ACADEMIA Y ESTADO: Orígenes de la Universidad de Honduras 1830-1847.

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25 de septiembre de 2021
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01:05 am
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ACADEMIA Y ESTADO: Orígenes de la Universidad de Honduras 1830-1847.

Ismael Zepeda

Señores miembros de la Academia Hondureña de la Lengua.

Estimados invitados a este acto de presentación del libro del historiador y literato Albany Flores G.

Estimadas señoras y señores

Siempre que asistimos a la presentación de un libro en una sociedad que rivaliza con la creación literaria, la historiografía y la idea de lo cultural, es un motivo de gran satisfacción y un llamado a redoblar esfuerzos porque cada día construyamos esa Ciudad de las Letras en donde el paraíso sea, simbólicamente, una biblioteca. Esa representación borgiana de un mundo feliz más allá de nuestros días debe significar que la idea de la felicidad, como lo expresa el escritor Flores Garca, es un atributo esencial de la ilustración liberal (p,103). Aún cuando las Constituciones Políticas en esta porción geográfica del mundo no consignó esa noción en una norma jurídica de obligatorio cumplimiento. Ese imperativo categórico no funcionó en los breves gobiernos de la bandera del liberalismo filosófico. Por ello, la obra de Albany Flores, debe inscribirse en el mundo de la historia de las ideas, siguiendo la tradición de Isaiah Berlin, 1909-1997, y de Peter Watson, 1943, y no de la historia cultural de Peter Burke. Lo relevante de la obra que comentamos es su perspectiva de la historia de las ideas. Ahora qué hay del contenido de ella.

De entrada, Albany Flores rompe con la tradición historiografía de narrar la historia de la Universidad de Honduras desde una mirada cronológica, Guardiola Cubas., (1955); Reina V., (1986); Cerrato V., (1947) y Alvarado G., (1955), por señalar los exponentes de esa tradición. Al romper con la tradición historiográfica se enfila a una construcción teórica de perfil sociológica: La Universidad Hispanoamericana es una “universidad constructora de Estados”. (p,43) obviamente, el desarrollo de la idea queda aprisionada en la corta temporalidad de su investigación. Creo que a una visión de mayor duración puede lograr demostrar que la Universidad de Honduras es constructora del Estado, particularmente apreciable en el momento de la Reforma Liberal, 1876-1891. De acuerdo con Marvin Barahona (2005) el mayor legado de la reforma es el intelectual. Figuras destacadas de la intelectualidad nacional que descollaron en el mundo cultural de su época. Por eso, cuando Flores pasa revista de los intelectuales le cuesta hacer un listado más significativo, e incluye miembros de otras latitudes universitarias (p,47). Sin embargo, abre una nueva tendencia para la investigación historiográfica: el mundo de las ideas en la universidad de Honduras. Sin proponérselo, intenta demostrar la importancia de estudiar a quienes seleccionamos como autores académicos y sus textos, las ideas filosóficas y pedagógicas que se manejaban en ese período. Esta es una tarea pendiente. Y Albany Flores la ha iniciado con su libro: Academia y Estado. Orígenes de la Universidad de Honduras, 1830-147 (Editorial UNAH.2019). Pasa revisión a los gobiernos del licenciado en derecho civil y general Francisco Ferrera, 1841-1844, y de Coronado Chávez, 1845-1846; para indicar los esfuerzos por la educación y el régimen económico para el sostenimiento de los centros escolares y superior. Hay que señalar que el gobierno de Francisco Ferrera desarrolló una política exterior para lograr el reconocimiento de Honduras como nación libre y soberana, separada de la República Federal, desplegando misiones diplomáticas a España, Santa Sede, Francia e Inglaterra. Por lo cual se puede apreciar que la administración de Francisco Ferrera tenía una visión integral del Estado: administrando el orden social y económico a lo interno y exponiendo una diplomacia a lo externo en la búsqueda del reconocimiento a nivel internacional. La visión integral del Estado centralizado por Ferrera fue esencial para la construcción de la nacionalidad hondureña. En el transcurso de la administración Ferrera, surgió una iniciativa de varias familias de Tegucigalpa para fundar una Escuela Superior de Educación y fijaron una renta anual para el mantenimiento de ella. Y el punto fue disminuir los gastos de estudios que incurrían al viajar a León, Nicaragua, y Guatemala. No prosperó esa iniciativa particular. Por otro lado, demuestra que una iniciativa de crear un centro de educación superior antes de la Sociedad del Genio Emprendedor y del Buen Gusto en 1845, era una necesidad social de las familias importantes de Tegucigalpa.

Y a manera de conclusión, la obra del escritor e historiador Albany Flores Garca, es que no distinguimos una teoría del Estado que le brinde consistencia y fortalezca la idea de que la universidad es creadora del Estado. No se responde a qué modelo de Estado aspiró la universidad. Si Estado y universidad se crean como gemelos univitelinos, solo se esfuerza por demostrar la naturaleza esencial de la institución universidad, y deja sin fuerza la idea de institución Estado. Obviamente, el autor configura la idea del Estado como una estructura política, social y jurídica, y eso facilita la comprensión de su trabajo intelectual sin seguir una teoría general del Estado. Por otro parte, el suscrito comentador se adhiere a las conclusiones de la historiadora Ethel García Buchard (pp,101-106) porque expresan sostenidamente las líneas generales de la investigación. La propuesta de Flores Garca es importante a la luz de la historia de las ideas porque nos ayuda a superar nuestra visión de las instituciones como procesos naturales, con lo cual nos hemos olvidado de sus contradicciones y complejidades internas. Este camino es un mérito importante del ensayo histórico: reflexión e interpretación de nuestra institucionalidad. ¡Enhorabuena, Albany Flores Garca!

Tegucigalpa, 10 de septiembre en el año del Bicentenario de nuestra Independencia patria.

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