Por: Jesús Vélez Banegas
CUANDO UN AMIGO se va, queda un espacio vacío que no lo puede llenar la llegada de otro amigo, como dicen, en su magistral interpretación Alberto Cortez y Facundo Cabral (QDDG).
Y SIGUE EL verso: cuando un amigo se va queda un tizón encendido que no se puede apagar ni con las aguas de un río. Cuando un amigo se va, una estrella se ha perdido, la que ilumina el lugar donde hay un niño dormido.
ES QUE LA NOSTALGIA hace presa en mí, cuando repaso la gran cantidad de amigos que he perdido de una manera insospechada en menos de un año, producto de la pandemia del COVID-19.
TAMBIÉN ES ALTO el número de parientes que he perdido por la misma enfermedad, una hermana, sobrinos y primos, a quienes no he podido despedir por los protocolos de bioseguridad que impone la situación.
EN LA SOLEDAD DE alguna fría madrugada y padeciendo de insomnio llegan los recuerdos de esas personas y no tengo forma de detener el torrente de lágrimas que humedecen mis ojos, y solo me queda rezar un Padre Nuestro y le ruego al Altísimo tenerlos en su casa celestial.
NO ES ASUNTO DE razas o colores, altos o bajos, pobres o ricos, es la llegada de la parca vestida de negro (bolsa) que representa la peste del coronavirus.
EL PENÚLTIMO DE LOS amigos que nos han dejado Porfirio Armando Betancourt, quien lucho con todo por salvarse de las garras de esa maldita enfermedad. Al final cedió y Dios lo llevó con Él, ante el pesar de familiares y amigos que nos mantuvimos unidos en oración, para que llegara la sanidad a su cuerpo.
ESTOS RENGLONES LOS dedico a todas esas personas del mundo que han caído abatidos por esta pandemia que ha cambiado nuestra forma de vida, en todos los aspectos. Estamos en las manos de Dios y hagamos lo que nos toca, además de vacunarnos, mantener de manera estricta la bioseguridad: limpieza de las manos, distancia social y mascarilla.
SOY TESTIGO VIVIENTE del poder de Dios al sacarme sano del hospital Catarino Rivas después de 23 días y cuando los médicos creían no salía por mi propio pie. Pero acá estoy para seguir dando mi testimonio.
LO ESCRIBÍ EN varias columnas, hace varios meses de cómo estaríamos a estas alturas después de participar en Copa de Naciones, Copa Oro y Juegos Olímpicos. Lo de Catar 2022 lo veo más lejos que nunca por un simple detalle no hay planificación como para tener esperanzas que vamos a poder superar a las siete selecciones a las que debemos medirnos de ida y regreso, en busca de tres cupos directos, más un repechaje que se vuelve más difícil que escalar el Everest.
YO SIENTO, SALVO mejor criterio y espero estar equivocado, para pedir públicas disculpas. El señor Coito nos está vendiendo humo, cuando comienza por convencer a quienes le contrataron.
CUANDO TERMINEMOS abrazados del fracaso y se nos diga que será en la próxima, Coito y sus aleros extranjeros agarraran sus bártulos y tomarán el vuelo para su país de origen a disfrutar varios años de lo obtenido cuando no tenía el nivel para sacar una clasificación mundialista. Si me equivoco, repito, pediré públicas disculpas.
ES TAN BUENO PARA los quites el técnico uruguayo que pidió no culpar a los jugadores por los fracasos en Copa de Naciones, Oro y Juegos Olímpicos, cuando es a él y Falero a quienes los aficionados señalan como responsables del fracaso.
SOLO FALTÓ QUE dijeran que es preferible perder ante Corea del Sur 6-0, a que caigamos uno a cero en seis partidos. Cuando la cuenta regresiva nos pone a 33 días del primer partido.
NO SE NECESITA ser un experto para darnos cuenta que Honduras tiene “yuca” la eliminatoria, aunque muchos ya tienen lista la calculadora para con ella se supone harán el milagro del “debe y el haber”, de los puntos de la eliminatoria.
ESTADOS UNIDOS y México son los finalistas de la Copa Oro después de imponerse a catar 1-0 y Canadá 2-1, respectivamente.
CAFÉ CALIENTE. ¿Y usted qué piensa de lo que nos espera en la eliminatoria mundialista?
