José Reina Valenzuela. Una lectura del proceso independentista y sus protagonistas

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28 de agosto de 2021
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José Reina Valenzuela. Una lectura del proceso independentista y sus protagonistas

(Parte II)

Por: Rolando Sierra Fonseca

En la biografía sobre Dionisio de Herrera hace un llamado para ubicar a este personaje cabalmente en la historia de Honduras:

“A Dionisio de Herrera no se le ha dado a conocer como merecen sus altos méritos de prócer de nuestra independencia, como organizador del Estado, como jurista y como legislador. Se le ha visto con cierta apatía: para él nuestros poetas han regateado las odas que con entusiasmo escribieran en honor de algunas mediocridades políticas; nuestros historiadores se han limitado a transcribir parrafadas tomadas de autores de otras latitudes y, cuando se han referido a Herrera, no vibra en sus renglones la devoción que un hombre de su talla merece; nuestros artistas han modelado en el barro y el bronce otras figuras que, si bien forman parte de nuestra esencia espiritual, no alcanzan la cumbre, exceptuando a Valle, Morazán y Cabañas, en que aquel prócer está colocado”. (Reina, 1966, 273).

Reina a lo largo de su obra reflexionó sobre Honduras y sus personajes más importantes de la vida política e intelectual del país y vio cómo muchos de ellos fueron víctimas de la ley y el derecho. Ello le llevó a escribir lo siguiente:

“Qué desdichada ha sido Honduras en cuanto al respeto que la ley impone por sí misma, al respeto que merece la vida de los ciudadanos, la propiedad de los ciudadanos, la seguridad de los ciudadanos. ¡Cuántos atropellos se ha cometido invocando la majestad de la ley! ¡Cuántas vidas se han segado, acribillado a balazos a ciudadanos indefensos en nombre de la ley! ¡Cuántas fortunas amasadas en años y años de incansable fatiga se han dilapidado en beneficio de unos cuantos sinvergüenzas que las hurtaron en nombre de la ley!”. (Reina, 1966, 273).

Sobre Cabañas destacó “La casa del duelo pronto se llenó de gente para ver por última vez al ‘General’, que estaba allí en su féretro, sereno con su patriarcal barba blanca, la barba cuyo color era igual al de su corazón, con su uniforme militar azul marino con ribetes rojos y dorados. Ya no recorría más los polvorientos caminos de la Patria Grande, y no habría ya quien los recorriera por lograr aquel ideal hermoso, porque con él, con Cabañas, había muerto el último oficial de Morazán. El Partido Liberal guardaba duelo y en el alto mástil de la plaza, frente al cabildo, el pabellón nacional flotaba a media asta con un negro crespón en señal de duelo de la Patria”. (Reina, 1984).

Su visión de la independencia de Centroamérica

Es en su libro Hondureños en la independencia de Centroamérica que Reina Valenzuela realiza un detallado análisis de cómo Honduras participa en la independencia de la corona española en 1821. Antes de este libro dentro de la historiografía hondureña sobre la independencia sobresalen el trabajo de tesis del primer historiador hondureño graduado en la Universidad San Carlos de Guatemala, Guillermo Mayes Huete: Honduras en la independencia de Centroamérica (1955). Una investigación en los archivos de Guatemala y en los archivos generales de Centroamérica, escribió esta historia de la participación de Honduras en la independencia de Centroamérica. La tesis fue publicada por entregas en la revista Ariel, que dirigió Medardo Mejía. El siguiente trabajo sobre Honduras y el proceso de independencia fue publicado en 1973 por Filander Díaz Chávez, con el libro La independencia de Centroamérica: dilatado proceso de liberación nacional, que es una nueva historia de independencia escrita desde una perspectiva marxista y desde un análisis espacial.

El libro Reina después de los Mayes Huete y Díaz Chávez representa, hasta ahora, el relato más completo sobre cómo la provincia de Honduras en el contexto de la Capitanía General de Guatemala participa del proceso independentista de 1821. El libro tiene una perspectiva de cambiar una historia épica y de héroes para conceptualizar y problematizar más allá de la narrativa del 15 de septiembre 1821 y la firma del acta.

Son dos supuestos de los que partió este autor para construir su narrativa sobre Honduras y la independencia. El primero, es que Honduras participa en el proceso de independencia por una serie de factores y circunstancias como su condición de abandono y aislamiento respecto de la capital de la Capitanía General de Guatemala y de la misma corona española. Lo cual significó el desarrollo de una conciencia no solo de los criollos como de los mulatos respecto de sus oportunidades dentro de la estructura colonial española. El segundo supuesto, está relacionado con el resultado de la independencia para Honduras y el problema de origen de la nación hondureña: la división entre Comayagua y Tegucigalpa que marca el origen del problema de la emergencia de una Estado nacional en el país. (Reina, 1978, 17).

