Misterio rodea crimen de escritor y su esposa

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12 de septiembre de 2021
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08:20 pm
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Misterio rodea crimen de escritor y su esposa

Un velo de misterio rodea las causas del crimen perpetrado contra Óscar Lizandro Salgado y su esposa Nery Esperanza Jiménez Navarro.

Un escritor, y su esposa eran la pareja encontrada muerta a disparos, la tarde del sábado, en el interior de una lujosa camioneta en una calle de tierra en la entrada a la aldea Cantoral a unos 30 kilómetros de Tegucigalpa, sobre la carretera que conduce hacia el departamento de Olancho.

Las víctimas, Óscar Lizandro Salgado y su esposa Nery Esperanza Jiménez Navarro,

tenían su domicilio en la residencial Villa Elena entre las aldeas de Guasculile y El Durazno en el extremo norte de la periferia de Tegucigalpa.

Salgado, oriundo de Juticalpa, Olancho, fue descrito como un escritor de varios libros con temas de historia y sociales, entre estos, “la más sangrienta facción de Olancho 1864-1865”. También fungió como regidor de la Alcaldía Municipal del Distrito Central (AMDC) en una administración anterior por parte del Partido Nacional de Honduras.

Amigos también recordaron a esta pareja como exempresarios dueños de la cadena de tiendas de electrodomésticos Cofinol que por muchos años operaron en el centro de Tegucigalpa.

Últimamente este sólido matrimonio de 47 años de casados servía a Dios en una iglesia evangélica, de acuerdo a hermanos en Cristo que no se explicaban el crimen perpetrado con extrema saña.

Nery Esperanza Jiménez Navarro, de cálida sonrisa y de trato amable siempre fue vista trabajando hombro a hombro con su amado.

Los cuerpos fueron encontrados por pobladores en el interior de la camioneta Hyundai, gris plateado, placas PDG 9403 en un caso “complejo y misterioso” para agentes de la Policía Nacional que se desplazaron de inmediato hasta la escena del doble crimen.

Salgado estaba inerte frente al volante y Jiménez Navarro se encontraba a su lado con perforaciones de bala en partes vitales del cuerpo. En primera instancia se presume que las víctimas fueron llevadas cautivas bajo amenazas de muerte hasta esa zona alejada, escondida entre arbustos de carbón y zarzas a unos 20 metros de la carretera principal. Tampoco se descarta que fueron interceptados en emboscada por móvil no establecido.

Personal del Departamento de Ciencias Forenses llegó acompañado de fiscales del Ministerio Público (MP) para proceder al levantamiento de los cadáveres y llevarlos hasta la morgue donde fueron reclamados por familiares. Un equipo de la Dirección Policial de Investigaciones (DPI) inició el proceso orientado a dar con el paradero de los criminales.

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