GOTAS DEL SABER (52)

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14 de agosto de 2021
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12:26 am
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GOTAS DEL SABER (52)

Vicente Mejía Colindres a Carías Andino: “DESEO QUE EN ESTE CARGO SEAS MENOS INFORTUNADO QUE YO”

Juan Ramón Martínez

I

Posiblemente inspirado por Marco Aurelio Soto, quien para entonces había dejado la Presidencia el 1 de agosto de 1882, el general Emilio Delgado de origen salvadoreño, invadió desde Nicaragua con aproximadamente una tropa de menos de 100 hombres, a Honduras, con el ánimo de derrotar al presidente Luis Bográn. “El 6 de agosto el general Delgado, en guerra contra Bográn, efectuó hábiles maniobras para evitar contactos con las fuerzas del gobierno de Bográn. Llegó hasta el valle de Comayagua con el fin de avanzar hacia occidente, donde pensaba encontrar apoyo popular y gente resuelta a la lucha”. (Cáceres Lara, 1980, 263). Delgado era popular en occidente, incluso había sido rector de la segunda universidad pública, fundada en Santa Rosa de Copán. Sin embargo, no logró avanzar más allá del valle de Comayagua: En Lamaní, trabó combate con fuerzas gubernamentales comandadas por Andrés Matute y aunque logró derrotarlas, “agotó casi todas las municiones, que le hicieron falta más tarde, cuando en Casas Nuevas lo atacó el coronel salvadoreño Melesio Marcial”. Delgado fue derrotado, sus fuerzas pocos disciplinadas dispersadas y en San Antonio del Norte fue capturado. Con algunos de sus oficiales fue llevado a Comayagua donde fue condenado a muerte. Fue fusilado en compañía de Indalecio García, Gabriel Lozano y Miguel Cortés, frente a la Iglesia de la Caridad de Comayagua.

II

El tres de agosto de 1822, José Cecilio del Valle se integró al Congreso Mexicano, durante el Imperio de Iturbide, como diputado por Tegucigalpa. En el cargo de representación popular Valle libró importantes discusiones legislativas a las que consideró despóticas de parte del Poder Ejecutivo y “junto con otros representantes centroamericanos, no desperdició la oportunidad de combatir el desacierto de la anexión a México. Por tales motivos fue reducido a prisión con trece diputados más, varios militares y varios civiles y enviado como reo de estado al convento de Santo Domingo. En tal ocasión también fueron apresados los diputados centroamericanos Marcial Zebadúa, José Santiago Milla y Juan de Dios Mayorga”. (Cáceres Lara, 1980, 265). Una vez profundizada la crisis del Imperio de Iturbide que echaría por tierra sus ilusiones autoritarias, deseando reordenar sus fuerzas políticas y pactar acuerdos con la oposición, nombró a Valle, Ministro de Relaciones Exteriores del Imperio. Como es natural, Valle declinó inicialmente el cargo, pero ante la insistencia de Iturbide terminó aceptándolo. De acuerdo a su carácter Valle desempeñó el cargo en forma prudente y conciliador. Y usó muchas influencias para evitar que Iturbide ensangrentara a México con una larga y dolorosa confrontación armada, convenciéndolo más bien para que abdicara a la corona y abandonara el territorio mexicano.

III

Entre los meses de julio y noviembre de 1824, exactamente el 22 de noviembre, fue aprobado el texto definitivo de la Constitución Federal de 1824. Los encargados de la redacción del proyecto aprobado fueron cuatro diputados liberales, que consideraron a la Constitución de los Estados Unidos de Norteamérica de 1787, como el texto básico, dejando por fuera o como simple texto de consulta a la Constitución de Cádiz de 1812. Es evidente que los redactores pasaron por alto que la Constitución de los Estados Unidos fue el resultado de unas circunstancias que no se dieron en el antiguo Reino de Guatemala. Por ello repiten la parte normativa de la Constitución de los Estados Unidos, pero descuidan las circunstancias que la soberanía de aquella dimanaba de la voluntad de los Estados, mientras la que ellos redactaron era el Estado Federal el que, originando su poder en el Reino Español, se abrogaba el poder de crear a los Estados que poco tiempo después entraron en conflicto con el gobierno federal. “La Asamblea Nacional Constituyente, terminó sus labores el 23 de enero de 1825 y el primer Congreso de la República Federal quedó instalado el 6 de febrero del mismo año. El 10 de abril se publicó y juró la Constitución Federal de la República del Centro de América que estuvo vigente hasta 1838. En la práctica, la Constitución, se constituyó en una victoria pírrica del sector liberal, pues cada Estado la interpretó según sus propios intereses y se consideró autorizado a modificar los artículos que mermasen su autonomía. El mismo Poder Ejecutivo de la República Federal quedó restringido a dirigir el aparato militar y mantener el orden público, así como a realizar algunos nombramientos, pero sujeto en mayor que menor grado, a la aprobación o ratificación del Congreso”. (Cabezas Carcache, 2021, 200).

