Edith Nohemy Espinal Larios; docente, visionaria y emprendedora

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15 de agosto de 2021
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12:48 am
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Edith Nohemy Espinal Larios; docente, visionaria y emprendedora

Edith Espinal Larios.

Autor: Luis Alonso Gómez Oyuela
Email:[email protected]

DANLI, El Paraíso. Hace unas semanas escribí en las redes sociales que la generación de hierro de mi pueblo se está yendo. Es la ley de la vida, es el círculo eterno como describió en uno de sus poemas el connotado poeta Felipe Elvir: vidas van y vidas vienen. Lo de hoy no es ningún panegírico, es reconocer el paso por la vida de muchas personas formados en el seno del hogar con los más altos valores de dignidad y honradez.

Morolica es la cuna de muchos valores intelectuales de la generación del 40 y los 50 que, bajo el sistema de la educación escolástica fueron educados para ser ciudadanos honestos y triunfadores. Docentes de la talla de Susana Portillo de Ponce (Niña Susana), Aquilino Pastrana, Mélida Ponce, Julián Portillo, Damián Sánchez, Antonio Baquedano, Ondina Mendoza, Salvador Ramos, Carlos Hernández y José Trinidad Murillo, estos últimos de la generación del 60, todos ellos sembraron la semilla del saber con verdadero apostolado. Imposible recordar a todos los discípulos formados por esta generación de maestros inolvidables, cuyos nombres deben ser escritos en una placa especial y expuesta en la plaza del pueblo.

Entre esas luminarias hoy le cedemos el espacio a Edith Nohemy Espinal Larios, conoceremos a grandes rasgos su historia desde la niñez, la que recuerda como la mejor época al calor de la familia con el dulce sabor del hogar que significa fogata, la tortilla caliente, las rosquillas de aliño hechas en casa. El inconfundible olor de las vacadas en los corrales, donde su padre Eugenio Espinal Mendoza, afanaba el ganado de leche para la elaboración del queso y mantequilla que posteriormente llevaba hasta la capital para comercializarlo en el mercado San Miguel del barrio El Guanacaste.

Del álbum familiar y del recuerdo de su infancia.

L/T ¿Qué recuerdas de tu infancia?
“Lo más lindo, los juegos, la lluvia y el mugido de las vacas en el corral y los potreros, son parte de los recuerdos infantiles. Imposible olvidar los cuidados de mi madre, Mina Larios Mendoza, una mujer de hogar y familia, propias de una época donde los valores morales estaban por encima de todo. Era la época de la primera escuela que daría vida a lo que serían en los años venideros”.

L/T ¿Qué vino después?
“La niñez pronto pasó, los años en la escuela, mis compañeros y maestros, fue otra época maravillosa donde comencé a descubrir el mundo; tener sueños como todo adolescente. Una vez concluida la primaria en Merolica, mi amado pueblo natal que jamás olvido, vinieron los preparativos para iniciar la secundaria en la Escuela Normal España para estudiar magisterio. Hablar de la Escuela Normal, era decir de entrada: Villa Ahumada, la antigua aldea donde se fundó la mejor escuela de Educación Normal del país”.

L/T. ¿Qué significo Villa Ahumada para Edith?
“Villa Ahumada es nido de recuerdos, de amigas y compañeras inseparables; las fiestas y las prohibiciones eran parte de las reglas disciplinarias del internado, recuerdo con cariño a la profesora Adita Enamorado. Durante el segundo año normal fui invitada Panamericana para representar en su aniversario la colonia Dominicana. En fin, me unen lazos de amistad y compañerismo que no se rompen con facilidad porque somos parte de una generación con formación de valores e ideales”. El año de su graduación fue en 1971. Tres de sus hermanas también realizaron estudios en la Normal.

Nunca olvidó los corrales donde creció junto a su padre. Aquí una muestra de su hacienda.

L/T. ¿Qué siguió después?
“En 1974 ingresé a la Escuela Superior del Profesorado, donde obtuve el título de Educación Parvulario (a). Uno de los momentos más inolvidables fue haber sido electa madrina de los estudiantes de la Escuela, indudablemente que es hermoso recordar esos momentos de juventud, además del cariño, amistad y compañerismo y las buenas relaciones con los maestros, pero el final son recuerdos imborrables”.

L/T. ¿Otro título académico?
“Efectivamente, con el nuevo título de la Escuela Superior, regrese a Danlí en 1975 para trabajar en el Jardín de Niños Danlí. Fui la primera directora del Instituto Jamastrán en 1980. Fue una linda experiencia y los mejores momentos de mi vida. Danlí es una ciudad hospitalaria con gente buena como la de mi querida Morolica. Sin embargo, tenía que pensar en algo más que tener una plaza como docente, mi sueño fue escalar más alto en mi formación académica”.

L/T. ¿Edith, una mujer visionaria?
“Soy de las personas que no se conforma con poco. Mi visión era subir otro peldaño. Ingresé a la Universidad Pedagógica para una maestría sobre Orientación Educativa, una escala más en mi formación académica. Los últimos años estoy dedicada a fundar colegios privados en Tegucigalpa. Afortunadamente, los resultados han sido positivos lo que considero una innovación en mi currículo educativo”.

L/T ¿Cuántos colegios?
“Son tres, “Valencia School”, el principal y dos anexos. En principio es una colaboración con muchos padres de familia, brindando becas y descuentos especiales, particularmente, en estos momentos que estamos viviendo muchas dificultades económicas originadas por la pandemia”.

L/T. ¿Tu espíritu sureño?
“Los fines de semana manejo mi finca, me encanta el campo por la paz y la tranquilidad que se respira. Dios ha sido mi ayudador. Todas mis luchas y necesidades van de la mano de Dios y, como buena sureña he sido una mujer emprendedora, trabajadora igual que mis hermanos”.

Así es la gente de Morolica, esa generación de hierro formada en el crisol del trabajo y la honradez. La familia de Edith está conformada por cinco de sus hermanos, Lilia, Vilma, Mary, Juan y Eugenio, estos últimos gemelos. Su padre Eugenio Espinal Mendoza ya fallecido, sobrevive su madre, Mina Larios Mendoza.

Morolica su cuna natal. Imagen del recuerdo del antiguo pueblo.
Con sus hijos, Héctor, Leonardo, Mauricio, Eduardo, Adriana, Marian, Sofía y nietos
Instituto privado “Valencia School”.
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