El enemigo de mi enemigo es mi amigo

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24 de agosto de 2021
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El enemigo de mi enemigo es mi amigo

Adán Hilario Suazo Molina
Coronel de Aviación ®

Este viejo proverbio árabe generalmente es citado para ilustrar eventos relacionados con el ajedrez mundial, que permanentemente practican las potencias hegemónicas del planeta. El liderazgo ostentado hasta ahora por los EEUU, no surgió fortuitamente, dado que lo fueron construyendo desde su origen como Estado, sea por la presión o empleo de la fuerza, pero más basados en la persuasión, la diplomacia, la influencia económica y cultural, su relación con Hispanoamérica en particular, fue marcada por la declaración del presidente James Monroe en 1823 “América para los americanos” esto derivó en el apoyo a la consolidación de la independencia de sus vecinos del sur, pero obviamente, proyectando su dominio hegemónico continental. Su ascenso como potencia emergente está históricamente basada en movimientos estratégicos de obtención de objetivos, cuales consecuentemente afectaron: muchos grupos, regiones y países, pueden citarse a los nativos norteamericanos, así como: franceses, ingleses, mexicanos, africanos, españoles, centroamericanos, etc. ¿con o sin razón?

Sobre esta base, su dominio continental se consolidó, garantizando para sí mismo la seguridad de sus fronteras, un ambiente pacífico para el desarrollo y una fuente accesible y barata de materias primas para su industria. El paso ineludible de proyección de poder lo dio el presidente Theodor Roosevelt en 1904 con su nueva política del “Big Stick” consolidando su capacidad de intervención directa en la región, fue cuando florecieron las multinacionales, el endeudamiento de nuestros países, el acaparamiento de territorios, regiones y lugares estratégicos, entre ellos: gran parte del territorio mexicano, Alaska, Luisiana, Puerto Rico, Hawái, Guam, etc. EEUU continúo proyectando su economía, su poder comercial y cultural y demostraciones de fuerza con la gastada excusa, de proteger sus intereses en todo el mundo. Su participación en las dos grandes guerras mundiales, lo catapultó como líder global, los detalles de estos acontecimientos son ampliamente conocidos.

Pero toda potencia, tiene contendientes. La URSS jugó un papel preponderante en la derrota Nazi, esto le permitió consolidar su poder y entrar en la famosa rivalidad bipolar; recordemos que los EEUU-Inglaterra-URSS habían jugado una alianza necesaria en la IIGM; el enemigo de mi enemigo… posteriormente, el descalabro y disolución de la URSS, permitió que otros actores entrarán al escenario por la lucha hegemónica, incluyendo la misma Rusia.

Fue la experiencia de la guerra de Vietnam, lo que encendió las alarmas en los mandos del poder norteamericano. Desde el incidente del golfo de Tonkín en 1964 hasta su salida de Vietnam en abril de 1975, ocurrió tanto hecho y acontecimiento, para que al final se aceptara: los EEUU, no lograron derrotar a un enemigo inferior en número y armamento, pero inclaudicable como guerrero. Era otra forma de luchar. La guerra de guerrillas se enfrentó al gigante con tácticas básicas rudimentarias e indescifrables. El número de bajas estimado en este conflicto es de unos cinco millones de personas, de los cuales 58,159 fueron bajas de los EEUU, agregando 1,700 desaparecidos. Después de esta derrota, no quedó más que el estudio profundo de las causas del fracaso, los estrategas abundaron en teorías, total la explicación más sencilla, es reconocer, que para ganar las guerras, se tiene que vencer compulsoriamente, la voluntad de lucha del enemigo, a quien se debe conocer cultural e ideológicamente.

Ahora vendrán toneladas de escritos, análisis y resoluciones sobre Afganistán, este es quizá el peor fracaso de los EEUU, en su papel de máxima potencia mundial. No debería importar, las enormes cantidades de recursos humanos y materiales tirados por la borda en este país. ¿Acaso son invencibles los talibanes?, basta preguntarse ¿los talibanes ganaron o los EEUU perdieron? El terrible drama de este conflicto lo representa, los más de 36 millones de afganos de los cuales 19 millones son mujeres, que están a merced de un grupo radical sanguinario; sumado a ello se debe considerar el grave peligro que constituye para los ciudadanos norteamericanos, cuales desde ahora viven, la amenaza que produce, la fábrica de terroristas que se reactivó y con todas las ventajas tecnológicas conocidas.

Simplemente los EEUU han tropezado con la misma piedra, quizá puede ser correcta la aseveración, que los norteamericanos pueden ganar las batallas en el campo de combate, pero las pierden en la colina del Capitolio. Al final de cuentas, en estos conflictos el único que gana, es la industria armamentista y los grandes contristas logísticos de las guerras.

Quizá a nuestro querido Tío Sam, le llegó la hora de ver un poco más hacia sus vecinos del sur, recomponer esta relación es fundamental, en una región en la que está perdiendo prestigio y aliados. Mientras China y Rusia ya se aferran a la tradición “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”.

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