LAS PIEDRAS Y LA HUMILDAD

ZV
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27 de agosto de 2021
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12:15 am
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LAS PIEDRAS Y LA HUMILDAD

ÚLTIMAMENTE varios lectores, aparte de hojear el editorial, dedican tiempo –que se aprecia– comentando bien bosquejados criterios al contenido. Quizás, muestra de buena educación o no queriendo caer en esto otro que se hace como especie de reclamo o de admisión de tristes realidades contra las que es inútil luchar. Hoy en día, en la era de las sociedades líquidas y de la inteligencia superficial, las palabras estorban. A los zombis adictos a sus pantallas digitales les cuesta hilvanar oraciones completas. El acuse de recibo consiste en pegar pichingos y “emojis”. Raras veces la correspondencia es una plática normal, como antes era, tomándose la molestia de escribir palabras. Ayer, otro contacto que a menudo aporta valiosas reflexiones reenvía la charla de un conocido formador y profesor dedicado a talleres motivacionales.

Una asistente al curso impartido, hace una interesante pregunta. ¿Por qué los humanos tropezamos cien veces con la misma piedra? Una inquietud utilizada en editoriales anteriores –el hombre es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra– sobre cuya razón siempre hemos sentido curiosidad de una explicación. (La respuesta del conferencista es aleccionadora, a propósito de esos subterfugios de evasión a los que recurre alguna gente culpando a otros de un fracaso cuya paternidad es solo y únicamente suya.) “Me temo –así inicia la contestación– que en este caso la respuesta será de menor nivel que la pregunta”. “Yo creo que los humanos, los seres humanos, tropezamos 100 veces sobre la misma piedra por falta de humildad”. “La humildad es para mí la virtud más grande que existe porque es para una persona, probablemente, la más difícil de vivir plenamente”. “Que no es la modestia, que no es una persona apocada, es la humildad de corazón”. “Cuando una persona es realmente humilde –y no lo digo por mí porque desafortunadamente no lo soy– pero sí por personas con las que he estado, grandísimos seres humanos, con una humildad aplastante, son personas que tienen una mentalidad de principiantes”. “Es decir, puede ser un Premio Nobel y te está escuchando a ti como si fuera un alumno tuyo”. “Yo digo ¿qué le puedo enseñar a este hombre? Pero está plenamente allí”. “Cuando comete un error lo que más le interesa no es buscar culpables ni en él, ni en ella ni en los demás, sino averiguar qué es lo que ha pasado”. “Es una mentalidad que es mucho más científica, interesada, curiosa”. “Una mentalidad enjuiciadora”.

“Porque creo que cuando una persona es humilde y tropieza con una piedra está dispuesta a reconocer que ha tropezado con una piedra y no a intentar ocultarse ante sí misma o ante los demás, lo que ha sucedido”. “Porque creo que cuando una persona es humilde y tropieza con una piedra se deja asesorar, pregunta, escucha, pide ayuda y se deja ayudar”. “Creo que nuestra soberbia nos mata, literalmente”. “No queremos aceptar las cosas como son”. “Queremos que sean a nuestra medida”. “Queremos que la vida se pliegue a nuestros deseos”. “Por eso no fluimos con la vida”. “Cuando aparece algo que no nos gusta nos preguntamos ¿por qué? en lugar de ¿para qué?”. “Y todo eso creo que es lo que hace que nos cuesta aprender”. (Esta vez no incluimos al Sisimite, que ni idea tiene cómo hay gente que se tropieza dos veces en la misma piedra.)

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