El teatro de sombras

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20 de septiembre de 2021
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12:04 am
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El teatro de sombras

Por: PG. Nieto
Asesor y Profesor CISI

Cuaderno de bitácoras. Manejo por el anillo periférico hacia la Basílica de la Virgen de Suyapa. Es festivo. Celebramos el 200 aniversario de la Independencia. Todos los países tienen un día en el que festejan su independencia, en el que se proclamaron libres de alguien. El día de la patria. La socióloga alemana Jutta Allmendinger, estudió hasta quince argumentos diferentes que identifican el concepto “patria”: sociales, territoriales, jurídicos, incluso religiosos. Al cruzarlos descubrió que en todos se repetía una característica: “Sentirse bien”.

La RAE define la independencia como la libertad de un Estado que no es tributario ni depende de otro. Una utopía. Rascando la superficie de cualquier país comprobaremos que no existe tal independencia en esta aldea global, de alguna manera la soberanía está condicionada por la dependencia de terceros. Y sobre el término libertad de la definición: ¿Libertad física, moral…? ¿A cuál se refiere la RAE? Descartemos las definiciones románticas, busquemos zapatos con los que caminar por la vida, sintiendo la realidad del camino, tangible, no virtual. ¿Libertad? Solo retazos en el espejo. “Si no sabemos escuchar a Dios en nuestra conciencia, no seremos libres”, dice el Papa Francisco.

Cerca de la basílica la circulación se ralentiza. El carril de derecho aparece ocupado por vehículos militares de todo tipo: ligeros, artillados, camiones articulados con orugas montadas en las plataformas… militares ocupando los camiones para el transporte de tropas. Banderas de Honduras en las farolas, en los vehículos… enciendo la radio. En la emisora se escucha al Presidente de la República transmitiendo un discurso institucional desde la zona del BCIE: “Hace pocos años Honduras ocupaba el primer lugar como el país más violento del mundo, hoy ya no estamos en esa lista”. Un militar se coloca en medio de la vía deteniendo el tráfico. Está cruzando una formación de cadetes de la Fuerza Naval. Observo a un soldado en uno de los vehículos artillados estacionado en el arcén, revisa la ametralladora alimentada por una cinta con proyectiles de guerra. Son nuestros militares. Hijos de padres, maridos de esposas, padres de hijos; orgullosos por el trabajo que realizan sirviendo al pueblo al que pertenecen, por el que se sacrifican hasta dar la vida cuando es necesario. Son hechos, no palabras de telenovela.

Cambio de emisora. Sintonizo una que lleva toda la legislatura haciendo campaña negativa hacia el gobierno. El locutor está leyendo mensajes de la audiencia, “casualmente” todos en contra de las FFAA: “Los militares son los que mantienen la dictadura, no queremos militares”; “necesitamos más colegios y menos militares”; “los militares deben de estar en los cuarteles”; “¿celebrar la independencia, cuál independencia? El periodista se excusa, dice que es lo que los oyentes envían. Hay que creerle. Ocurre como en los estercoleros, donde solo encontraremos basura. Recuerdo fragmentos del discurso que diera el presidente Obama en una academia militar: “Cuando la sociedad tiene problemas reza a Dios y pide ayuda a los militares; cuando los problemas desaparecen nos olvidamos de Dios, y juzgamos a los militares en lugar de agradecerles su sacrificio”. Es de justicia ser agradecidos con nuestra Policía Nacional y Fuerzas Armadas, por el trabajo impagable que desempeñan en beneficio de Honduras.

En la historia de la humanidad, los militares constituyen uno de los pilares para el nacimiento y consolidación de cualquier sociedad, esto es irrefutable. Muchos avances tecnológicos de los que nos beneficiamos, fueron creados para el ámbito militar, por ejemplo Internet. Vivimos en un teatro de sombras, chinescas, movidas por varillas: intereses, limitaciones y debilidades. No miramos lo que la luz alumbra, la realidad, sino las sombras proyectadas por los medios y redes fecales: deseos y emociones, conjeturas y especulaciones, sobre las que construimos la realidad. Platón lo expuso en su “Mito de la Caverna”. Una alegoría sobre la virtualidad de la que somos prisioneros. Solo con pensamiento crítico, cuestionando la información, romperemos las cadenas de la manipulación.

Los helicópteros sobrevuelan el cielo capitalino, los aviones pasan cerca de la basílica para saludar a la Virgen de Suyapa. En el Acta de Independencia firmada en Guatemala el 15 de septiembre de 1821, el punto 13 dice que la religión oficial del Estado es la religión católica. Desde los orígenes nuestra nación se declaró católica. Tenemos una madre que desde el cielo intercede por Honduras. Estamos bendecidos. Felicidades por el Bicentenario.

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