La insistidera

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19 de septiembre de 2021
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12:02 am
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La insistidera

Por: Hernán Antonio Bermúdez

“Un libro debe ser el hacha para el mar congelado dentro de nosotros”. Franz Kafka
”Cartas a amigos, familia y editores”.

“Con tanta insistidera…”. (P. 156)

Giovanni Rodríguez ha publicado Las noches en la Casa del Sol Naciente, novela policial que hereda al personaje López de su libro anterior Los días y los muertos, metamorfoseado de periodista que era allí, a detective que es ahora.

Claro, hoy el lector se entera que el nombre completo del individuo en ciernes es “Edgar Allan D. López Davis”, y hace bien el autor en llamarle así, pues no en vano. “Los asesinatos en la calle Morgue” de Edgar Allan Poe se puede catalogar como la primera historia de detectives propiamente tal. Con ese antecedente nominal, y como siempre con “un crimen, un sospechoso, un detective” (P.158) a bordo, se desbroza el terreno para este nuevo empeño narrativo de Giovanni Rodríguez.

La muerte en las historias de crímenes se convierte en un objeto de indagación o pesquisa, en cuerpo a ser “disecado”, en materia de análisis. Y para ello, “había que revisar las notas de la libreta, establecer las conexiones precisas, combinar la intuición y el razonamiento, aunque también la suerte” (P. 143).

Ya se sabe que la literatura, como el arte, intenta “reflejar” la sociedad a través del “espejo roto” de la subjetividad del autor. Y se ha dicho que el misterio es el único factor irracional que no puede eliminar la racionalidad burguesa.

En Las noches en la Casa del Sol Naciente el abordaje del autor a las investigaciones criminales nunca es “en línea recta”, sino ambiguo y multiforme. La historia salta de punto en punto como una cámara de cine, con el ángulo de visión constantemente alterado.

Pero está entretejida con tanta habilidad que el suspenso no deja de aumentar, y el lector rara vez se cansa del esfuerzo requerido para rastrear las complejidades de la trama.

Así, su buceo realístico en capas sucesivas de la sociedad sampedrana, de su costado más oscuro, le da a la novela una hondura poco frecuente en un “thriller”.

Ross McDonald, el prolífico autor norteamericano de novelas policiales, decía que sus historias si bien no cuentan la “verdad desnuda”, se liberan de la vida real y de sus sentimientos abigarrados para ingresar a un mundo más claro y ordenado, en el cual la ficción presenta sus versiones concentradas y aterradoras de la verdad.

Eso es justamente lo que acomete Giovanni Rodríguez en esta novela donde los personajes, las relaciones y las circunstancias se anudan, la memoria y la invención tejen un tejido de vidas relacionadas entre sí. En ese ámbito, de confuso azar, el detective López vive y palpa la violencia desatada en la ciudad y, a menudo, se preocupa más por ese fenómeno letal que atraviesa Las noches en la Casa del Sol Naciente con insistencia (o “insistidera”) que por el desentrañamiento de los misterios nocturnos que despuntan en el Valle de Sula.

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