Por: Ricardo Alonso Flores
México, generalmente, suele enviar embajadores de categoría a Honduras. Esa nación hermana y siempre solidaria, ha tenido el buen gusto de nombrar representantes diplomáticos que han sobresalido entre nosotros, por su amplia cultura, fino trato y sobre todo transmisores de ese permanente mensaje de fraternidad.
Walter Astié-Burgos fue uno de esos jefes de misión mexicano que se hizo notar tan pronto llegó a Honduras. Con una personalidad singular, enorme distinción y firme presencia, nunca llegó a creerse que era el centro de atención allí donde llegaba, aunque lo fuera.
Serio, pero cordial, en cuanto hablaba era notorio que tenía una educación superior, un conocimiento de cuanto decía y sobre todo sin esa pedantería que es usual entre quienes se saben dueños de amplias zonas de la cultura.
En Honduras, se fue conociendo su capacidad como conferencista, una persona que conocía a fondo la historia, la que manejaba con objetividad, sin pasión, con mucha soltura y apegado a los hechos.
Siendo yo director del Ceremonial Diplomático y Protocolo de la Secretaría de Relaciones Exteriores, tuve la oportunidad de tratarlo de cerca y fue así que pude apreciar su capacidad como conferencista y concretamente recuerdo cuando en la Fundación Hondureña del Museo del Hombre pronunció una sobre aquel momento histórico de México entre Benito Juárez y el emperador Maximiliano.
Nos hizo un relato amplio, muy serio de esos instantes sin llegar a ser partícipe de las discrepancias. Estábamos en presencia de un historiador de verdad, sin ninguna clase de prejuicios y presentaba los hechos con la mayor objetividad.
Nacido en 1944, tuvo más de 25 años de carrera y entre varios de sus cargos ejerció el de ministro para Asuntos Políticos en la Embajada de México en Washington, director general para América del Norte en la Secretaría de Relaciones Exteriores, habiendo estudiado en la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México, así como realizó estudios de postgrado sobre Derecho de los Tratados y del Mar celebrado en la Universidad de Caracas, Venezuela. Igualmente tomó un curso sobre relaciones internacionales en el Programa de la Universidad de Southern para la Gran Bretaña y un curso sobre Integración Europea en la Universidad Católica de Lovaina.
Su enorme capacidad intelectual, le permitió escribir muchísimos artículos y ensayos para periódicos y revistas mexicanas, publicó 14 libros. En el ejercicio diplomático, ocupó también la Jefatura Misión en las embajadas mexicanas en el Reino de Dinamarca y en Honduras.
De igual manera, fue un gran expositor y ponente sobre diversos temas relacionados con la política exterior mexicana, la cultura y la historia de su país.
No solamente hizo eso, sino que presentó una exposición en retrospectiva de sus pinturas en el Instituto de Cultura Mexicana de Washington D.C.
Fue profesor en diversas universidades mexicanas, entre ellas la Universidad Anáhuac de México, la Universidad Nacional Autónoma de México, la Universidad Iberoamericana, Instituto Tecnológico Autónomo de México y publicó también una columna de opinión en el Diario El Universal de México.
Al anunciarse su fallecimiento, el pasado 10 de agosto el canciller Marcelo Ebrard, escribió “lamento el fallecimiento del embajador Walter Astié-Burgos, diplomático de excelencia y prolífico autor en el campo de las relaciones internacionales.
Tuve el honor de ser su amigo en Honduras, país al que apoyó mucho y seguramente quiso.
