Cardenal Rodríguez: “El amor y la familia no son un plan de ningún humano”

RP
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3 de octubre de 2021
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10:34 am
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Cardenal Rodríguez: “El amor y la familia no son un plan de ningún humano”

En la homilía dominical el cardenal Óscar Andrés Rodríguez Maradiaga, dijo que el amor y la familia no son un plan de ningún humano, tampoco de una legislación o gobierno, el amor y la familia son un proyecto de Dios y es a él a quien se le deben pedir las instrucciones, tampoco tiene que ver con la ideología o movimientos feministas.

“Lo que Dios ha unido que no lo separe el hombre”, ¿Qué significa esta expresión? Dios no quiere mujeres maltratadas y sometidas al varón, Jesús no admite la superioridad del varón y el sometimiento de la mujer, sino el verdadero amor entre ambos, es el ideal del matrimonio de todo cristiano, muchas veces nos encontramos con la realidad de tanto sufrimiento y de tanto divorcio, ahí está Jesús con su comprensión y con su cercanía”, recordó.

“Esta pregunta de los fariseos a Jesús, no se refiere al divorcio tal y como ahora se plantea sino a la desigualdad de derechos entre el hombre y la mujer, el divorcio el repudio era un documento para despedir a la mujer, en esa época era una discriminación de la mujer”, dijo inicialmente.

“Jesús lo que quiere decirnos que es que no acepta esa superioridad de hombre sobre la mujer, es claro que no quiere mujeres maltratadas y sometidas a la voluntad del hombre, lo que sí admite es el verdadero amor entre ambos, porque ese es el sentido del matrimonio cristiano”, dijo.

“El matrimonio cristiano necesita de un encuentro personal permanente con Dios, pero que hay varios puntos que vale la pena profundizar en que muchos de ellos no han sido sacramentos, porque llegaron sin la necesaria preparación o madurez”, dijo.

“Es al creador a quien se le debe pedir las instrucciones y están muy claras en la Biblia, no dijo dejará el hombre a su familia y se unirá a otro hombre, no lo dice la palabra de Dios, pero es una lástima que muchos legisladores no entienden la ley de Dios, y ahí están haciendo caricaturas que llevan ciertamente el daño de la sociedad.

“Hemos hablado del Congreso, de la familia, pero vale la pena que hermanos y hermanas que no nos dejemos desorientar por esas ideologías que quieren imponerse a la fuerza, aun sabiendo que son contra Dios, porque el que no piensa como ellos pues hay que insultarlos, denigrarlo y destruirlo, ahí está bien clara la palabra de Dios.

Lamentó las acciones de algunos grupos feministas desplegados por países como en México y en Medellín Colombia, entre otros, donde estos movimientos han querido incendiar los templos católicos, “vean cómo demonios se sirve de las ideologías para ejecutar signos de absoluta irracionalidad”.

Así como aquellos que creen que dañan a la iglesia escribiendo basura en la Catedral, se dañan a ellos mismos y ellos eso cultura del siglo XXI, es volver al salvajismo, eso no deben darse más en Honduras, la fe cristiana nos dice claramente, somos hijos de un mismo Dios”.

Por consiguiente, si todos somos hijos del mismo padre, todos somos hermanos, aunque se piense de distinta manera, no somos enemigos, en Honduras no podemos permitir que en pleno siglo XXI, se albergue ese tipo de sentimientos.

“Ahora en esta campaña política que se lleva a cabo se verá retratado por quien hay que votar y por quien no, todo aquel que acude al insulto, al ataque personal y que no hace ninguna propuesta decente no merece el voto”.

El cardenal aseguró que lo que se está jugando en las elecciones del 28 de noviembre, no es solo una lucha de partidos políticos sino el futuro de una Honduras mejor, pero no se hace con malos ciudadanos, sino con los mejores ciudadanos y eso es una responsabilidad de cada uno, ya lo hemos dicho en los comunicados de la Conferencia Episcopal.

Si alguna persona sabe, que si algunos de estos o alguna de estas que van buscando cualquier puesto público y no son personas que no están guiadas, formados por valores y principios morales, no deben recibir votos en las urnas, hay que tratar de escoger lo mejor y luchar por el bien común, así como lo dice la palabra de Dios.

Jesús termina diciendo, el que no acepta el Reino de Dios como un niño, no entrará en él, ser como un niño significa reconocer la propia pertenencia, uno descubre quien es, cuando cae en cuenta de quien pertenece, nuestra vida pertenece a Dios y ese es el camino, para aceptar el Reino, que reconozcamos hoy que nuestra vida pertenece a Dios y que nuestro corazón canta la esperanza.

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