La otra cara del Bicentenario

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15 de septiembre de 2021
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03:34 am
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La otra cara del Bicentenario

La huelga de 1954 dio origen a las leyes labores de la actualidad.

La otra cara del Bicentenario: Presidentes por dos días, reformas, guerras civiles, golpes de Estado, huelgas, militarismo, huracanes y el regreso de la democracia

Los 200 años de intendencia -con respecto de España- que se cumplen este día es un intrincado proceso durante el cual gobernaron más de 54 presidentes, uno de ellos tan solo dos días y se produjeron reformas inconclusas, guerras civiles, dictaduras, huracanes, magnicidios, golpes de Estado, robusta cultura y largo período democrático.

El fervor patrio oficial con motivo del Bicentenario pasa por alto una realidad que para los historiadores sigue siendo latente: Independientes de España, sí, pero independiente, en el sentido estricto de la palabra, no. Algún día.

“La independencia es un proceso continuo, se construye día con el esfuerzo de todos”, dice al respecto Virgilio Maradiaga, profesor de Historia de Honduras de la Universidad Pedagógica Nacional “Francisco Morazán (UPN-FM).

“Vemos celebraciones que nada tienen que ver con el contexto histórico, por eso, nos estamos quedando con lo que llamamos memoria histórica”, agrega por su lado, Óscar Zelaya, también historiador de la UPNFM.

AZAROZA VIDA INDEPENDIENTE

José María Medina fue presidente siete veces entre 1962-1975 y después fue fusilado.

En lo que sí coinciden los historiadores es que dos siglos de emancipación política no se borran fácilmente ni tampoco ha sido fácil construir el país como tal. El profesor de antropología de la Universidad de París, André -Marcel D’Ans autor del libro “Honduras: Difícil emergencia de una nación, de un Estado”, editado en 1996, explica que la dificultad que tenían los franceses para ubicar a Honduras en el mapa, el nombre de su moneda y de su capital. “casi siempre se pensaba que estaba en Suramérica”, dice a pesar de ser un país, agrega, casi igual a la Alemania Oriental y claramente más grande que Hungría o Austria.

Sucede que después de 1821, la vida independiente para Honduras fue complicada, como dan cuenta los tantos libros disponibles. “Aparecieron en Honduras los primeros caudillos disputándose el privilegio de regir los destinos del naciente Estado y agitando entre banderas del nefasto personalismo”, relata Lucas Paredes en su obra clásica de 1958 “Drama político de Honduras”.

Se refiere a que tardaron 45 años para que Honduras tuviera un Escudo y una Bandera Nacional y 96 años, un Himno Nacional. Fue hasta 1933 que se publicó el mapa que conocemos ahora y fueron por esos mismos años que terminaron más de 50 guerras y levantamientos civiles durante los cuales hubo de todo: Presidentes que duraron pocos días, como Felipe Nery Medina, entre el 13 – 15 de abril de 1839, magnicidios como el del presidente José Santos Guardiola a cargo de su propia escolta el 11 de enero de 1862.

No puede pasar por alto los fusilamientos de presidentes como el del prócer Francisco Morazán, precisamente el 15 de septiembre de 1842, siendo gobernante de Honduras y el de José María Medina, el 23 de enero de 1878, después de haber gobernado siete veces el país entre 1862 y 1875.

Se suman asimismo incontables golpes de Estado, desde el perpetrado al general y prócer de la patria José Trinidad Cabañas el 6 de octubre de 1855, siendo los últimos el de Ramón Villeda Morales en 1963; Ramón Ernesto Cruz en 1972 y José Manuel Zelaya Rosales en 2009.

IGNORANDO EL PASADO

El huracán Mitch en 1998 es uno de los peores en la historia de Honduras.

Al enmarcar todos estos hechos en su libro “Honduras en el siglo XX. Una síntesis histórica”, el escritor hondureño Marvin Barahona señala que “la búsqueda de una explicación coherente de la historia contemporánea no es gratuita. Los retos que Honduras debe enfrentar en el nuevo milenio ameritan de su pasado”.

Es casi seguro, agrega Barahona, doctor en ciencias sociales por la universidad de Bélgica, que los jóvenes de ahora- ni la clase política- conocen el significado de “República B Bananera”, ni la dictadura de Tiburcio Carías Andino, la huelga de 1954, la lucha sufragista de las mujeres o las violaciones de los derechos humanos en los años 80. Esto se debe, añade, a que “el presente de Honduras se construye, en gran medida, ignorando su pasado”.

“Andamos tan mal, explica Liby Ventura, historiador nacional con estudios de doctorado en historia universal en Israel, que ni siquiera sabemos distinguir que la independencia fue una acción de los criollos y no de los mestizos ni menos los indígenas para quienes este hecho no modificó en absoluto la relación colonial. Después de 1821, agrega, persiste la relación de exclusión de los pueblos originarios hasta nuestros días.

El historiador recalca que la afirmación que la independencia es una voluntad de los pueblos de aquel entonces es una falacia como las que suelen utilizar hoy en días los funcionarios de gobierno cuando atribuyen alguna decisión a toda la sociedad para darle legitimidad que todo mundo sabe que no tiene.

NO TODO ESTÁ PERDIDO

Luego de regímenes militares, Honduras regresó a la democracia en 1980.

Frente a todos estos avatares de Honduras, el escritor Juan Ramón Martínez sigue siendo optimista de cara al futuro. En su condición de coordinador de las celebraciones oficiales del Bicentenario-cargo que aceptó por amor patriótico y con poco respaldo presupuestario, aclara- considera que no todo está perdido y que en estos 200 años lo más importante es rescatar “el orgullo nacional, que todos los hondureños se involucren en la celebración para que aprendamos qué hemos hecho bien en estos 200 años para replicarlo y lo que hemos hecho mal lo evitemos”.

El historiador deja claro que “los políticos ha sido el principal problema del país. “La calidad de los políticos deja mucho que desear, por problemas de formación y por falta de conocimiento de la realidad del país”.

A su juicio, el país ha tenido difíciles en el pasado reciente como el militarismo de los años 60 y 70, los huracanes Fifi (1974), Mitch (1998) Eta y Iota (2020), y la pandemia de coronavirus actual, mientras que, la fundación de la UNAH en 1847, la reforma liberal de Marco Aurelio Soto en 1876, la huelga de 1954 y el retorno a la democracia en 1980 ha sido los momentos más positivos de los tiempos actuales. (EG)

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