Debate sobre el debate

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29 de septiembre de 2021
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12:54 am
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Debate sobre el debate

Marzo de mujeres

Carolina Alduvín

A menos de dos meses para las elecciones generales, se impone un debate presidencial, al menos debería ser el caso de una nación democrática, los hechos demuestran que estamos aún muy lejos de serlo, la democracia en construcción que teníamos hasta hace poco más de una década, se vino abajo y, en las elecciones, la decisión a tomar ha sido entre dictaduras de diferente signo. Al parecer, la población -más engañada que ideologizada- ha votado por la de izquierda en dos ocasiones y, su voluntad se ha visto burlada, merced a una astucia y habilidad, varios niveles por encima de aquel detrás de los candidatos que quedaron con los colochos hechos, los trapitos de gala sin estrenar y sus seguidores gaseados, toleteados y hasta presos.

Lo cierto es que el debate no le importa a nadie, sospecho que ni al mismo promotor; veamos, logísticamente sería una pesadilla. ¿Quién en sano juicio va a prestar atención a 15 aspirantes? La mayoría no tiene propuestas, solo anda viendo qué pesca, algunos ya expusieron algo que han llamado plan de gobierno, que suenan más huecos que una caja de cartón llena de aire; sin embargo, si algún valiente se tira a organizar uno, solo con los 4 que tienen caudal, aunque sea de una cifra entera, sabe que los otros 11 podrían hacerle la vida difícil hasta que opte por desistir o, incluir a todos. Entonces, ¿qué mercadólogo aconsejaría patrocinar semejante fiasco?
Los más renuentes son los propios candidatos -excepto el figureti- quienes, por ser más que nada, las fachadas de personajes que ya ejercieron el poder en la silla, cuyo estilo y preferencias ya conocemos, cuando ya hemos visto cuánto daño han sido capaces de hacer desde finales de la primera década del siglo, cuando su agenda no es desconocida, cuando no nos dicen cómo o con qué van a implementar el rosario de promesas en sus planes. No ven la necesidad de exponerse a preguntas incómodas que, de paso ya se las han hecho medios no nacionales y, no han demostrado inteligencia alguna al responder. Por el contrario, no han logrado siquiera hacer el remiendo a su impericia con sus retracciones y confusas aclaraciones sobre los espinosos temas de aborto, diversidad sexual, matrimonio igualitario y conexos, en una sociedad ultraconservadora como en la que vivimos. Exhibiendo aguda carencia de criterio propio.

El delfín, conoce el nivel de instrucción de la mayoría de los votantes, sabe que se mueven en base a emociones, que bien conoce como despertar y aprovechar, ¿a cuenta de qué, va a desaprovechar esa ventaja? A cambio de un discurso que, siendo o no suyo, lo más probable es que lo meta en dificultades innecesarias. El otro, no despierta aprobación, mucho menos simpatía, entre los diezmados partidarios que aún conserva, una vez salidas las liebres, una nutrida silbatina es algo que no se descarta, a menos que sea a puerta cerrada. Es altamente previsible que, el cuarto en discordia plague su discurso con lágrimas sobre la leche derramada hace cuatro años, e improperios en contra del actual régimen en general y del titular del Ejecutivo en particular. Y, si al independiente se le diera tribuna, pues ya sabemos en qué la va a emplear.

Los demás; bueno, los pocos que entre la audiencia sigan despiertos, aprovecharán el lapso para resolver cualquier urgencia o pendiente al final del día o, apagarán el televisor o radio y se retirarán a sus habitaciones. Lo cierto es que, a todos, hasta a los del partido de gobierno que aún conservan un ápice de decencia, les urge un cambio, pero el hartazgo es muy mal consejero, hartos estaban los venezolanos de los políticos y empresarios previos al régimen chavista; ahora, hay millones de refugiados en los países vecinos y lejanos, su economía antes pujante está destruida y la inflación los tiene emitiendo billetes por un millón de sus unidades monetarias, cuyo valor no pasa de los 30 centavos de dólar. Con suministros inexistentes, pese a tener dinero en los bolsillos y gran crisis en todos los ámbitos.

Hartos estaban los mexicanos de algo llamado PRIAN, ahora con su democracia en precario, algo habían avanzado, con todo y la corrupción -no demostrada ni judicializada hasta hoy- con un titular que solo sabe sembrar odio y división, que criminaliza a los científicos por nimiedades, mientras hace el ridículo en el plano internacional con sus caprichos, corrupción disfrazada de austeridad y su absoluta falta de humanidad para con la niñez enferma. Veámonos en esos espejos, no sea que, por cambiar, saltemos de la sartén a las brasas. Haya o no debate.

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