¿Conoces la génesis de tu capital?

ZV
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11 de septiembre de 2021
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12:59 am
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¿Conoces la génesis de tu capital?

Esas “vueltas de La Leona”.

¡HOLA, HOLA! amigos lectores donde se encuentren. Cada semana, cada reportaje, tiene sus distintas reacciones.

Labor que no es de ahora. Desde hace muchos años escribimos sobre el paso de la historia en sus diferentes facetas. En lo social, político, económico. Del orgullo que se diluye e identidad nacional. Y continuamos. Este año, en el marco del Bicentenario de nuestra Independencia Patria.

Barrios altos. Un legendario bus amarrillo en la “Vuelta del Perro Ahorcado”. Del barrio El Bosque a “Buenos Aires”.

ORIGENES

Este modesto aporte que educa, que destila cultura general, en las viejas generaciones provoca la nostalgia -para ejemplo- ver calles y senderos por los que transitó su niñez y juventud. En las nuevas, se les brinda conocer mejor la génesis de sus ciudades. De su país.

Los amables amigos vierten sus comentarios. Otros expertos comentan -de acuerdo a sus profesiones y tertulias de café – lo que aquí se publica sobre la historia de donde viene el origen de la capital. Hoy, abordando su ordenamiento irregular.

En mejores palabras, más bien el desorden que imperó desde mucho tiempo atrás. Desde sus comienzos.

Es con la llegada de un nuevo alcalde mayor a Tegucigalpa, el capitán Joan Lobato, que se implementan las ordenanzas de planificación. Corría el año de 1608.

Reordena su trazado. Le da al paraje la forma “parrilla” que aún perdura en los barrios del Centro y la Plazuela. Posteriormente La Moncada y barrio Abajo.

Cuesta hacia barrio Buenos Aires.

“DAMERO”

Este tipo de planeamiento a modo de “damero” viene del “plan hipodámico”. Apelativo proveniente del nombre del arquitecto griego Hipodamo de Mileto, considerado como uno de los padres del urbanismo europeo.

Este profesional organiza una urbe mediante el diseño de sus calles en ángulo recto. Crea manzanas rectangulares que provocan ventajas pero también inconvenientes. Entre sus beneficios: una configuración perfectamente distinguible en su trazado vial. Su parcelamiento es más fácil por la regularidad de formas de sus cuadras.

Aquí viene lo interesante. La historia registra que no es una disposición adecuada en ciudades de abrupta topografía. La fuerte pendiente de las calles de la capital es un inconveniente.

Aquí viene el contraste. Pero vista en otros ojos, le pintan a la capital el paisaje de encanto, propio para bohemios, poetas y pintores… Si se aprecia con la otra óptica de la vida. La más sensible que despierta sentimientos de nostalgia y suspiros.

Para el siglo XVIII el minúsculo llano de Tegucigalpa era de apenas 50 hectáreas. Y ya rebasaba con sus cuarenta y tantas cuadras- única área propicia en el delineado recto de calles-La Villa de San Miguel no tuvo más remedio que extenderse hacia las faldas de los cerros al norte y a las cuencas empinadas de los ríos Choluteca y Chiquito.

Bajada de “La Fuente”.

¿QUÉ PROVOCÓ?

Esto provocó una red de calles, callejuelas y callejones que en su adaptación al terreno originó muchas inclinaciones severas, otras serpenteantes. Solo da un vistazo a cuestas como la del “Perro Ahorcado”, subida al barrio El Bosque.

O las llamadas “vueltas de La Leona” en forma de “s” pronunciada en donde los “galones”, como se les llama a estos legendarios y “largos” buses amarillos que desde siempre transportan pasajeros al barrio el Bosque y Buenos Aires. Fui uno de ellos.

Sus hábiles conductores hacen malabares para sortear estas estrechas curvas y llevar a clientes a su destino en los barrios altos de nuestra capital.

Otra. La subida a este sector, pero viniendo de La Ronda allá por donde el otrora famoso “Tijuil”. O la empinada al mismo Buenos Aires que se le llamó “Cuesta del Café Corona” ya que en su comienzo quedaba aquí la fábrica de tan aromoso producto. Con el tiempo aquí tuvo sus primeras operaciones la firma Diunsa.

Y en sus alas,” las graditas” que conectan a la bajada de La Fuente por el lado de donde nació La Universidad José Cecilio del Valle en los comienzos de los ochentas. Aquí estudié mi periodismo complementado con la UNAH.

Más inclinaciones convertidas en gradas y escalinatas hay por todos estos lados. Otro típico ejemplo es lo que se llamó “el barranco” de La Hoya. Con una profundidad entre 12 y 20 varas castellanas que se extendía desde lo que hoy son los barrios San Rafael hasta La Merced.

Las gradas que de Guajoco comunican con La Leona. Están aún, atrás del edificio Folgar. Te llevan a La Alhambra y a la casona frente al parque del mismo nombre.

Gradas hacia barrio “La Leona”.

LAS PRIMERAS

En la antigüedad, en sus génesis, se dice que para solventar y conectar todos estos predios capitalinos a la trama vial colonial, autoridades ediles decidieron construir las primeras calles escalonadas o llamadas escalinatas en los barrios El Olvido y La Hoya.

Misma situación con la “hondonada” del barrio EL Jazmín que se extiende hasta el suroeste de La Moncada, agravándose con su desplome en 1850. Claro, con el tiempo parte de todo esto se ha mejorado y ampliado, pero ahí están. Para dar color a un retrato de la Tegucigalpa de ayer… y siempre.

Y por hoy hasta aquí. Hemos dejado otra HUELLA imborrable en el pedregoso camino de un ya largo trajinar. Nos leeremos, si Dios quiere el próximo sábado.

QUE EL SEÑOR NOS CUIDE A TODOS

(Comentarios y más a mi correo: [email protected] y en FB Carlos Arturo Matute)

AYER Y HOY. Bajada de La Leona a La Ronda. En esa foto del ayer al fondo, aquel recordado “molino rojo”. Tegucigalpa de ayer…y siempre.
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