Huir o pelear

MA
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18 de agosto de 2021
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12:11 am
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Huir o pelear

El ser humano se siente amenazado o en peligro su cuerpo se “transforma” en una máquina ofensiva y defensiva. Recuerdo escuchar de una madre que levantó con sus manos un pesado vehículo para salvar a su hijo que se encontraba debajo de él; ¿Cómo pudo hacerlo? Resulta que en nosotros existe un sistema en el que, cuando estamos en una situación extrema de estrés, la glándula suprarrenal produce una sustancia llamada “adrenalina” la cual nos convierte en seres poderosos con una capacidad extrema para enfrentar a un enemigo o en su defecto, para huir de él; para el caso, les quiero contar que un día que como familia estábamos visitando unos terrenos, uno de mis hermanos se encontraba en una zona bastante alta; era casi un barranco lo que estaba a su lado.

Yo, en ese momento me encontraba en la zona baja del terreno; de pronto, vi venir a mi hermano más rápido que el “flash” de la televisión; ¡corrió, voló, saltó cercos, en fin, ¡Cuando ni un atleta profesional hubiera podido lograr lo que él hizo en un par de segundos! venía verde del susto, ya abajo gritó: ¡culebra! Sucedió que estando arriba, se asomó un coral de gran tamaño y él se transformó inmediatamente de un simple mortal a un “superhumano”.

El caso es que hemos sido dotados de este mecanismo primitivo que permitió que nuestros ancestros pudieran huir por ejemplo de un tigre dientes de sable o enfrentar a un depredador que amenazara a sus familias o posesiones.

El estrés es el interruptor que pone en funcionamiento todo este complejo proceso; ahora bien, este sistema se diseñó para que una vez pasado todo el peligro, el cuerpo volviera a su condición de reposo normal, pues los altos niveles de adrenalina, si se mantienen en el torrente sanguíneo, terminan convirtiéndose en un tóxico problema.

Resulta que esta sustancia cuando actúa en el organismo, toma ciertas decisiones; para efectos de comprensión, imaginemos que somos la adrenalina y vemos que el bravísimo perro dóberman del vecino se escapó de su casa y viene contra nosotros; ¿Qué decisiones tomaríamos? Primero diríamos: “voy a enviar la mayor cantidad posible de sangre, energía y oxígeno a las piernas para correr; pero ¿de dónde conseguiré el suministro de dichos elementos? Bueno, en este momento no me interesa comer… así que sacrificaremos al sistema digestivo… tampoco quiero ser creativo o desarrollar destrezas de orden racional como poder de convencimiento o elocuencia, así que desconectaré esa parte del cerebro… obviamente, este no es buen tiempo para procrear, así que el sistema reproductor será también sacrificado… todo lo que es el sistema inmunitario del cuerpo tendrá también que mandarme todos sus recursos para afrontar este reto”… ¿verdad que este razonamiento es correcto? Lo lindo de la situación es que una vez que esquivamos a nuestra perruna amenaza, podemos volver a la normalidad… ¡la vida sería intolerable si nos mantuviéramos en estado de emergencia todo el tiempo! Lo paradójico del asunto es que, según los médicos, la enfermedad del hombre moderno es el estrés; pero hoy no nos enfrentamos a depredadores, si no más bien a miedos psicológicos, al que dirán, a exigencias materiales, presión social y cosas por el estilo… por eso, no es raro escuchar a muchos quejarse de dolencias como enfermedades del estómago, colon, falta de memoria o concentración, enfermedades infecciosas, impotencia sexual, dolores musculares etc. tenemos que aprender a relajarnos y “desactivar” ese estado intenso en nuestro organismo que ha sido puesto para poder “huir o pelear” y ¿adivinen qué? El apreciar y practicar cualquier actividad artística es una de las formas que hay para lograrlo…piénsenlo…

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