LAS TRETAS

MA
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4 de agosto de 2021
/
12:25 am
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LAS TRETAS

DECÍAMOS ayer, “Panem et circenses” –de la Sátira X del poeta latino Juvenal. El arte de la divagación practicada por los emperadores romanos. Pan gratis y circo –teatro, espectáculo– a cambio de tranquilidad. Mantener la plebe obediente, anestesiada de los golpes propinados por la cruda realidad, agradecida de la falsa generosidad sin osar disputar autoridad al poder. El método en la actualidad, no obedece a preferencia ideológica. Bien se usa a la izquierda o a la derecha. Hoy el circo –como en tiempos de los romanos– no tiene que ser presencial. Fácil y con acceso instantáneo se hace por las redes sociales. En México –reproduciendo los datos de un artículo– “la pandemia del coronavirus ha llenado de enfermedad, luto y dolor a cientos de miles de hogares, la violencia y el crimen han alcanzado niveles inéditos, la economía se ha desplomado y permanece en el estancamiento”.

“Las empresas de todos tamaños no solo han cerrado sino que se enfrentan a diario con nuevos obstáculos para invertir, y servicios públicos esenciales, como la salud y la educación, enfrentan una crisis marcada por el subejercicio de recursos públicos y deserción escolar a escala masiva”. Ese lúgubre escenario debió haber incidido en los niveles favorables de AMLO en la opinión pública. Y sí, en cierta medida sus índices de aceptación, comparados a los que tuvo a inicios de gestión, se han reducido. Pero no en la magnitud de lo que se esperaría dada la escala de deterioro que en sus vidas sufren los mexicanos. ¿Qué ha hecho para evitar una mayor caída, frente a ese sombrío panorama? Hay que recordar que hoy en día hay un inmenso auditorio ávido que se le engañe. Las redes sociales han facilitado la involución. Se trata de un público sintonizado al basural transmitido por las pantallas digitales. La verdad ya no tiene el valor que tenía antes, ni importa mucho si la información enviada y recibida sea auténtica, distorsionada o completamente falsa. (Ejemplo de lo anterior, aquí en el patio doméstico, el relato mentiroso que daba a una emisora un perdedor embustero lleno de complejos; como ardid encubridor de sus múltiples fracasos políticos y frustraciones personales. La treta consiste en echarle a otro la culpa de una obra destructora hechura suya. Solo imputable a su propia paternidad). La táctica usada –para retomar el caso mexicano, siempre haciendo la salvedad que no hay ni remota analogía entre la calidad del político de allá a la inferior catadura del remedo este que aquí se elude– solo es una adaptación moderna del “pan y circo de los romanos”.

Citando lo escrito por un consultor mexicano en comunicación sobre el “poder del discurso populista”: “Adaptar los hechos a una narrativa demagógica, que reduce la enorme complejidad de la sociedad y sus desafíos en un relato de “buenos” (“el pueblo”) luchando contra “malos” (las élites), relato que forma la base de un discurso emocional, polarizador y lleno de falacias retóricas”. “Sustituir comunicación con propaganda, con el propósito de confundir y manipular a la sociedad y crear una realidad paralela, siempre favorable a él, para colocar artificialmente su imagen a la altura de héroes históricos incuestionables, lo que le permite evitar la rendición de cuentas”. “Ante las crisis, negar la realidad, minimizar la situación y eludir su responsabilidad, buscando siempre preservar su imagen como un líder irreprochable e infalible, y hacer que la gente piense que sus “adversarios” son los “culpables” de todos los males del país”. “Deslegitimar a toda fuente de conocimiento, información y crítica, con el fin de ser la única voz autorizada en el debate público, evitar la evaluación objetiva de sus resultados y remover contrapesos intelectuales al ejercicio de su poder”. “Manipular el lenguaje para erigirse en el único poder legítimo, usando la palabra como arma para debilitar las instituciones democráticas, destruir la reputación de los opositores, centralizar el poder y convencer a la mayoría de que él es la única persona capaz de gobernar México”. (Pues bien, ayer el Sisimite se fue a explorar, y esto que les trasladamos, fue lo que trajo).

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