Mujeres de Renombre Nacional: Justa Lobo – Corea

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29 de julio de 2021
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08:01 am
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Mujeres de Renombre Nacional: Justa Lobo – Corea

Por Guillermo Mahchi

“Cuando Justa Lobo Prince se fue de El Progreso para estudiar en Tegucigalpa, en los años sesenta, hasta los pájaros de los árboles de su casa la extrañaron, todo su barrio entró en un extraño letargo por su ausencia”

Si alguien sabe de sonrisas y de que hacer con ellas “Operación Sonrisa“, Justa era una dirigente perfecta porque nació con una sonrisa de oreja a oreja.

Justa fue mi primera colaboradora artística.

Un día los Jesuitas heredaron de la UFC El Club de La Compañía Americana y lo convirtieron en un sitio de diversión, nació el Club Juvenil de El Progreso, con piscina, veranda, bar y cocina y una elegantísima sala de baile con escenario donde hoy funciona el Teatro La Fragua.

Los curas Jesuitas de entonces valoraban los talentos de donde existiesen, de los económicamente mejor nacidos como yo, sin exclusión ( No es pecado nacer de padres trabajadores responsables, exitosos y sin ínfulas) el Padre Miguel Barbieri me encargo pintar 10 obras abstractas con colorido para decorarlo.

Un día antes del trabajo me encontré a Justa ‘bicicleteando’ por el pueblo, los dos de 16 años y le dije: ¿“Oyime“ vos sos artística verdad? y yo pintor con brochagorda de gusto abstracto, ocupo una musa que me refuerce y siga en este encargo, sin pensarlo dos veces me pregunto: ¿A qué horas? A las 8:00 de la mañana le respondí, ¡Ja!… y con aires, movió su cabeza llena de pelos largos, lo movió al estilo actriz de Hollywood juvenil y me dijo: ¡Aunque arruine mi reputación lo hacemos! Jajajaja, como buena artista que soy y a la par tuyo.. me guías y ¡VIOLA!.. por años la muchachada bailó entre obras abstractas de Justa Lobo y Guillermo Mahchi en un bello Club para jóvenes, como si hubiesen vivido en uno exclusivo en cualquier paraje tropical de belleza y cosmopolitanidad.

¿Recuerda algún progreseño El Club Juvenil?

Su innato sentido del humor le ha producido grandes amistades donde la edad nunca han sido una barrera, en El Progreso donde vivió su adolescencia fue una muchacha mimada por las amigas de su mamá y por todos sus vecinos de la Zona Americana de la Compañía donde su padre era El Mandador, por años todos estuvieron pendientes de sus hazañas tempraneras y exitosas con las matemáticas y su vida personal en la capital donde se desarrolló como maestra desde muy joven.

Seis o siete años después de ese proyecto llegó la noticia ¡Se casa Justa!

Su boda inolvidable, fue en la bella casa de habitación de sus padres, montada con el magnifico gusto de su madre y sus tías las Prince, esa noche me ‘codié’ con la historia de la Costa Norte en vivo, ¡allí estaban todos! lo más granado de la sociedad norteña y local que en ese entonces era de peso, rango y poder absoluto y sin cola.

La boda de Justa cambió mi destino, yo recién regresaba de la Universidad de Boston y en la fiesta fui presentado a Fredesvinda Meza Lambourth, la primera mujer alcalde de Honduras que me dio mi primer trabajo, como regidor municipal a los 23 años, igual primer muchacho de esa edad en Honduras a un cargo público, era la época militar Juan Alberto Melgar

Su amor por Francisco Corea de Candelaria, Lempira, ha sido imperecedero, firmado con un pacto eterno de admiración profunda y un hogar para tres graciosos varones que cuando venia de vacaciones al pueblo se sabía ¡Ahhhhhh los terribles hijos de Justa! …pero divertidos como la madre.

La niña crecida en las junglas bananeras de Finca La Fragua y Pato fue toda una princesa del trópico costeño, trenes y motocarros estuvieron siempre a sus órdenes, las escuelas Americanas de La Lima y El Progreso la educaron, una madre amorosa y divertida, un padre poderoso y respetado y una corte de amistades que la hacían el centro de atracción de viejos y entonces jóvenes de su edad que hemos disfrutado de sus triunfos como catedrática de las matemáticas en la Universidad Autónoma y los institutos más distinguidos de Tegucigalpa.

La Escuela Americana ha sido su domain, donde ha creado toda una ecuación humana de cariño y la más querida maestra de una popularmente detestada materia, siendo la excepción a la regla que no es común entre las amantes “Illuminatis“ seguidoras de Pitágoras, Justice como la llaman algunos de sus alumnos se ha dado de siempre a querer empero sus odiosas facultades, ¡Jejejeje.. envidiable don!

Sus padres la amaron desde el primer día, Justa, formó una rica y sincera relación filial que dio tanto gusto al estricto Antonio Lobo Oliva de San Francisco de Becerra en Olancho y a la gran tejedora y gloriosa ama de casa Gloria Prince una guapa y simpática porteña de ‘ancestría’ inglesa. Justa tiene primas hermanas que parecen suecas de tan rubias y blancas, las hijas de Chayito su tía a quienes Justa amo siempre.

Justa y su hermana Lila fueron como siamesas inseparables, eternamente bien vestidas como salidas del catálogo de Sears entonces una tienda trendy popular entre las esposas de los mandadores de fincas bananeras, que costuraban para sus hijas.

Justa vivió eternamente en Jeans, era femenina, torneadita, aritos de perlas en las orejas y saludaba a “Mundo y Raymundo“, de airoso caminar, una florecita de tamarindo más de los bellos jardines que la rodeaban pero que daba quejas de su mamá: Cuando caminamos al pueblo, Justa saluda hasta a los vagos … ¡Jejejeje … una gran política se nos escapo!

Cuando Justa llegó a Tegucigalpa su estrella nunca dejó de brillar, una eterna “Miss Simpatía” que con gracia hizo comprender a miles las matemáticas de la mano una joven maestra, culminando con 45 años de profesora en La UNAH y 42 en escuelas privadas.

Así recordaremos de siempre a Justa Lobo Prince – Corea la muchacha más simpática del viejo El Progreso, aquella que hasta los pájaros de los árboles de su casa la extrañaron, y todo su barrio entró en un extraño letargo por su ausencia, el día que se fue a estudiar a Tegucigalpa sabiendo que no iba a regresar.

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