Un nuevo presupuesto con los mismos problemas

MA
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21 de septiembre de 2021
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12:54 am
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Un nuevo presupuesto con los mismos problemas

Rafael Delgado

Desde hace mucho tiempo se han escuchado los reclamos en el país respecto a los presupuestos públicos que cada año envía el Poder Ejecutivo al Congreso Nacional para su aprobación. Molesta saber que la política fiscal pone acentos en lo innecesario, contribuyendo poco al logro de los objetivos nacionales. Observar que para la cúpula de Casa Presidencial se asignan en el presupuesto del 2022 alrededor de 1,700 millones y para el Congreso Nacional 1,200 millones, mientras que a Ciencia y Tecnología se contemplan solamente 56 millones de lempiras, refleja mucho sobre las prioridades del actual partido gobernante. Constatar que ahora la partida más grande en el presupuesto es de casi 53 mil millones y es para pagar deuda pública, mientras para Agricultura y Ganadería se asignan 2 mil millones de lempiras, indica claramente sobre el camino equivocado que se ha recorrido en los años pasados. Ver que el endeudamiento adicional para el año 2022 está programado en 51 mil millones de lempiras, casi lo mismo que se va a pagar en deuda por las obligaciones pasadas, ilustra además mucho sobre los desequilibrios que resultan de años de desaciertos.

Igualmente se ha escuchado el reclamo general al comprobarse que al final el presupuesto enviado al Congreso Nacional no va a tener ninguna discusión ni modificación especial para mejorarlo. Caerá nuevamente en otro espacio donde no habrá lugar para consideraciones bien pensadas en favor de una política fiscal fundamentada, ni habrá explicaciones sobre las decisiones tomadas. Probablemente ocurra lo que siempre ha sucedido: se le dispensan los debates al anteproyecto de presupuesto y termina siendo aprobado en una noche donde los diputados sin mucho conocimiento se limitan a levantar la mano según los lineamientos de sus caporales que negociaron alguna modificación a alguna partida, pero totalmente desligados estos acuerdos de los verdaderos propósitos del presupuesto público.

Particularmente desde el capítulo noroccidental del Colegio Hondureño de Economistas nos hemos pronunciado públicamente en reiteradas ocasiones respecto a las profundas reformas que requiere este instrumento de política económica. Hemos insistido en el abordaje integral de la problemática fiscal del país haciendo una revisión tanto de los gastos corrientes que absorben gran parte del presupuesto; de la inversión pública que ya cayó a niveles mínimos; de los ingresos fiscales que cada vez más se sostienen con el Impuesto Sobre la Venta y del debilitamiento de los ingresos provenientes de las empresas públicas.

Siempre hemos insistido en las acrecentadas necesidades que deben ser abordadas desde la política fiscal y que requieren de mayores recursos. Pero bien gastados y bien invertidos. Por ello se ha insistido que antes del aumento automático de los montos asignados a los presupuestos es necesario reducir las exoneraciones creadas bajo la sombra de las componendas entre algunos sectores de la empresa privada y los políticos, para dejar solamente las que se justifican porque realmente generan un beneficio mayor que el sacrificio fiscal. Es imperativo cortar el derroche del gasto corriente de la alta burocracia en sueldos y salarios desorbitados, la contratación innecesaria de empleados, así como los gastos que solamente se entienden y tienen efecto para fines electoreros. Deben de terminar las inversiones con licitaciones supuestamente competitivas que resultan con sobreprecios del 100% y más.

Debe de terminar como vía para solucionar cualquier desbalance, el incremento en la recaudación tributaria que castiga a los mismos que ya pagan sus impuestos. Se debe dar paso a una gestión de los recursos públicos caracterizados por la austeridad, la eficiencia y la rendición de cuentas.

Todo lo anterior reduciría la presión de incrementar el endeudamiento del país que ya alcanza dimensiones alarmantes para el contribuyente que en el futuro tendrá que pagar esos compromisos de los políticos de hoy. La carga anual de la deuda pública es para el 2022 igual al presupuesto de Educación y Salud Pública. Representa además el 50% de los ingresos tributarios presupuestados. Con ello está más claro que recorremos un camino equivocado y que enmendar no ha estado en los puntos de la agenda de los que nos mal gobiernan que necesitan más dinero para sus propósitos particulares de mantenerse en el poder.

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