Democracia: de sueño revolucionario a un simple eslogan político

MA
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4 de agosto de 2021
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01:13 am
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Democracia: de sueño revolucionario a un simple eslogan político

Lindsay Nicole Pineda Mayorquín
[email protected]
Estudiante de la carrera de Relaciones Internacionales
UNITEC, campus Tegucigalpa

La democracia se ha reducido a una palabra más de un sinfín de términos que repetimos, pero no sabemos lo que significan y realmente conllevan. La democracia es una palabra que escuchamos constante- mente en los discursos políticos, prometiéndonos que si llegan al poder, restablecerán la democracia, pero esta rívola declaración, rara vez se concreta. La disyuntiva va más allá de alegaciones falsas y promesas inconclusas de los candidatos, recae en la falta de conocimiento entre el emisor y el receptor, ya que no están conscientes de lo que se está acordando. Cuando se nos enseña acerca de la democracia, se hace referencia a grandes sucesos históricos como la Revolución Francesa y la estadounidense. Nos venden la idea que si hay democracia, hay cambios y si hay cambios, hay revolución, siendo esto una de las grandes contradicciones del siglo XXI.

¿Cómo podemos esperar un cambio en nuestro país si nos volvemos defensores de la democracia cada 4 años y si creemos que nuestra única labor comienza y termina con el ejercicio del sufragio? El voto es el comienzo de una constante toma de decisiones para la sociedad civil de cualquier nación, hasta lograr comprender la magnitud del poder que tiene el pueblo en esta forma de elección gubernamental. Al querer participar activamente en política, se nos presenta una paradoja moral, si independientemente de nuestra participación o no, ¿el resultado será el mismo?, aquel que solo beneficia a quienes ya están en el poder. Bajo este marco generalizado, se evidencia el secuestro de nuestra soberanía popular por las élites políticas y economías del país. Este sentimiento colectivo no es infundado, como muestra los procesos de globalización bajo las prácticas neoliberales que han transformado la democracia en una “mercadocracia”.

Tal como lo explica el filósofo Joseph Ramoneda, esta surge cuando se toman decisiones regidas por los criterios e intereses del capitalismo y de las élites al que este favorece (Ramoneda, 2010). Estas realidades nos desaminan y nos hacen caer en las mismas prácticas, donde lo único que nos importa es nuestro propio interés. Consecuentemente, esto lo reflejamos no solamente en la vida cotidia- na, sino también en las mesas electorales donde damos el voto, no al mejor candidato sino, al que creemos que nos puede cumplir el deseo de formar parte de la cúpula de poder. La corrupción de nuestro país es innegable, pero también lo es querer alcanzar un cambio si muchos se disputan el poder por intereses propios en detrimento de los intereses colectivos. No todos nuestros intereses son iguales, sin embargo, esto no es una razón para desatendernos de las necesidades de los demás.

La democracia consiste en establecer relaciones bilaterales entre el pueblo y el gobierno, según lo establecido en el primer párrafo del Artí- culo 5 de la Constitución de la República, mismo que lee: “El gobierno de la República debe sustentarse en los principios de soberanía popular, la autodeterminación de los pueblos y la democracia participativa, de los cuales deriva la integración nacional, que implica participación de todos los sectores políticos de la administración pública, la estabilidad política y la paz social.”. Es por ello que como nación hasta que enten- damos que la lucha es mediante la unidad, y que los gobernantes tienen un compromiso con el bienestar de la colectividad, podremos sostener que Honduras está por el camino hacia la democracia y la paz social.
No seamos nuestros propios opresores, mientras la democracia se utilice como un simple eslogan para decorar campañas políticas, la revolución y el verdadero cambio pasarán a formar parte del sinfín de palabras que utilizamos sin comprender su significado.

Asociación de Estudiantes de Relaciones Internacionales Comité Editorial “La Voz de la Academia”

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