¿A dónde vas, ciudadano?

MA
/
8 de septiembre de 2021
/
12:45 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
¿A dónde vas, ciudadano?

Guillermo Fiallos A.

Transcurrido el sorteo para averiguar cómo quedaron las posiciones de los partidos y candidatos políticos en el lienzo electoral, las sorpresas continuarían.
Y no se crea que después de la tempestad vino la calma…, pues el circo apenas comienza, y aun cuando escuchamos expresiones cuasi folclóricas para asegurar que se situaron en la mejor posición del edredón electoral, hay otros que no quedaron contentos.

Nadie les entiende, pues algunos indican que son los primeros por gracia divina; otros que los últimos son quienes encabezan la preferencia del electorado; que el 4 representa los cuatro puntos cardinales por donde se llevarán el triunfo; que quedaron en la mitad y por tanto, son el centro; que los 12 apóstoles le acompañan; que El Chavo del 8 tiene el triunfo asegurado; que nunca representarán para la población un martes 13 o un domingo 7; que configuran los 5 dedos de la mano; que La Chilindrina, Don Ramón y Doña Clotilde, La Bruja del 71…; en fin, todo un anfiteatro de consuelos y desconsuelos.

Sin embargo, hay quienes no quedaron conformes y afirman que el orden en el que salieron ciertos candidatos, es por un pacto que tienen estos con Satanás; o porque contrataron los eficaces servicios de la famosa y esotérica astróloga de los lagos y volcanes, especialista en ciencias ocultas y brebajes medievales. Solo faltó ante tanto relajo y muestras de mujeres y hombres cavernarios, que apareciera Doña Florinda junto a Quico, quien -seguramente- les hubiera gritado tres veces su icónica palabra que la tendrían bien merecida.
¿Quién les entiende a estos políticos que continúan dando muestras de su inmadurez e incapacidad para gobernar Honduras?

En ese cubrecama electoral, está difícil ubicar por quién votar. Es más, hasta hay algunos que afirman no se celebrarán elecciones y se está tejiendo una trama maquiavélica para que ello se cumpla. De tener asomos de verdad ese rumor, sería lo peor que podría pasarle a la patria; la cual, de concretarse ese hecho, desaparecería del mapa mundial del concierto de naciones, dejando antes retratada, una tragedia colmada de luto, dolor y sacrificio de inocentes.

Se necesitan sistemas transparentes en las elecciones y que no existan dudas de quién ganó, pues si se deja expresar y contar diáfanamente la voluntad del pueblo; se deberá aceptar el veredicto. No obstante, aquí en Honduras, no se actúa con nitidez y, por eso, tenemos la cultura de la sospecha y de la no aceptación.
Es tiempo que todos los políticos -y no escribo nuestros, porque estoy seguro que no son ni suyos ni míos-, encarrilen sus actuaciones pensando por una única vez en el bienestar de Honduras.

Si todo se hace de forma limpia, lo más importante no es quién gane la Presidencia de la República, sino, cómo quede conformado el Congreso Nacional. Por ello, es vital que, a la hora de votar, ningún partido político tenga la mayoría en este poder del Estado. Lo anterior indica que debemos navegar con nuestro voto a través de la toalla electoral para marcar por los mejores, honestos, no vendibles y aptos candidatos a diputados, (situación difícil de encontrar y completar, pero hagamos la lucha y tratemos que ocurra el milagro).

De no estar repartidas las fuerzas en el Congreso Nacional, nos va pasar lo que sucede en la realidad actual, en la cual el partido de gobierno tiene la mayoría y, por eso ignominiosamente, hace y deshace a su antojo. Ya en el pasado, ayudó enormemente la conformación de diferentes fuerzas en su seno, para que el otro innombrable que se quería petrificar en el poder, no se consolidara y fue así como no logró sus perversas ambiciones.
Sabemos que la siguiente es una labor difícil, pero hay que llevarla a cabo: es momento que los ciudadanos comunes y corrientes reflexionemos y que decidamos con muchísimo esfuerzo, según criterio propio, a quién dar el voto para presidente de la República; pero, especialmente, cómo vamos a repartir el voto en la colcha electoral para diputados al Congreso Nacional. Ahí está la clave para que funcione el sistema de pesos y contrapesos propuesto por Montesquieu.

Cada quien va ir a votar libremente y al momento de estar emitiendo su voto, seguramente, su conciencia le dirá: ¿quo vado, civis? (¿a dónde vas, ciudadano?); y entonces, si somos responsables, vamos a responder: ego bona fide praebere ita ut non suffragium ergo iterum me crucifigere (voy a votar con conciencia para que no me crucifiquen nuevamente).

¡Honduras primero! ¡Honduras ayer, hoy y siempre!

Más de Columnistas
Lo Más Visto