Edilberto Borjas, docente, escritor y dramaturgo: “Me chocaba escuchar: no la metás con ese viejo, te va poner a leer un libro”

ZV
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31 de julio de 2021
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12:35 am
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Edilberto Borjas, docente, escritor y dramaturgo: “Me chocaba escuchar: no la metás con ese viejo, te va poner a leer un libro”

Además de ser un reconocido escritor y dramaturgo nacional, Edilberto Borjas es uno de los profesores más recordados de la UNAH. Su clase de Español General marcó a miles de estudiantes y a él mismo a lo largo de 40 años. Contactado por teléfono desde Cantarranas, su pueblo natal a 47 kilómetros al noreste de Tegucigalpa, Borjas repasa sus orígenes, su sólida formación académica y las satisfacciones y los sinsabores de ser escritor en Honduras. “Nadie vive de eso, pocos leen”, lamenta. Su pasión por la literatura tiene que ver con la biblioteca de la señorita Coquica, una vecina a la que saludaba todos los días, obligado por su mamá, para que le prestara libros. A los 15 años ganó su primer concurso, pero el mejor premio, admite, son las anécdotas con sus alumnos: “Los más “chepiones” eran los estudiantes de Derecho”, confiesa muerto de la risa.

–¿Dejó de escribir?
No, fíjese, todavía sigo escribiendo, la literatura y el teatro para mí es una pasión, lo que pasa es que con esta pandemia se ha paralizado todo y los gobiernos no apoyan el arte.

–¿Qué escribe?
Bueno, tengo escritas una cantidad de obras de teatro, recuerde que por 40 años dirigí el Festival Nacional del Teatro Estudiantil, así que el género dramático es otro que he manejado a la par de la narrativa. Tengo más obras de teatro no publicadas que de libros.

–¿Es dificil ser escritor en Honduras?
Tanto como difícil, no, porque depende de la voluntad individual, pero lo cierto es que ningún escritor vive de la venta de sus libros, uno tiene que tener otra ocupación para poder satisfacer las necesidades básicas de toda persona.

–¿Y peligroso?
No es peligro, o no sé a qué se refiere…

–Escoger ciertos temas, digamos, no hay cuentos ni novelas sobre los últimos 40 años en el país ¿No le parece que es mucho vacío?
Es que escribir sobre la realidad del país, le correspondería a un hitoriador, pero eso no es literatura porque la literatura es ficción, aunque el elemento principal sea la realidad. Ahora, si yo quiero hacer literatura de denuncias, tiene que ser sutil porque si menciono a determinados personajes políticos con sus nombres ya le quita la ficción a la obra.

–¿Y hay temas y personajes del acontecer nacional como para hacer una novela?
¡Uy!, muchos, por la situación en este momento, hay una riqueza temática y de personajes que una persona al leer la historia ficticia los puede reconocer por las acciones que esa persona ha hecho en la realidad.

–¿Qué temas identifica para una novela?
Por ejemplo, la corrupción es un tema de actualidad con una serie de personajes de alto nivel que uno puede escoger poniéndole habilidad para que la gente no descubra de quién se trata.

–¿Se le ocurre personajes dientones, orejones, bigotudos, narizones con sonrisa fingida y de sotanas?
Pues, mire, son buenas descripciones, pero es muy obvio, tendría que agregarle otras características para que la gente no los identifique, pero es el tipo de personajes para una obra literaria, como le decía, hay bastane material, solo se necesita el interés de escribir.

–¿Y hallar una imprenta que tenga el valor de publicarla?
Fíjese que no porque ahora la gente lee más en línea y hasta por Amazon, como lo he hecho yo, en esta pandemia con mis libros.

–¿Al hondureño le gusta leer?
No, solo la lectura que se hace en las escuelas, colegios y universidades, de ahí, nadie tiene la costumbre de ir voluntariamente a una librería y comprar un libro para leerlo.

–¿Dónde leyó sus primeros libros?
Había una profesora que le decían Señorita Coquita, se llamaba Carlota y recuerdo que mi mamá me mandaba todos los días a saludarla, ella tenía una pequeña biblioteca, ahí leí mis primeros libros. Debo decirle que comencé leer ya tarde, en tercer grado, porque vengo de una zona rural con muchas limitaciones.

