EEUU conmemora 20 años de los atentados más mortíferos de la historia

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11 de septiembre de 2021
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05:00 am
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EEUU conmemora 20 años de los atentados más mortíferos de la historia

El vuelo 11 de American Airlines, un Boeing 767 que se dirigía de Boston a Los Ángeles con 92 personas a bordo, impacta a 790 km/h contra la torre norte del World Trade Center. (LASSERFOTO AFP)

Nueva York (AFP). Estados Unidos conmemora este sábado el 20 aniversario de los peores atentados de su historia con el presidente Joe Biden debilitado por el final caótico de la guerra en Afganistán, lanzada en represalia por esos ataques de Al Qaida que sacudieron al mundo.

Veinte años después, la emoción sigue viva en un país conmocionado por los ataques del 11 de septiembre de 2001. Esa mañana, 19 terroristas, la mayoría saudíes, miembros de la organización Al Qaida, secuestraron cuatro aviones comerciales y los estrellaron contra las Torres Gemelas de Nueva York, el Pentágono a las afueras de Washington, mientras un cuarto, presuntamente dirigido al Congreso, cayó en un campo en Pensilvania.

El dolor todavía está vivo en las familias de los desaparecidos: “Tengo la sensación de que acaba de ocurrir”, dice Mónica Iken-Murphy, viuda de un agente de bolsa de 37 años que trabajaba en el 84º piso de la torre sur.

El presidente Biden y su esposa Jill son esperados en Nueva York para participar en la ceremonia de homenaje, en la que, como cada año, se leerán los nombres de las 2,977 personas que perecieron en los ataques.

La pareja presidencial, que estará acompañada por otros expresidentes en el acto, se desplazará posteriormente a Pensilvania y al Pentágono donde también rendirán homenaje a las víctimas y depositarán sendas coronas. No está previsto que el presidente pronuncie ningún discurso.

La denominada Zona Cero de Manhattan, donde otrora se erigían las Torres Gemelas, se ha convertido en un lugar de peregrinación y homenaje a los fallecidos. Los dos edificios fueron reemplazados por un monumento, una inmensa fuente con forma de piscina cuyas paredes funcionan como suaves cascadas y llevan inscritos los nombres de las 2,753 víctimas de Nueva York.

A un lado, en el museo memorial del 11S, se expone un trozo de escalera por donde pudieron escapar algunos de los que milagrosamente sobrevivieron, trozos de muro de los edificios convertidos en un amasijo de escombros, vigas de acero retorcidas por el calor del fuego que originó el impacto de los aviones cargados con combustible, fotografías de las víctimas y la reconstitución con imágenes de lo que fue aquel día frenético que mantuvo a más de 2,000 millones de personas en el mundo pegadas a sus televisores, a la radio o a las pantallas de las computadoras.

El presidente de EE. UU., Joe Biden, llamó a la unidad en su país y a dejar atrás el miedo, en un mensaje con motivo del vigésimo aniversario de los atentados del 11-S. (LASSERFOTO AFP)

LOS ATAQUES

El vuelo 11 de American Airlines, un Boeing 767 que se dirigía de Boston a Los Ángeles con 92 personas a bordo -incluidos cinco yihadistas-, impacta a 790 km/h contra la torre norte del World Trade Center, abriendo una enorme brecha en los pisos superiores del edificio, que quedan en llamas. Una espesa columna de humo se eleva desde los pisos superiores del rascacielos.

El vuelo 175 de United Airlines, también un Boeing 767 que despegó de Boston con destino a Los Ángeles con 65 personas a bordo -incluidos cinco yihadistas-, se estrella a 950 km/h contra los pisos superiores de la torre sur y genera una gigantesca explosión.

El entonces presidente George W. Bush comienza a leer un cuento a niños de una escuela primaria de Sarasota, Florida, cuando su jefe de gabinete le susurra al oído: “Un segundo avión golpeó la otra torre. Estados Unidos está bajo ataque”.

La Administración Federal de Aviación (FAA) impide el despegue de todos los aviones en el territorio nacional.

Bush anuncia en la escuela de Florida que debe regresar de inmediato a Washington a causa de “un aparente ataque terrorista”.

El vuelo 77 de American Airlines con 64 personas a bordo, que había despegado del aeropuerto Washington-Dulles, en Virginia, y se dirigía a San Francisco, se estrella contra la fachada oeste del Pentágono tras ser secuestrado por cinco yihadistas.

La torre sur del WTC se desploma en 10 segundos, en medio de un diluvio de fuego, acero y polvo. El impacto es tal que jamás se encontraron los rastros de ADN de cientos de víctimas.

El vuelo 93 de United Airlines que viajaba de Newark a San Francisco se estrella en el campo en Shanksville, Pensilvania, con 44 personas a bordo, incluidos cuatro yihadistas. Algunos pasajeros, informados por teléfono celular de lo que estaba ocurriendo en Nueva York, lucharon contra los terroristas que habían secuestrado el avión e impidieron que éste se estrellara contra el Congreso, el Pentágono o la Casa Blanca en Washington, DC.

Estados Unidos conmemora el vigésimo aniversario de los atentados del 11-S (LASSERFOTO AFP)

La torre norte del WTC se derrumba 102 minutos después de haber sido atacada. Una inmensa nube de polvo cubre todo el sur de Manhattan.

George W. Bush, evacuado a la base aérea de Barksdale, Luisiana, pone a las fuerzas armadas en “estado de alerta máxima” y promete “perseguir y castigar a los cobardes responsables” de los atentados. El presidente es trasladado luego a la base aérea de Offutt, en Nebraska (centro), antes de regresar a la Casa Blanca a las 19:00 horas.

George W. Bush se dirige a los estadounidenses desde el despacho oval de la Casa Blanca y denuncia “actos terroristas despreciables, malvados”. Promete hallar a los responsables y asegura que Washington “no hará diferencias entre los terroristas que cometieron estos actos y aquellos que los albergan”.

En las dos décadas siguientes, un nuevo rascacielos se erigió en Manhattan para reemplazar las Torres Gemelas. El cabecilla de Al Qaida, Osama Bin Laden, fue asesinado.

Los atentados “afectaron a todo el mundo de una forma u otra”, comenta a la AFP Patricia Litewski, de 52 años, que fue a Nueva York desde Illinois para visitar por segunda vez el museo.

Las generaciones futuras, ¿lo verán como una tragedia espectacular, pero finalmente menor, o como un giro fundamental en la trayectoria de Estados Unidos y de la política internacional?”, se pregunta Walt al tiempo que se responde que “el significado” de un hecho histórico “depende de los que le interpretan (…) estadounidenses, afganos, iraquíes, saudíes o europeos”.

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