Observatorio Cultural: En desagravio a Carlos Hartling y a la Patria en su segundo centenario

MA
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14 de agosto de 2021
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02:17 am
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Observatorio Cultural: En desagravio a Carlos Hartling y a la Patria en su segundo centenario

Jubal Valerio Hernández

Aquel ciudadano de nacionalidad alemana, que hizo de Honduras su segunda patria, arribó a Tegucigalpa en los primeros días del mes de septiembre de 1896. El Cónsul General de Honduras en la ciudad de Hamburgo firmó con El, por encargo del Presidente POLlCARPO BONILLA, un contrato para que viniese a nuestro país a organizar y dirigir la Banda de los Altos Poderes, como se llamó en un inicio, la que ahora conocemos como Banda de los Supremos Poderes. Hartling cumplió con el cometido esencial de su contrato y además de dotar a Honduras de una Banda Marcial Sinfónica de alto nivel, contribuyó a darle Tegucigalpa, un ambiente cultural muy considerable, en su condición de consumado interprete del violín, que era su instrumento musical favorito.

Esto último lo logro, con la invaluable colaboración de quien se convertiría en su esposa, la señorita GUADALUPE FERRARI GUARDIOLA, nieta del ex Presidente JOSE SANTOS GUARDIOLA, quien era una excelente pianista.
El Maestro HARTLING, desempeñó también el cargo de Inspector General de Bandas, gracias a lo cual, en varias cabeceras departamentales de Honduras, había una banda marcial funcionando y ofreciendo conciertos a la población de sus respectivas comunidades.

Su mayor contribución con Honduras, fue haber compuesto la música de nuestro Himno Nacional, sobre la letra del poema A MI PATRIA de Don Augusto Constancio Coello.
Se le destituyó de su cargo de director de las Banda de los Supremos Poderes sin causa legal alguna. No se le pagaron los salarios de los últimos cuatro meses y se le hostigó de diversas formas. ¿La razón? No haber renunciado a su nacionalidad alemana, a raíz del conflicto bélico que se produjo entre su país natal y las potencias aliadas en la Primera Guerra Mundial. No importó que se encontrara casado con una ilustre hondureña y hubiese procreado con ella dos hijas. Se marchó entonces a El Salvador, para asumir un cargo similar al que había desempeñado en Honduras.

Ni siquiera se le comunico oficialmente que el presidente Alberto Membreño había declarado como Himno Nacional de Honduras, en Decreto emitido en Consejo de Ministros “el de la letra de Don Augusto C. Coello y la música de Don Carlos Hartling. Se enteró, cuando leyó un recorte de periódico en que aparecía la noticia y su esposa se lo llevó al pequeño terreno que tenía en las cercanías de Guaymaca, donde se estaba dedicando al cultivo de papas.

Los agravios siguieron: en la década de los años 30 se suscitó una polémica periodística, en la que varios músicos hondureños, incluyendo algunos de sus ex discípulos, insinuaban que la música que Hartling puso al poema de Don Augusto C. Coello era un plagio de una obra de un compositor alemán de apellido Eylemburg.
Extremo nunca probado, ni en vida del compositor ni después de su muerte.

Pero el mayor agravio que se le causo, fue y ha sido, que, en Honduras, no se cante ni se ejecute de forma correcta el Himno Nacional, de acuerdo a las indicaciones que su autor dejó plasmadas en la partitura original. Esto es, MARCIAL Y ENERGICO PARA EL Coro y MENO MOSSO PARA EL Solo. Ya hemos comenzado a realizar el primer desagravio: En la ciudad de La Paz, efectuamos hace poco más de un mes, un Simposio con músicos procedentes de diversas partes del país, en el cual establecimos que esa es la forma en que debe cantarse e interpretarse nuestro Himno Nacional. De paso, también desagraviaremos a la Patria, pues sería una ofensa hacia ella, que los hondureños siguiéramos cantando con errores de entonación y dicción uno de sus símbolos nacionales más importantes.

Salve Maestro Hartling en el 101 aniversario de su fallecimiento, ocurrido en Santa Tecla, El Salvador, el 13 de agosto de 1921.

Tegucigalpa. D.C. 14 de agosto de 2021.

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