La nueva discriminación

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7 de octubre de 2021
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12:03 am
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La nueva discriminación

Carolina Alduvín

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Por: Carolina Alduvín

La llamada corrección política llama a no discriminar a persona alguna en base a raza, clase social, nacionalidad, credo religioso o político, preferencias sexuales, nivel de ingresos y un largo etcétera. Tal aspiración, lejos de alcanzarse, ha creado todo tipo exageraciones y absurdos que poco o nada abonan a la equidad entre humanos. Siguen siendo los grupos tradicionalmente más discriminados, los más vulnerables en casi todos los aspectos y, los efectos de las decisiones tomadas durante la pandemia, en nombre de prevenir contagios, evitar muertes y que colapsen las instalaciones sanitarias, no han sido la excepción.

El encierro forzoso decretado por casi todos los gobiernos del planeta, generó enormes efectos sobre la economía global, las nacionales y las personales, sin evitar la propagación del virus, las muertes provocadas por la covid-19 y hasta por otras causas, se contabilizaron para sembrar un clima de pánico y crear aceptación a la restricción de las relativas libertades que todos tomábamos por normales. Luego de provocar quiebras, despidos y otras rupturas, se dijo que la única forma de volver a lo que conocimos como normalidad, sería que se encontrara una vacuna que previniera nuevas infecciones. Y, se crearon varias, todas en tiempo récord; hasta entonces, la creación, pruebas experimentales y requisitos de bioseguridad de las vacunas, antes de obtener autorización para salir al mercado, tomaban de 10 a 20 años.

Justificaron el que solo tomara algunos meses, los conocimientos y desarrollos previos, las nuevas técnicas moleculares y la urgencia por contener el patógeno. Aún así, luego de la fase 2, cuando se experimenta con apenas cientos de voluntarios, anunciaron efectividad superior al 90% y pasaron a la vacunación masiva, aún experimental; es decir, con controles, a algunos les tocó el fármaco en prueba y a otros, placebo; de ahí que, aún con dos dosis, no se les detecta anticuerpos. Hoy, solo una de las marcas ha pasado a fase 4 y aún no pasa siquiera un año. Los resultados, son muy cuestionables; por ejemplo, Israel es el país que ha vacunado casi a la totalidad de su población y el primero en haber alcanzado la llamada inmunidad de rebaño.

Sin embargo, también es el que registra el mayor índice de infectados por la variante Delta, ha pasado de registrar 200 nuevos casos diarios en agosto, a 8,000 nuevos casos por día en septiembre y esperan llegar hasta 10 mil este mes. Al parecer, esas vacunas no protegieron a la gente, siguen tan vulnerables como si no se hubieran vacunado, algunos llevan hasta 3 dosis e igual se enferman; ya no hablan de inmunidad de rebaño, sino protección de rebaño, curiosamente, los vacunados son quienes albergan mayor carga viral, están protegidos, pero son quienes ocasionan más y mayores contagios.

Por otro lado, se ha creado en USA, el sistema de reportes sobre efectos adversos de las vacunas, VAERS por sus siglas en inglés. Solo en 2020, se reportaron más de 9 mil muertes como consecuencia de haberse aplicado una de tales vacunas. Históricamente, todas las muertes debidas a las otras vacunas, en conjunto, registran un promedio de 150 cada año. Con las vacunas anteriores, si ocurrían 25 muertes, se emitía una alarma y, a las 50, el fármaco se retiraba del mercado; con las que se está experimentando-–sin consentimiento informado ni garantía alguna- ya sobrepasan las 10 mil, solo las inmediatas y, más bien se las sigue impulsando con la ilusión de volver a la normalidad; eso sí, sin abolir el uso de cubrebocas, ni el distanciamiento, ni la paranoia. En corto, las vacunas siguen sin resolver nada.

Más bien, complicando todo, desde el tránsito hasta el surgimiento de formas más agresivas del virus; también, creando un nuevo tipo de severa discriminación en contra de quienes por una u otra razón no están vacunados. Ahora “no hay más toque de queda”, pero quien circule después de cierta hora, deberá presentar su carnet de vacunado a la autoridad. Me comentan que la disposición no es constitucional, pero en pandemia o dictadura todo se vale y las garantías siguen suspendidas. Muchas personas, aun con ambas dosis se rehúsan a salir, a recibir visitas, o a participar en reuniones, los empleadores están encontrando nuevas excusas para recortar, o para no contratar nuevo personal. Los portadores ahora son los vacunados, pero quienes han ganado inmunidad natural se les está viendo como apestados, el mundo al revés.

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