Falta de confianza

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26 de agosto de 2021
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12:05 am
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Falta de confianza

Carolina Alduvín

PERFILES
Por: Carolina Alduvín

Muchas personas, incluso extranjeros que viven y trabajan entre nosotros, tienen la certeza de que el partido de gobierno seguirá en el poder luego de las próximas elecciones generales; de su percepción, están igualmente al tanto quienes aquí los han enviado. Gran parte de la población tiene la esperanza de que las cosas cambien, incluso están tan hartas de los actos de corrupción que a diario denuncian las personas mejor informadas, que ni siquiera consideran el signo del cambio, no saben exactamente lo que quieren, pero si están muy seguros de lo que ya no quieren; sin total certidumbre, están dispuestos a salir a votar en noviembre por el tan ansiado cambio, esperando no ocurra de nuevo lo que presenciamos en 2013 y 2017. Que a pocos dejó conformes, a otros aliviados con la ilusión de seguir a salvo del chavismo y a centenares recibiendo sendas gaseadas, cortesía de los autoproclamados y secundados ganadores.

Desde entonces, las cosas no han hecho más que empeorar, la impunidad sienta sus reales en el Congreso, los actos de corrupción dejaron de hacerse bajo la mesa y pasaron a exhibirse como señal de viveza, las cosas van tan bien para la delincuencia organizada que detenta los puestos de poder, que de alguna manera temen despertar del sueño de que todo sea tan propicio para su vergonzosa conducta. De manera que, no confían en la desunión de los “opositores”, presienten que la ciudadanía ha aprendido las lecciones y se organiza para que las triquiñuelas, manuales o electrónicas, no sean efectivas esta vez y su elección sea respetada para bien o para mal. Esa falta de confianza se vio reflejada en los bochornosos acontecimientos del sábado 21 en las instalaciones del INFOP, cuando revivieron las prácticas de la más pura mancha brava.

Dice la sabiduría popular que por la víspera se conoce la fiesta, hace tiempo que circula el rumor sobre la cancelación o no celebración de elecciones, los grandes corruptos y delincuentes, sin duda tienen mucho interés en ello, y las reiteradas negaciones de tal especie, dan que pensar. Y, en la práctica, se contradicen, a sabiendas que es casi imposible que la ciudadanía vigile cada minuto del acontecer en las mesas receptoras, aun teniendo el poder de impedirlo, en caso de que llegara a ocurrir. Tampoco confían en el hecho de no haber permitido modificar la Ley Electoral en favor de la transparencia de los resultados. Para torcer la voluntad popular que los quiere fuera y de preferencia en prisiones del extranjero, no cuentan con fuerza moral alguna.

Tampoco les asiste la fuerza de la razón, no hay nada claro en el panorama, ni un programa de gobierno, ni asomo de reconstrucción o medidas preventivas de frente a nuevos fenómenos climáticos que, con fuerza devastadora nos azotan cada vez con mayor frecuencia e intensidad. Mucho menos acciones contra la corrupción; en cambio, acecha la amenaza de nuevas tarifas a los servicios básicos, ajustes fiscales para poder enfrentar el ultra endeudamiento en que han sumido las finanzas públicas en nombre de la pandemia, el colapso de los hospitales y el caos generado por la vacunación dizque masiva. En cuanto a generación de empleo e ingreso solo ofrecen y distraen con el mentado tema de las ZEDE que, muy poco va a resolver y mucho desasosiego está provocando. Previsiblemente les serviría como refugio extraterritorial, seña de que no confían ya ni en poder seguir manipulando los resultados electorales.

La fuerza de la ley tampoco está de su lado, con la Constitución violada reiteradamente para sus delincuenciales fines, la Ley Electoral amañada, el Código Penal a la medida de sus fechorías, pareciera que poco les queda de ganancia luego de todo lo que les toca salpicar para salirse con la suya. Es por eso que a toda costa necesitan permanecer, como que cualquier plan B no fuera a funcionar, o ya no quieren seguir diezmando su mal habido capital, después de todo los servicios de los pandilleros no deben ser baratos, ni siquiera contratando por docena, aunque al parecer lo consideran óptima inversión en aras de espantar a los votantes que no están con ellos o que han comprado con una bolsa solidaria y neutralizar todo intento de supervisión ciudadana; después de todo, hay una leona defendiendo desde su posición de relativo poder a toda una jauría de liebres. Lo único que les queda para sostenerse en el poder y no perder sus privilegios es la fuerza bruta. Quien lo dude, por favor pregunte a los periodistas que cubrían el sorteo.

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