En la presentación de la obra de teatro “El Joven Morazán y los Brujos” en la UNAH.

–¿Por qué es importante leer?
La lectura iniciada a temprana edad, resuelve muchas problemas de vida, porque la persona se vuelve más ágil en cuanto a su expresión del desarrollo del pensamiento con un léxico abundante con una ortografía excelente y una imaginación asombrosa.

–Muchos padres subestiman la lectura con sus hijos ¿Qué les recomienda?
Mire, usted tocó algo muy real y que tiene que ver con la educación, desde que viene de la casa, si quiere que su hijo tenga una educación integral y que no tenga problemas académicos, tiene que inculcarle el gusto por la lectura desde los jardines de niños.

–¿Fue un maestro “yuca” (riguroso)?
Me consideraba un maestro que comprendía los estudiantes por el colegio en el que trabajaba (Instituto Hibueras de Tegucigalpa) y la procedencia de los estudiantes, uno podía imaginarse el tipo de formación de ese muchacho y sus padres. De hecho, muchos niños llegaban sin desayunar y con niveles altísimos de desnutrición.

–¿Obligaba a los alumnos a comprar sus libros?
No, les recomendaba que fueran a la biblioteca del colegio o que sacaran fotocopias. Siempre tuve el cuidado de no hacerlo, como lo han hecho algunos escritores, llevar sus libros a las a las aulas y ahí los están vendiendo.

–¿Qué le recomienda al que está pensando escribir un libro?
Lo que siempre recomiendo es que busque asesoramiento, pero también le advertiría que no va a vivir de eso, por más rentable que le resulte, no va hallar tantos lectores, lo más seguro es que esos libros van a dormir en los estantes de las librerías durante mucho tiempo.

–¿Alguna vez quiso tirar la toalla cuando no vendía sus libros?
Fíjese que no, porque yo tuve esa visión desde el inicio, nunca hice literatura para hacerme rico, sino que siempre lo que me interesó fue escribir, manifestarme.

–¿Se sintió frustrado de que el estudiantado no le gustara leer?
De repente sí pudo haber una frustración cuando recomendaba un libro y de repente alguien decía “¿y ese libro es grande?, ¿cuántas páginas tiene?, ¿las letras son chiquitas o son grandes”, me chocaba, o cuando los escuchaba decir “no la metás con ese viejo porque te va a poner a leer un libro”.

–¿Cómo hacía con los “chepiones” (hacer fraude)?
Le voy a comentar algo, en la clase de Español General yo logré identificar a los chepiones y en gran número eran más de estudiantes de Derecho, esos eran lo más chepiones, hasta se levantaban del sitio donde estaban haciendo el examen para ir a donde el otro compañero, así descaradamente.

–¿Por qué no les gustaba el español?
Yo les preguntaba y la mayoría decía que no porque era el maestro era aburrido y otras razones que nada tiene que ver con el hecho de que el español es la principal herramienta de cualquier profesional, porque cuando tiene mal léxico es porque no le fomentaron la lectura.

–¿Cómo mira al periodismo en general sobre el uso del idioma?
Precisamente, hay una pobreza del léxico y eso hace que la persona no tenga esa fluidez para expresar el pensamiento. Hay canales que cuando los miro en un restaurante o en otro lugar siento frío, hasta se me ocurre pedir que cambien ese canal por los crímenes contra el idioma. Hay que ser bastante inteligente y analítico para ir desechando este tipo de de programaciones.

–¿Qué piensa de la educación virtual en estos momentos?
Pienso que los padres de familia o los profesores en los centros educativos van a tener que aumentar el número de profesionales de la Psicología por los serios problemas que hay sobre la forma de cómo los niños y jóvenes están recibiendo ese tipo de educación, solos en sus casas, frente un aparato que no les dice nada y no les da ese calor humano que tiene el compañerito.

–¿Cantarranas o prefiere que se llame San Juan de Flores?
Siempre a favor de conservar el nombre original de Cantarranas.

Es autor de los libros Tiradores de Pájaros, El Tulipán de la Flor y Huellas de Jaguar.

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