso oficial. Nada de inversiones.

Pero la cosa no para ahí: Transparencia Internacional en su informe del Índice de la Percepción de la Corrupción (IPC) presentado en enero del 2021 nos sitúa entre los países más corruptos de Latinoamérica junto a Nicaragua, Venezuela y la nunca bien ponderada República de Haití. Todavía hay más: Un estudio de la Unidad de Inteligencia de The Economist nos coloca entre las democracias llamadas “híbridas” o anocráticas, lo que significa que nuestro sistema político es una mezcla travestida de prácticas democráticas y autoritarias. En otras palabras, somos de esos países cuyos gobiernos son bastantes inestables en su manera de administrar lo público; que un día decretan una cosa sobre un tema y al día siguiente lo cambian todo de un plumazo, contando con la venia de las bancadas de todos los partidos. Nunca se sabe si una mañana amaneceremos con una cadena nacional anunciando el comienzo de una dictadura de setenta años.

Cualquier inversionista que lee The Economist sabe que no puede venir a arriesgar su plata bajo esas condiciones, a menos que le ofrezcamos una zona de circuito cerrado o un microestado, lo suficientemente seguro para garantizar el éxito de los negocios. Ahí es donde entran en escena las ZEDE. El proyecto de marras es el mejor ejemplo del fracaso de los políticos; confirma lo que dice Bertrand de Jouvenel en “El Poder”, que la verdadera intención de los gobiernos no es el interés social, sino la expansión de los negocios del grupo que se parapeta detrás de la silla presidencial.

Para asegurar esos negocios y las inversiones, la estabilidad del sistema resulta ser un factor primordial; una necesidad imperiosa para consolidar la confianza en el sistema político y militar. Desde la perspectiva del Poder, la estabilidad y el orden no se logran con la alternabilidad de los partidos, sino a partir de un gobierno fuerte, sólido, que se prolongue lo suficientemente en el tiempo, sin importar que el “führer” sea de derechas, de izquierdas o de Tercera Vía, como dicen algunos ingenuos. Pero antes, resulta necesario propiciar una crisis económica y social. Pues bien: ese objetivo añorado ya lo logró Daniel Ortega en Nicaragua y por el mismo camino va Nayib Bukele en El Salvador. ¿Será que luego se sumará Honduras con las llamadas ZEDE y que muy pronto tendremos una trinidad geopolítica en toda la región? La idea no es descabellada si pensamos en todo el desorden institucional que impera en nuestro país.

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@Hector77473552

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