José Cecilio del Valle y los políticos

MA
/
8 de septiembre de 2021
/
12:50 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
José Cecilio del Valle y los políticos

Rafael Delgado Elvir

En medio de esos agitados años antes, durante y después de la independencia, Centroamérica contaba con un grupo de líderes que aspiraban a hacer los cambios y a dirigir la naciente nación centroamericana. Entre esa lista de líderes unos abogaban por cambios más rápidos, otros por cambios pausados, algunos pensando más en una República centralizada, otros aspirando a una República Federal. Todos con sus méritos y sus debilidades que ilustra lo difícil del ambiente centroamericano y de la complejidad de los acontecimientos desarrollándose. Sin embargo, las decenas de investigaciones al respecto que se han hecho para desentrañar todo ese capítulo de la historia centroamericana de las tres primeras décadas del siglo diecinueve, coinciden en otorgar un sitial muy especial al cholutecano José Cecilio del Valle.

Sus errores en su dilatada trayectoria como funcionario, en la cual le tocó fungir en diferentes posiciones del engranaje colonial, las conocemos. Quizás con mucho mejor detalle que sus méritos en el debate de aquel momento que surgió entre las diferentes clases que aspiraban al control del poder político en Centroamérica. Pero ya que además de un prominente funcionario y político, fue un prolífico escritor y estudioso, dejó claro en sus ensayos que lo que parece ser no siempre lo es. Para él, todos los sectores poderosos de Guatemala, conocidos por su larga trayectoria de opresión hacia otras clases y a las provincias del resto de Centroamérica, hicieron suyo el proyecto indepedentista. Lo impulsaron y lo lograron con el mismo interés con el que habían actuado cuando expoliaban con el monopolio del comercio exterior a los productores de las provincias; los criollos poderosos hicieron suyo el proyecto con el mismo afán con que por décadas controlaron todas las posiciones claves del gobierno colonial. Renegaban del poder colonial cuando vieron en las transformaciones constitucionalistas y liberales de España una amenaza para sus negocios y el poder político que tenían en Centroamérica compartido con los mismos peninsulares. José Cecilio del Valle supo ver el bosque y más allá de los árboles repudiando la actitud de las clases dominantes, cuestión que tampoco le generó simpatías en los que no podían entender el todo.

Desanexada Centroamérica del efímero Imperio Mexicano, Valle se entregó a la labor de apoyar desde diferentes funciones la construcción de la Federación Centroamericana, dejando constancia en diferentes ensayos, cartas y discursos su posición sobre temas constitucionales, asuntos de comercio exterior, de finanzas públicas, de educación, de producción y de empleo. Todos los temas fundamentales fueron abordados con el mejor espíritu centroamericanista. Ocupó altas posiciones en la federación y no pudo llegar en dos ocasiones a ser presidente de Centroamérica: primero por una maniobra en el conteo de los votos y en la segunda ocasión por que se le cruzó la muerte.

Hoy podemos ver mejor lo que ocurrió en aquel entonces y vemos en la persona de José Cecilio del Valle una conjunción de características perdidas en el tiempo, nada observables en el ambiente político actual de Honduras. Esa conjunción de atributos intelectuales y políticos, que permitiría un mejor entendimiento de los problemas, apoyaría la elaboración de soluciones y el surgimiento de un liderazgo auténtico están ausentes en los que aspiran a cargos de elección popular en todos los niveles. Vaya desgracia la nuestra no contar con líderes formados con competencias para realizar análisis profundos y producir propuestas. A pesar del culto que le prodigamos a lo largo y ancho de todo el país, no pasan de ser frases huecas. Lo que prevalece es todo lo contrario a lo que Valle fue y representó.

Los partidos políticos y sus cúpulas han fracasado estrepitosamente en ser los espacios donde se cultivan las ideas, el estudio y el compromiso por el bien común. Ahora lo que tenemos son las bufonadas de los políticos agitando banderas frente a públicos irreflexivos, risas forzadas y entusiasmos superficiales que no tapan las vergüenzas del pasado; promesas superficiales y desconectadas que nadie mucho menos ellos mismos creen. En fin, algo totalmente ajeno al legado que nos dejara José Cecilio del Valle.

Más de Columnistas
Lo Más Visto