IV

Como dijimos en otras oportunidades, la nueva república empezó mal, dirigida por los mismos que se habían impuesto en la disputa de los cargos públicos y los privilegios económicos del poder durante el periodo colonial. Los resultados no podían ser diferentes. “La elección del primer Presidente de la República Federal del Centro de América (obsérvese que incluso el nombre de la nueva república es variado y diferente según quien lo escriba o lo use para sus propios fines) devolvió a los conservadores o serviles, gran parte del control político que habían tenido antes de la declaración de independencia. En efecto, los liberales o fiebres (cabezas calientes le llamaríamos nosotros), no aceptaron el resultado de las elecciones en que 41 juntas habían votado por José Cecilio del Valle y 34 por Manuel José Arce. Por ello, presentaron varias impugnaciones lo que los conservadores aprovecharon para abandonar la candidatura de Valle, pues temían que no podrían manipularlo. Por ello, negociaron la solución del impasse, por medio de una votación en el Congreso Federal y un candidato bipartidista, que previamente se comprometió a respetar las exigencias que le presentaron. Así, el 26 de abril de 1825 Arce fue electo Presidente con 22 votos a favor y 5 en contra según Marure (1969; 58). (Cabezas Carcache, 2021, Pág. 200). Las cosas empezaron mal y estaban señaladas a terminar mal, porque tanto los conservadores, que no lo eran tal y los liberales que tampoco eran consecuentes con estos principios, al extremo que unos y otros, como en un juego de barajas, creían que habían engañado al adversario, con la esperanza que seguimos observando actualmente, que solo bastaba para dominar a la nación y controlar sus poderes con solo controlar la primera magistratura de la nación, convirtiéndola en un instrumento de miras personales o de intereses de partido, modelo de actividad política que 200 años después no hemos abandonado todavía. Cabezas Carcache, con mucha lucidez escribiría muchos años después que, con tal modelo de comportamiento político, “se iniciaba un nuevo periodo político en que la farsa política montada por la familia Aycinena en 1821, cuando se maquinó el Plan Pacífico de la Independencia, empezaba a transformarse en una tragedia sangrienta, producto de cruentas guerras fratricidas, fomentadas por el caudillismo militar criollo y un buen número de mercenarios o soldados de fortuna, lo que se prolongaría por varias décadas y desmembraría al otrora Reino de Guatemala en minúsculos Estados”. (Carcache Cabezas, 2021, 200-201). Es decir que la supervivencia de aquellas estructuras inicialmente mal diseñadas, tan solo para proteger intereses particulares o familiares, se trasladarían a cada Estado que, en vez de construir nuevas naciones, han perpetuado gobiernos autoritarios en los que, todavía los descendientes de la familia Aycinena, siguen impidiendo el desarrollo, el crecimiento económico y el bienestar de nuestros pueblos.

V

El 1 de agosto de 1956 estudiantes universitarios, médicos recién graduados y militares comprometidos con el Partido Liberal, se tomaron el Cuartel San Francisco, la principal unidad militar de la capital. La toma ocurre durante la dictadura de Julio Lozano Díaz, vicepresidente de Juan Manuel Gálvez que después del rompimiento del orden constitucional de 1954, había renunciado a sus deberes constitucionales como Presidente de la República. En la toma del Cuartel San Francisco, tuvieron destacada participación el oficial ejecutivo del mismo cuartel, mayor Santos Sorto Paz, el Dr. Ramón Custodio, el estudiante de medicina Ezequiel Escoto Manzano y el Comandante del Primer Batallón de infanteria, Mayor Juan Pablo Silva. Debido a desacuerdos entre Custodio y Escoto, así como a la falta de experiencia táctica, Lozano Díaz recupera el control del Cuartel, domina a los alzados y sin darse cuenta estimula a la más fuerte conspiración militar que igual que el 15 de septiembre de 1821, antes que el pueblo se tomara el poder, el 21 de octubre de 1956, los militares se alzaron en armas en contra de Lozano Díaz y lo depusieron del poder. Los militares pactaron con los liberales y le dieron la autonomía de la universidad, así como les ofrecieron el Ministerio de Educación, cosa que con buen juicio los universitarios rechazaron. Algunos historiadores consideran que este, el primer golpe militar fue un “golpe bueno” en contraste con los “golpes malos” que ejecutara Oswaldo López Arellano en 1963 y 1972.

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