Salvador Nasralla y su titánica lucha contra la corrupción

MA
/
5 de octubre de 2021
/
12:57 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
Salvador Nasralla y su titánica  lucha contra la corrupción

Carlos Medrano
Periodista
[email protected]

La lucha y combate en contra de la corrupción es una tarea difícil, peligrosa, titánica y muchas veces incomprendida, es pelear en contra de un monstruo de mil cabezas que ya está establecida en Honduras y que será difícil eliminar, aunque debemos iniciar pronto esta batalla por disminuir.

El funcionario, de acuerdo con su categoría, pide “mordida” por un trámite cuya obligación es resolverlo sin dilación, otros piden dinero por firmar una licitación y otros exigen ser socios por autorizar una concesión; el empresario busca no pagar todos los impuestos que le corresponden y tienen doble contabilidad, mientras el comerciante no da todo el producto que el pueblo paga sacrificadamente.

Los buseros cobran un subsidio que no corresponde, los policías piden dinero para no hacer una esquela ante la falta del conductor, el periodista recibe dinero por alabar al funcionario y los estudiantes “chepean” porque no estudiaron lo suficiente.

En fin, pudiéramos llenar el periódico entero de historias de corrupción desde los gobernantes para abajo, pero pretendemos resaltar personas como Nasralla que han emprendido esta ruta tenaz y llena de espinas.
Su bandera política, desde que inició su carrera, ha sido el combate a la corrupción, argumentando que el país no se puede desarrollar debido a que el dinero se lo roba una clase política y gobernantes que han empobrecido a todo un país.

De manera consistente, el presentador de televisión ha atacado de manera directa a quienes gobernaron y hoy mandan en Honduras, pues no han hecho nada por adecentar a una nación que necesita urgentemente de normas espirituales y morales para cumplir el mandamiento “no robarás”.
Cada gobierno desde la era democrática ha salido con máster de corrupción, son cada vez más ingeniosos, más intrépidos, no tienen vergüenza o algún grado de pena, por lo que hay que cambiar esa predisposición.
Nasralla podría cambiar esa tendencia creciente de los índices de corrupción, poner colaboradores decentes con antecedentes honorables, desde ahí se derramaría un ejemplo a los demás ministros y colaboradores y podría frenarse esa destructora actividad delictiva.

De ahí, hay que adecentar al Poder Judicial, el Tribunal Superior de Cuentas, la Fiscalía, La Procuraduría, y en fin, todos los organismos que deberían pelear en contra de este pestilente comportamiento para construir un nuevo país, en donde robar sea la excepción no la norma.

Al ingeniero industrial, hombre de televisión y aspirante presidencial, le hemos cuestionado otras cosas, su errática manera de pensar y expresarse, su ego exacerbado, su falta de humildad para dejarse ayudar, pero pesa más mi admiración por esa batalla que está librando en contra de los corruptos.

Todos los hondureños debemos comprometernos en contra de la corrupción, pues es un fenómeno que ha quitado la prosperidad, el bienestar y la esperanza de todo un pueblo que cada vez avanza más a la extrema pobreza, para que unos pocos se llenen los bolsillos de los dineros del pueblo.

Debemos endurecer las penas en contra de quienes cometan corrupción y por qué no, así como lo hizo Singapur, decretar la pena de muerte para quien se le compruebe que robó en su cargo público, ya que sería la única manera de adecentar a esta patria de Morazán, de Valle y de Cabañas.

Más de Columnistas
Lo Más Visto