Para Reina Valenzuela, en la provincia de Honduras la idea independentista puede rastrearse desde mucho antes de esa fecha. Identifica a muchos hombres y mujeres, portadores de ideas y de acciones que identifican afines a la idea de la independencia a lo largo del territorio de la provincia de Honduras. Para analizar este proceso Reina organiza el libro en cuatro grandes apartados. En el primero estudia el medio político y social de la provincia de Honduras dentro de la Capitanía General, cómo el fenómeno de la ilustración se desarrolla en Honduras y las resonancias de los sucesos de España en la regional provincia. Asimismo, estudia la influencia de la ilustración y las ideas sobre la libertad en la provincia de Honduras.

En el segundo apartado titulado Los hombres y los hechos, establece la etapa revolucionaria que vive en el continente y la región y particularmente se centra en la importancia de analizar los levantamientos de la población de Tegucigalpa en 1812 como origen del proceso independentista de la provincia. A partir de 1812 se dieron una serie de procesos de “infidencia” hasta 1821, en los cuales varios hondureños son investigados y perseguidos por propagar las ideas independentistas. Destaca en el caso de Honduras que fue una provincia marginal de Guatemala por lo tanto se dieron planteamientos en torno a la necesidad de separación de la provincia de la Capitanía General de Guatemala y del gobierno español. En esa línea analizó la participación de Honduras en la Corte de Cádiz por parte de los diputados orientados a recuperar la territorialidad de la provincia respecto de Guatemala.

Por otra parte, vincula los levantamientos de Tegucigalpa como antecedentes de las ideas independentistas. En concreto el 1 de enero de 1812 se dio un levantamiento en Tegucigalpa que fue organizado por dos figuras que tienen que ser rescatadas dentro de la historia de Honduras como figuras pioneras del proceso de independencia a los frailes franciscanos José Heredia y fray Antonio Rojas. Ellos vivían en el convento San Francisco. Junto a un grupo de cerca de cien ciudadanos hicieron un levantamiento popular debido a que en ese momento las autoridades de Tegucigalpa querían reelegirse. El levantamiento fue para protestar para que se nombrara figuras nacionales. Únicamente se nombraban a los que venían directamente desde España. A su vez el padre Heredia y el padre Rojas prepararon a muchos indígenas en la causa de libertad de la independencia.

En ese sentido analizó la influencia de las de las cortes de Cádiz y su constitución con las figuras hondureñas de la independencia de Centroamérica y busca acercarse dónde estaba el pueblo en el proceso independentista de la región.

En ese contexto, es que ubica figuras como Francisco Antonio Márquez y Dionisio de Herrera que tuvieron una centralidad en la proclamación de la independencia de Honduras y su vinculación con José Cecilio del Valle y Francisco Morazán dentro de la red familiar y política a favor de la independencia. Herrera fue un activista independentista y organizador de mítines donde se discutieron los acontecimientos en España, México, las luchas en Bolívar y San Martín. En julio de 1821 fue diputado en las Cortes por la aceptación de la Constitución de Cádiz, siendo alcalde de Tegucigalpa, redactó el Acta de Independencia del entonces todavía separadas provincias de Comayagua y Tegucigalpa, anunciado el 28 de septiembre en ambas provincias, y el padre Márquez que fue el mentor político de Francisco Morazán, y amigo de Herrera, y son las figuras analizadas por Reina Valenzuela.

El padre Márquez tuvo un destacado papel, porque por un lado fue quien forma a varios de los jóvenes en ese momento, que después serán jefes de Estado, y luego es una figura fundamental porque después de la independencia cuando se dio un intento de división cuando Comayagua quería unirse a México y Tegucigalpa a Guatemala y el padre Márquez logra que se mantenga la unidad de la provincia de Honduras, y por eso el primer Congreso se celebra en Cedros, precisamente buscando un punto intermedio entre Tegucigalpa y Comayagua.

