Creación de empleos masivos

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16 de septiembre de 2021
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12:03 am
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Creación de empleos masivos

BARLOVENTO:

Por: Segisfredo Infante

Bueno. Ya pasó el quince de septiembre. La clase dirigente hondureña continuará, por un largo tramo histórico, ignorando el pensamiento de José Cecilio del Valle en materia de racionalidad económica y en otras ramas del saber, quien fuera el único que en aquel proceso de fundación de la República Federal de América Central, poseía conocimientos reales respecto de los modos necesarios para construir un aparato económico que jamás se construyó, en tanto que los demás próceres estaban enredados en otros quehaceres inmediatistas que al final de la jornada se disolvieron.

Del Valle era consciente, o cuando menos poseía la clara intuición, que cualquier proyecto estatal se vendría a pique sin el indispensable respaldo económico y financiero creado por la misma sociedad, especialmente por un empresariado vigoroso. Incluso, los proyectos educativos del “Estado” (en donde hasta los indios llegarían a convertirse en filósofos), que tanto apasionaban al prócer cholutecano, se vendrían al suelo si carecían de aquella base financiera que siempre proviene de los impuestos, directos e indirectos, y de los servicios, en cualquier parte del globo. Siempre y cuando nunca sean impuestos confiscatorios, como a veces ocurre. Esto bien lo saben los estadistas verdaderos actuales de cualquier bando ideológico (hasta “Pepe” Mujica en Uruguay), sea que hayan nacido en el continente americano; en pueblos africanos remotos o en las Islas Fiyi. Los países desarrollados de Europa, con altos logros de bienestar social, los han conseguido a base de impuestos al empresariado y a la misma clase media. Esto lo pueden constatar (por si nadie me creyera) preguntando a los liberales y conservadores. Pero, especialmente, le pueden preguntar a los socialdemócratas y a los socialcristianos europeos. Sin producción real y sin impuestos justos, se derrumban el “Estado” y el gobierno.

No se crean empleos masivos de la nada, como si acaso sacaran un conejo de un sombrero. Del empresariado “maquilero” de la zona norte del país, que es el segundo empleador formal en Honduras, su contribución principal, además de crear empleos masivos, ha sido el de añadir valor agregado a las familias y vendedores ambulantes. Las maquilas, tipo “Zips”, fueron el resultado de un largo proceso de negociaciones desde la administración liberal de José Azcona Hoyo. Continuaron y se consolidaron durante el gobierno nacionalista de Rafael Leonardo Callejas, con la aquiescencia, posterior, del ingeniero Carlos Flores y del licenciado Ricardo Maduro Joest, a veces frente a una dura adversidad. En este punto recuerdo que las empresas maquileras originarias, o “zonas francas”, fueron satanizadas al comienzo, en El Salvador, y más tarde en Honduras, la tierra de José Cecilio del Valle y Francisco Morazán. Después los dirigentes sandinistas de Nicaragua han querido llevarse “la maquila hondureña” para los predios de Rubén
Darío, motivo por el cual también recuerdo al comandante Bayardo Arce en La Ceiba; lo recuerdo, personalmente, solicitando a la “Standard Fruit Company”, sobre todo al subgerente Romero Baca, que por favor la empresa frutera retornara a invertir en Nicaragua. Porque sobre la base de los recuerdos bien documentados es que se sostiene la historia científica, que muchos confunden con ideología superficial.

Los empleos masivos exitosos, en cualquier país, son el resultado de tres factores principales: La permisibilidad de los gobiernos, del “Estado” y sus instituciones, es decir, la libertad de empresa. Segundo: La presencia de inversionistas nacionales expansivos, que salgan de sus agujeros tradicionales. Tercero: La llegada de poderosos inversionistas extranjeros imaginativos, que perciban que en tal o cual país existe un ambiente jurídico propicio para cualquier proyecto legal, sin las consabidas trabas burocráticas que suelen atravesarse en muchos países “tercer y cuarto mundistas”. La conjugación fluida de estos tres factores resulta vital para cualquier despegue económico, incluso cuando solamente existe mano de obra barata y poco calificada. En este punto me gustaría hablar, en algún momento, sobre la experiencia de un país poderoso actual que utilizó la teoría de la “plusvalía”, o del “valor objetivo”, pero al revés, para salir de su inmensa pobreza y de su atraso milenario. En este punto reforzaría unas conversaciones casi accidentales con el dirigente obrero de la zona norte don Agapito Robleda (QEPD), y con un profesor querido y respetado, con el cual hablamos de estabilidad y de racionalidad económica.

Me gustaría escuchar propuestas económicas serias, realistas, de parte de algunos candidatos presidenciales, que sean ajenas a la venganza política y a pensamientos caóticos que podrían perjudicar a nuestros paisanos que coexisten y subsisten en Estados Unidos con sus remesas económicas hacia sus parientes catrachos, y que mantienen con buena salud las reservas monetarias internacionales de Honduras. E incluso, hasta este momento, en El Salvador. Casi todo lo demás es pura verborrea actual bienintencionada, pero demagógica y vacía, venga de donde viniere.

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