DISTINTOS INTERESES

ZV
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13 de septiembre de 2021
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12:58 am
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DISTINTOS INTERESES

DECÍAMOS ayer que sentimos mucho exteriorizar nuestras dudas que de esas conversaciones entre el gobierno mexicano y el norteamericano –del denominado Diálogo Económico de Alto Nivel (DEAN)– saldrán planes realistas acorde al interés de los países centroamericanos. Obviamente que Washington busca maneras de reducir los flujos migratorios a los Estados Unidos –con la mejor buena intención– atacando la raíz del masivo peregrinaje desde los lugares de origen. Sin embargo sobre la mejor forma de procurar trabajos y oportunidades a gente desesperada y de enfrentar los problemas de falta de seguridad, de vulnerabilidades y de pobreza –ahora agravada por la peste sanitaria, los mercados colapsados y las empresas lastimadas– que son las causas perentorias por las cuales nacionales buscan afuera lo que no encuentran en su país –ya que la necesidad obliga– sentimos desengañarlos que eso vaya a ocurrir con México jugando el papel de intermediario entre los norteamericanos y la región centroamericana.

Bajo la coyuntura de la urgencia migratoria el gobierno mexicano buscará atender sus problemas domésticos, no los ajenos. Por supuesto que a AMLO le encantaría que Washington proporcionara los dineros –y saludar con sombrero ajeno– para financiar sus proyectos «Sembrando Vida» y «Jóvenes Construyendo el Futuro». Esos son los nombres llamativos que le clavaron a miserables donativos –desembolsaron apenas $20 millones– para tapar el ojo al macho a la inexistencia de un tal “plan integral de desarrollo” para el Triángulo Norte que nunca arrancó. Como si se tratara de limosna a pueblos menesterosos para que, con esa enjuta aportación –pero que se agradece– alivianen el peso de la cruz del atraso que llevan a cuestas. La realidad es que los intereses de México en lo relativo al problema migratorio son distintos al de los centroamericanos. En el editorial anterior tocamos algunos aspectos del viejo interés de los gobiernos mexicanos de resolver la abismal inequidad que padecen sus comunidades paupérrimas del sur respecto al desarrollo portentoso de sus Estados del norte. Y cualquier arreglo al que llegue el régimen azteca con el norteamericano ¿creen ustedes que AMLO vaya a velar por su propia necesidad interna o por el interés de sus vecinos del sur con los que mantienen –desde décadas atrás– una fría relación de bastante indiferencia. Cuando Trump amenazó al gobierno mexicano con represalias arancelarias si no atajaban de tajo las caravanas, corrió a desplazar 27 mil efectivos para interceptar viajeros y devolverlos. Que no reciben tratos de buenos amigos, ni respeto a los derechos humanos, ni los trabajos que ofreció a sus afligidos hermanos trovadores.

Más bien, los que regresan a su territorio a esperar que los jueces norteamericanos resuelvan su solicitud de asilo –porque también sirve de “tercer país seguro” bajo un programa “esperar en México” y dizque no acepta injerencias porque México es soberano– soportan inclemencias insufribles en refugios de mala muerte. Por lo anterior –dicho sin ánimo de lastimar a nadie, ya que también aclaramos que a México le guardamos el mayor de los cariños, si honrados recibimos, con hondo sentimiento de gratitud, el Collar de la Orden Mexicana del Águila Azteca, y de agradecimiento por su presencia en Honduras cuando fue víctima de destrozos del bíblico huracán– es que este espinoso fenómeno migratorio debe ser abordado entre los Estados Unidos y C.A., sin intermediario. ¿No les parecería que hablar de planes que aborden las raíces del problema migratorio y de soluciones debió contar con el parecer de todo el conjunto? Ello es, analizado también bajo el interés, la óptica, las prioridades de las naciones centroamericanas. Los planes para que sean efectivos se hacen escuchando todas las partes y no únicamente a los gobiernos, porque el gobierno, también, solo es parte del todo. Y no solo escuchando, sino que incluyendo en la ecuación el equilibrio de todos los intereses. Ya en el pasado, por otras razones –los desbordes poblacionales de entonces obedecían a distintas circunstancias– enfocada a la violencia armada y el conflicto intestino que padeció la región centroamericana en la década de los 80, los norteamericanos enviaron una comitiva exploratoria de alto nivel (“fact finding”). A investigar, en cada uno de estos países, la naturaleza de esos trastornos que amenazaban su seguridad nacional. Como a nosotros nos tocó ser contraparte de las reuniones de trabajo sostenidas aquí en Honduras, algo recordamos del debate y a qué conclusiones se llegaron. (Como se nos agotó el espacio –y no ajusta ni para relatar qué vela encendió el Sisimite en aquella ocasión– en otros escritos continuaremos desarrollando este asunto).

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