Para Reina el conocimiento de este período y sus actores, era necesario, ante todo, porque: “… los hondureños tenemos una deuda no pagada con aquellos hombres que lucharon de una u otra forma a favor de la emancipación política proclamada el 15 de septiembre de 1821, y les debemos una guirnalda de rosas por su martirio, rosas rojas de encendida devoción, y un laurel de reconocimiento por su patriotismo. Como próceres, solo mencionamos a Valle, a Herrera y a Márquez; escasamente a Diego Vijil, de vez en cuando con cautela a Joaquín y Juan Lindo, y nunca a José Francisco Morejón, a José Santiago Milla, a Juan Esteban Milla, a Francisco Javier Aguirre o al doctrinero de las tribus indígenas de Yoro, fray José Antonio Rojas”. (Reina, 1978, 173).

La figura del abogado José Santiago Milla, de Gracias, que de hecho fue uno de los firmantes del acta de independencia porque era el representante de los abogados, quien incluso fue preso por andar difundiendo las ideas de la libertad.

En un cuarto apartado centra la proclamación de la independencia explicando cómo se llevó a la firma del acta de 1821 y su significado para Honduras por medio del análisis de los juramentos y actas de proclamación de independencia de Tegucigalpa y Comayagua, en sus similitudes y diferencias.

En el último apartado titulado Los resultados, analiza cómo se desarrolla la provincia post independencia, en la conflictividad territorial entre Comayagua y Tegucigalpa es donde estudia un punto de perderse la territorialidad proveniente del período colonial. Analizó la anexión de Centroamérica el imperio mexicano, cómo el emergente Estado de Honduras experimentó una serie de conflictos de unidad. Comayagua quería ser un Estado independiente de Tegucigalpa, y esta a su vez se quería unir territorialmente con la provincia de León en Nicaragua para desde ahí plantear los problemas de la emergente nación hondureña.

Consideraciones finales

Sin duda la obra historiográfica de Reina Valenzuela es de gran significado en el país por lo sostenida y novedosa en el abordaje de los temas estudiados y en especial por su acercamiento al estudio del proceso independentista de 1821 y sus principales personajes al rescatar algunas de las figuras que no fueron rescatadas por la historiografía liberal del siglo XIX.

Sus dos supuestos en los que basa su narrativa sobre Honduras y la independencia sobre la provincia marginal y las diferencias territoriales entre Comayagua y Tegucigalpa constituyen un interesante referente a profundizar sobre los factores que influyeron en las ideas independentistas en el país. Asimismo, es importante seguir estudiando a los personajes que fueron procesados por “infidencia” por proclamar la importancia de la independencia para la provincia de Honduras.

Dentro de la historiografía hondureña sobre la independencia son todavía muchos los vacíos. No se conoce la participación de los diferentes grupos, como los indígenas, o de las diferentes clases sociales, las redes políticas e intelectuales a las que pertenecían figuras como Herrera, Márquez, y que son constitutivas de la independencia. No se ha estudiado con mayor profundidad cómo fue asumida por el pueblo en Comayagua y en Tegucigalpa la llegada de los Pliegos de la Independencia, mientras que en otros países hay estudios a nivel de los municipios sobre cómo fue recibida el Acta de Independencia y de cómo se jura la independencia a nivel municipal.

En este contexto del bicentenario su libro Hondureños en la independencia de Centroamérica, como los de Mayes Huete y Filander Díaz Chávez siguen siendo referentes y puntos de partida para profundizar sobre este proceso y su significado en la emergencia de Honduras como nación. Es importante hacer relecturas, revisar lo que se ha escrito e investigado hasta ahora.

Bibliografía
Argueta, M. (2004). Diccionario de escritores hondureños. Editorial Universitaria: Tegucigalpa.
Díaz Chávez, F. (1973. La independencia de Centroamérica: dilatado proceso de liberación nacional. FEUH: Tegucigalpa.
Euraque, D. (2008). Historiografía de Honduras. Instituto Hondureño de Antropología e Historia: Tegucigalpa.
Guillermo Mayes Huete, G. (1955). Honduras en la independencia de Centroamérica y la anexión a México. Tesis USAC: Guatemala.
Oquelí, R. (1986). Los hondureños y las ideas. Editorial Universitaria: Tegucigalpa.
Reina Valenzuela, José. (1946). José Cecilio del Valle y las ciencias naturales. Imprenta Calderón: Tegucigalpa.
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Reina Valenzuela, J. (1978). Hondureños en la independencia de Centroamérica. Esso Estándar Oil, S.A. LTA: Tegucigalpa.
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Sierra Fonseca, R. (2001b). Colonia, independencia y reforma. Una introducción a la historiografía hondureña (1876-2000). Editorial UPNFM: Tegucigalpa.

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