CORONAS Y TURISMO

ZV
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8 de octubre de 2021
/
12:33 am
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CORONAS Y TURISMO

A propósito del Feriado Morazánico, encomendamos al Sisimite darse una cruzadita por el centro peatonal de la ciudad. (Del parque que arruinaron metiéndole adoquines, privándolo de su encanto colonial –que si lo hubiesen dejado así bonito y pintoresco como estaba, hoy hubiese sido atractivo de turistas– cuando un ocurrente alcalde dispuso levantar el empedrado de las calles para regar asfalto. Y, de paso, la modernización arquitectónica fue darle vuelta a la estatua ecuestre del prócer, girándola con dirección al norte. Ya no con orientación al sur, simbólicamente divisando los campos que fueron escenario de la heroica Batalla de La Trinidad, sino en sentido contario. Ello es, alineada hacia el Cristo de El Picacho, que todavía –para cuando voltearon la estatua– no habían colocado. O sea, por ignorancia o por estupidez, de lo representativo de antes, hicieron un viraje sin sentido). Pues bien, el mandado al Sisimite consistía en que fuera a contar las ofrendas florales colocadas a los pies del monumento conmemorativo.

Una manera de constatar qué tanto estas fechas especiales sirven para conmemorar la vida y legado de esas figuras extraordinarias de la historia. Se pudo verificar que no hubo torrente de coronadores frecuentando el parque Central de Tegucigalpa. Aparte de los cadetes, oficiales de las Fuerzas Armadas y de la Policía Nacional, pocos se asomaron a agradecer su gentileza al paladín de la unión centroamericana. Nos referimos a que su nombre se utilice de pretexto para encadenar feriados al garete y estirar la holganza –y comunicar uno y otro extremo con un festivo puente de descanso– de uno a otro fin de semana. Si la anarquía imperante entonces impidió la unión de las naciones para formar la Patria Grande, hoy en día se da la misma infeliz eventualidad. Las sociedades –pese el dilatado recorrer de los años– se encuentran igual de anarquizadas. Y como los portales de los gigantes tecnológicos hacen millonarias ganancias instigando la división entre los usuarios –ya que entre más reyerta haya en las redes, mayores serán sus utilidades– si Morazán regresara de su tumba, igual suerte correría. Sin embargo, lo que no se pudo entonces y tampoco se puede ahora, es compensado por otra genialidad. La proeza de unir los feriados extendiendo las vacaciones de una punta a la otra punta de la semana. Sin embargo, este año no vamos a refunfuñar sobre la perentoria necesidad del país de agacharse a trabajar. Cuando las pérdidas que deja el golpe de la peste sanitaria son incalculables.

Más de un año de confinamiento obligó a la gente permanecer de balde en sus casas. No todos, –quizás algunos burócratas y las víctimas de la contracción de los mercados que perdieron su empleo– ya que los trabajadores del sector privado, en su inmensa mayoría, continuaron ocupados sustituyendo el trabajo presencial por el virtual. Durante ese largo período se derrumbó la economía y colapsaron las empresas. La mayor parte de los comercios, los negocios y las industrias tomarán años en recuperarse y, de momento, luchan por sobrevivir. La industria del turismo ha sido una de las más afectadas. Así que, derecho tienen de recibir clientes siquiera durante esta semana. Hay que pasar por alto entonces, considerando que para todos da Dios, que ya no sea cívica sino turística. Que dejaron de ser efemérides conmemorativas de valores pasados y pasaron a ser oportunidad para concurrir a los centros de entretenimiento. Dudoso, con lo pelada que está tanta gente, que esta temporada resulte tan bonancible como en años anteriores. Sin embargo, así están todas las demás actividades, dando la batalla por la subsistencia, y para que no lleguen a ponerles las coronas.

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