Melissa Merlo y su “Casa de Poetas”

ZV
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19 de septiembre de 2021
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12:01 am
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Melissa Merlo y su “Casa de Poetas”

Clave de SOL

Por: Segisfredo Infante

Hace veinte años me hice la promesa, a mí mismo, de nunca volver a leer novelas, mucho menos “best sellers”. Eso sí, leí mucha novela en mi segunda juventud. Por eso dije que me quedaría con los clásicos, incluyendo los del siglo veinte. Creo haber explicado los dos motivos principales de aquella renuncia, que nada tienen que ver con lo que postulaba Borges: Que las novelas son un “ripio”. Pero, como casi toda regla esconde sus excepciones, allá a las cansadas me topo con una novela que me llama más o menos la atención. O que tal vez me parece una obligación moral hojearla o leerla.

Con la escritora Melissa Merlo me une la amistad espontánea desde hace quince años aproximados, cuando integramos el “Círculo Universal de Tegucigalpa Kurt Gödel”, en un momento en que las intrigas, los enconos políticos y los dogmas ideológicos, presentaban en Honduras un estándar de aceptable tolerancia. Podría decirse que a veces eran inexistentes. Casi nadie subrayaba las diferencias mutuas. En consecuencia crecí, espiritualmente, con el discurrir de un par de décadas en que podíamos abordar todos los temas habidos y por haber, sin prejuicios políticos y sin lanzarle sobre el rostro a nadie aquellos reproches ideológicos estereotipados. Naturalmente que existían las diferencias; pero, casi nunca, ocupaban el primer plano. Recuerdo haber conversado horas completas, durante meses, semanas y años, con el “comandante” Mario Sosa Navarro (QEPD) y con el sindicalista Luis Alonso Morel (QEPD), más conocido como “Pelón Morel”. También con Carlos Antonio Arita Valdivieso (QEPD), quien al final de su vida retornó al cristianismo católico. Todos parecían dispensarme respeto. Las conversaciones, por regla general, eran sobre libros, artículos, lecturas, autonomías y tópicos divertidos.

La escritora que hoy nos ocupa ha hecho llegar hasta mis manos, en el curso del presente año, su novela “Casa de Poetas”, con una dedicatoria especial: “Mi muy querido amigo Segisfredo, gracias por darle luz a este libro, con la palabra poética. Recibe todo mi cariño. Melissa Merlo. Abril 2021”. Conviene recordar que, con la profesora universitaria de literatura, realizamos un par de programas de televisión enfocados en la obra de Lucila Gamero de Medina y me parece que en la de Clementina Suárez. Porque esta novela trae a mi memoria las apetencias e inclinaciones intelectuales de Melissa, en ligamen con su sensibilidad poética amorosa. Y tal vez erótica.

“Casa de Poetas” es una novela en donde los tiempos cronológicos no son nada lineales. El doctor Manuel Salinas Pagoada (QEPD) hubiese dicho que se trata de un tiempo circular. A mí me parece que Melissa utiliza los compartimentos estancos propios de cierta narrativa experimental del siglo veinte, incluyendo “Rayuela” y sus mosaicos narrativos en la concepción de Julio Cortázar. El epicentro geográfico de la novela de Melissa es un lugar remoto de Honduras, un pueblito con fantasmas, chismes, monasterio, ermita, galería de arte, escuela primaria, amor, ferias de libros, concursos de poesía y música, con burdel incluido, que se parece a varios municipios de nuestra historia, “anclados en el tiempo” colonial, o decimonónico, como le hubiese gustado decir al periodista español José Martínez Ruiz Azorín. El susodicho pueblito se llama San Isidro Labrador. Personalmente desconozco su ubicación. Pero al leer la novela pienso en San Marcos de Ocotepeque, en Juticalpa, en Choluteca, en Güinope o en la misma Danlí, de donde es oriunda nuestra escritora. A ese lugar remoto llega un visitante olanchano, adinerado, desde San Pedro Sula (Francisco Castellanos), con la orden testamentaria de comprar un inmueble, esto es, la “Casa de Poetas”, administrada por Angélica Jirón y por unos fantasmas familiares de un pasado cuasi mítico. Tales fantasmas hacen pensar en la obra “Pedro Páramo” de Juan Rulfo, en donde se entrecruzan los vivos y los muchos muertos: la realidad y la ficción abrumadora.

Una peculiaridad de esta novela de Melissa Merlo es que sus páginas están salpicadas de poesía, descripciones arquitectónicas y arte de interiores. Me parece que la autora eligió este sendero cargado con fragancia de rosas, de manera deliberada, por su amor a la poesía. El pueblecito es visitado por un “gran poeta” extranjero llamado Félix Rubén (en clara alusión a Rubén Darío), encargado de recopilar una antología con los mejores versos de los poetas transeúntes, declamados o inscritos, sobre una pared.

“Casa de Poetas” incluye poemas completos de hondureños y extranjeros, y de la misma autora. Entre ellos de Eduar Herrera, Venus Mejía, Segisfredo Infante, Galel Cárdenas, Livio Ramírez, Noé Lima, Armando Maldonado, Perla Rivera, René Novoa, Soledad Altamirano, Yadira Eguigure, Álex Darío Rivera y otros. El poema que incluyó Melissa Merlo, de mi autoría, es el que lleva por título “Te abrí una vez la puerta…”. ¡Mil gracias Melissa, por obsequiarme tu novela poética!

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