Meditaciones en el otrora “Mes de la Patria”

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10 de septiembre de 2021
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12:05 am
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Meditaciones en el otrora “Mes de la Patria”

¿Vuelven los oscuros malandrines del 80?

Por: Óscar Armando Valladares

Siempre habrá tiempo y espacio para las cosas limpias y sencillas. Agradecer, por ejemplo, el gesto espontáneo de una felicitación, de un cariñoso mensaje, provenientes de amigos, conocidos e incluso de personas allegadas por lo que uno hace o escribe en bien de los demás, o porque asume sin dádivas ni recompensas una empresa de interés común. La historia propia y general recoge -un poco a regañadientes- valiosas ejecutorias de varones y mujeres abocados a servir y no ser viles dechados de maldad. María Josefa y Morazán, Martí y su compatricia Alicia Alonso, Pierre y Marie Curie, Gandhi e Indira, Francisco -el papa argentino- y Teresa -la misionera de Calcuta-, hacen por mil…

Nada fácil es echarse a cuestas el peso de un compromiso y no evadirlo nunca. Hasta el refranero hace mofa al advertir que un redentor puede acabar como el hijo de José y María. Contrariamente, el picarillo de siete suelas, el surtidor de alabanzas, el que se pega por paga al poderoso, el burócrata entronizado, obran y oran sin preocupación, y a buen seguro cada cual remeda lo que el viejo Horacio decía con insolencia: “El populacho puede silbarme, pero cuando voy a mi casa y pienso en mi dinero me aplaudo a mí mismo”.

En el mes de septiembre -ni modo, en solitario- honra recordar al padre del republicanismo centroamericano, relegado tras el espejo de una efeméride que, de un lado, pretende reflejar el rostro de una quimérica independencia de dos siglos, rostro aún más arrugado en 2013 por el mal pandémico de las ZEDE; por otra parte propende -a la usanza cachureca- desvalorar el sacrificio de Morazán consumado a propósito un 15 de septiembre, 21 años después del Acta que dispuso la separación de España. ¿Por qué esa conducta maquinada? Porque la causa del prócer promovía y promueve un proyecto social de avanzada e intrínsecamente soberano, y los adversarios que tuvo acaudillaban los intereses de la época, los mismos que hoy mandan, como él diría, “con mano amaestrada en el delito”.

Por tales circunstancias y motivos, en las celebraciones septembrinas no sonarán los nombres de quienes han aupado sus móviles independentistas. No habrá tampoco alguien que en el recinto evocatorio tome de Morazán estas palabras: “Hombres que habéis abusado de los derechos más sagrados del pueblo por un sordo y mezquino interés, con vosotros hablo, enemigos de la independencia y libertad”, y si un participante osase salir con la lectura de la “Oración del hondureño”, rompería la tibieza del programa al tener que decir a carrera tendida el tramo vigoroso y mancillado: “Respetaré sus símbolos eternos y la memoria de sus próceres… y no olvidaré jamás que mi primer deber será, en todo tiempo, defender con valor su soberanía, su integridad territorial, su dignidad de nación independiente; prefiriendo morir mil veces antes que ver profanado su suelo, roto su escudo, vencido su brillante pabellón”.

Ser o no ser, porfiaba Hamlet. Si por tres largos siglos, el cañón y la cruz nos sumieron en la colonia; si la corona inglesa, en su etapa victoriana, nos entrampó en su dominio; si para rematar, Estados Unidos entró y afincó su tutelaje económico, ideológico y militar -desde años atrás de la última centuria-, vaya usted a saber lo que en el fondo conmemoramos y de qué solvencia cívica y moral nos enorgullecemos en el otrora “mes de la patria”.

Quien relea los escritos de Ramón Oquelí, verá esta cita de su tocayo Ramón Amaya Amador varias veces repetida, en señal de que ambos la daban por valedera: “Tenemos tanta fe en el triunfo del pueblo hondureño, en su verdadero triunfo histórico, como el más fiel y sincero devoto puede tener fe en Dios. El camino de la democracia, el camino de la cultura, el camino de la solidaridad humana, están sembrados de escollos; no se anda por ellos sin sacrificios, pero los pueblos saben avanzar por ellos y escalar sus cúspides con arrojo, valentía e inteligencia”. Las treinta propuestas del proyectado gobierno de Xiomara Castro, esbozadas el domingo 5, pueden ser el inicio de ese avance popular, si la ciudadanía vota contundentemente el próximo 28 de noviembre.

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