Carolina Alduvín
PERFILES
Por: Carolina Alduvín
Nunca se demostró, nunca se admitió, muchos lo gritaron, lo denunciaron reiteradamente y lo reclamaron tanto en 2013 como en 2017, los resultados finales de las elecciones no calzaban con la tendencia que se había observado en muchísimas mesas a lo largo y ancho del país. Se alegó fraude, se pidió revisar voto por voto y casilla por casilla, pero igual, pese a las protestas, manifestaciones, gaseadas e incendios, los que reclamaban tuvieron que conformarse, los organismos internacionales y los diplomáticos con injerencia reconocieron a un mismo ganador en ambas ocasiones. Los que obtuvieron posiciones en el Congreso, avalaron los resultados al tomar posesión de sus curules, las fiestas decembrinas y algunas bajas hicieron quedar las protestas atrás y, con la excepción de un viajecito estéril a la capital del imperio, todo pasó.
Además de los inconformes, muchos pensaron que sí, que hubo fraude, pero que hubiera sido peor que quedara el alegado legítimo ganador, no por ella, o por él, sino por quien manejaba los hilos tras bambalinas. Así que hubo cuatro años más de lo mismo que ya no se quería, pero que podría ser peor. La descomposición se ha hecho más evidente desde entonces, los actos de corrupción ya no se ocultan, ya no son debajo de la mesa, pero tampoco se persiguen, ni se les hace juicio y mucho menos se castiga, sino que se estimula. Hoy que una nueva contienda se acerca, se busca que el proceso sea transparente y la ciudadanía se organiza con el objetivo de vigilar de cerca y minimizar la posibilidad de que se repitan las irregularidades pasadas.
Esta semana, un grupo de organizaciones de la sociedad civil, lanzó en evento público cubierto por los medios el Frente Nacional para Elecciones Limpias, en vista del enorme daño causado por las prácticas antidemocráticas. El Frete Nacional para Elecciones Limpias manifiesta su carácter permanente, ciudadano y sin vinculación directa a partido político alguno, siendo su visión, constituirse en auditor social electoral con el fin de garantizar elecciones limpias, justas, transparentes, eficientes y democráticas que recuperen la credibilidad de los procesos electorales en el país. Su misión es implementar las estrategias necesarias para asegurar que se respete la voluntad soberana de los votantes mediante la conformación de una fuerza ciudadana de defensores de la democracia en los 298 municipios, aspirando a cubrir la mayoría de las juntas receptoras de votos.
Se hizo un llamado a vencer las excusas para no salir a votar y se propuso al Consejo Nacional Electoral se les reconozca como un ente auditor social electoral, a que se les brinde el apoyo necesario para cumplir su objetivo, dado que es un derecho ciudadano. A la vez se invitó a toda la ciudadanía que aspira a cambiar lo que le genera incomodidad de parte de los gobernantes, a sumarse a la causa de vigilar las urnas de sus comunidades y verificar que los resultados que se publiquen sean fieles a lo acontecido en cada localidad. Solo será un día cada cuatro años, lo que se les pide para dar inicio a un cambio para mejorar.
También se hizo un llamado patriótico a las autoridades civiles y militares, otras organizaciones sociales, a la empresa privada, medios de comunicación y comunidad internacional a sumarse a tal esfuerzo. Fue claro el énfasis en la necesidad de recuperar la legitimidad para los gobiernos venideros, de modo que se pueda revertir paso a paso la profunda crisis social, política y económica que se ha agudizado en la última década. Un gobierno legítimo, avalado por una ciudadanía vigilante del proceso, eleva la credibilidad del país, tanto en el desempeño de sus instituciones, como en el ámbito internacional.
Es importante que no se repitan los desórdenes callejeros derivados de la percepción de un viraje en los resultados, luego de una falla técnica -real o fabricada- para evitar muertos, heridos, golpeados, gaseados, encarcelados, exilados y el consiguiente dolor para sus familiares. Que no haya destrucción irracional de propiedad pública y privada, que no ocurran bloqueos en las vías de comunicación y, por ende, retrasos y desajustes en las actividades económicas. Que no se siga ahuyentado a los inversionistas nacionales y haya confianza para atraer a los extranjeros. Que se dé la posibilidad de hacer florecer el Estado de derecho, la correcta institucionalidad, el sistema de justicia y el combate frontal a la corrupción y a la impunidad. Con elecciones limpias ganamos todos y debe ser un esfuerzo de todos.
