Pocas esperanzas de cambio en la víspera de las elecciones generales en Irak

MA
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9 de octubre de 2021
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09:36 am
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Pocas esperanzas de cambio en la víspera de las elecciones generales en Irak

Bagdad, 9 oct (EFE).- Más de 25 millones de iraquíes están llamados a las urnas en las elecciones parlamentarias del domingo, una cita crucial para el país pero que afrontan sin muchas esperanzas de que traiga el cambio que hace dos años pidieron en las calles y que forzó la convocatoria de estos comicios anticipados.

La populosa capital iraquí, con ocho millones de habitantes, amaneció desierta, con solo algunas tiendas abiertas y con muchas calles cerradas por las fuerzas de seguridad, que precintaron a primera hora el acceso a los colegios electorales con barreras de hormigón para garantizar la seguridad de cara a las votaciones de mañana.

Miles de carteles inundan las calles del centro de Bagdad con las fotos de los más de 3.000 candidatos que pugnan por un asiento en el Parlamento, aunque destacan los del populista clérigo chií Muqtada al Sadr, que parte como favorito; y del ex primer ministro Nour al Maliki y del partido Fatah, que agrupa a la mayoría de milicias proiraníes.

“Es como ir a un restaurante en Indonesia y encontrarte con todos esos platos entre los que no sabes escoger. Eres igual que un ciego, vas a acabar escogiendo cualquier cosa”, dice a Efe Ali Muamra, un joven dueño de una tienda de suministros médicos en el centro de la capital.

SIN ESPERANZA EN UN CAMBIO

Ali asegura que no va a votar el domingo porque “no hay buenas opciones” y está desesperanzado: “No hay nada que vaya a cambiar y seguirá habiendo milicias en todos los rincones, y seguiremos sin tener servicios”, una de las principales demandas de los manifestantes que en octubre de 2019 inundaron las calles del país.

Para él y otros, la oleada de protestas masivas que sacudió Irak durante meses y que forzó la caída del anterior gobierno y la convocatoria de estos comicios anticipados, no ha servido para nada.

La situación “no puede cambiar a través de unas elecciones porque las caras son las mismas desde hace 15 años. Solo tienen una estrategia (los políticos): la de destruir este país”, asegura.

Cerca de la céntrica plaza Tahrir, el epicentro de las manifestaciones, Adana Salah, el dueño de una tienda de materiales de construcción de 55 años, dice a Efe que no sabe si debe ir a votar porque “la situación del país no está yendo a mejor” y lamenta que no haya habido “ningún cambio” en los casi 20 años desde el fin de la dictadura de Sadam Husein.

Otro hombre de 54 años, Husein Jabar, tampoco sabe si acudirá a las urnas porque no sabe por quién votar y, por ello, va a preguntar a sus amigos sobre algún candidato independiente “que esté preparado para servir a la gente”.

“Los partidos (tradicionales) no hicieron ningún bien al país. La gente se está muriendo de hambre, se está quedando sin trabajo, hay asesinatos, muchos robos…”, dice este residente de Bagdad, enumerando las principales preocupaciones en un país con una tasa de pobreza superior al 40 %.

UN GANADOR SEGURO

Por el contrario, Ahmed Abdeljabar, un obrero de 45 años espera que tras las elecciones “las cosas vayan un poco mejor” y para ello depositará su voto a favor de la agrupación de milicias progubernamental Multitud Popular, integrada mayoritariamente por chiíes que nació en 2014 para combatir al grupo terrorista suní Estado Islámico.

“Sin ellos (la Multitud) perderíamos Irak y nos convertiríamos en Afganistán. Pero ellos mataron a los terroristas y su lealtad es hacia Irak”, asegura Abdeljabar.

La coalición Fatah representa a la Multitud en las urnas: liderada por el poderoso paramilitar Hadi al Ameri, una figura muy próxima a Irán, obtuvo el segundo puesto en los comicios de 2018 con 48 escaños, y se espera que repita.

Sin embargo, Abdeljabar tiene claro que el vencedor de las pasadas elecciones, con 54 escaños, el influyente y populista clérigo chií Muqtada al Sadr, volverá a ser el ganador.

Al Sadr es una de las figuras más importantes en el país desde la caída de Sadam Husein, porque lideró la llamada “resistencia” contra las tropas estadounidenses tras la invasión de 2003 y cuenta con un amplio apoyo entre las clases humildes.

Su popularidad se plasma en las calles, con las banderas de su formación colgadas en casi cada esquina de Bagdad. Anoche centenares de sus seguidores se concentraron en la plaza Tahrir para manifestar su apoyo al clérigo antes del día de reflexión de hoy.

“¡Al Sadr va a ganar! No hay duda, porque mucha gente ama a este tipo”, exclama Muamra desde su tienda de suministros médicos.

Las fuerzas chiíes van a tener un peso indiscutible en la próxima Cámara y en la formación del futuro Gobierno, que tiene que estar encabezado por una figura de esta rama del islam, según el sistema de reparto de poder vigente en Irak, un país donde el sectarismo marca la política.

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