Marina, ejemplo de vida

MA
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12 de octubre de 2021
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01:17 am
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Marina, ejemplo de vida

Nery Alexis Gaitán

Hay personas que pasan por esta existencia dejando un valioso legado. La influencia del amor y la generosidad es la característica de sus almas que siempre están al servicio del bien. Son un valioso ejemplo de vida. La humanidad se enriquece con esta clase de seres humanos.
Mi hermana mayor, Marina Ester Gaitán Guzmán, fue y es un ejemplo de vida para todos aquellos con los que se relacionó. Hija de María Antonieta y José María, padres nobles y humildes, desde siempre ellos le inculcaron valores morales y espirituales, como a todos los demás hijos, tres mujeres y dos hombres: José Antonio, Marina Ester, María Fidelina, Lily Antonieta y yo.

A grandes rasgos deseo hacer un recuento de vida de Marina, que desde muy temprano en su vida, con mucho esfuerzo y sacrificio demostró ser una gran emprendedora. Becaria de la antigua Escuela Superior del Profesorado, se especializó en el área de matemáticas.
Fue docente de esta materia por muchos años en el Instituto Hibueras y en algunos colegios privados de la capital. Producto de esta experiencia se dio cuenta de la necesidad de sistematizar el estudio de las matemáticas, que tantos problemas les ocasionan a los jóvenes.

Fue así que empezó a redactar manuales para enseñar matemáticas en los diferentes cursos que enseñaba. Los que terminaron convirtiéndose en libros completos para el estudio eficiente de esta materia. Desde hace algunos años, había completado manuales para todos los años a partir del primer grado de primaria hasta el onceavo. Y en inglés, para el estudio en las escuelas bilingües, desde el séptimo hasta el onceavo grado.
Estos libros, expresados en rigurosos términos científicos, se han caracterizado por enseñar de una forma amena y sencilla esta difícil materia. Por su naturaleza eficiente y amigable, estos manuales de enseñanza muy pronto fueron acogidos con beneplácito por los profesores de matemáticas a lo largo de todo el país.
El impacto en la calidad educativa de la enseñanza de las matemáticas, producto de estos manuales, ha sido excepcional. A tal grado que ha impactado y beneficiado enormemente, desde hace algunas décadas, a la juventud hondureña. Valioso trabajo a favor de Honduras, que es altamente apreciado. Todos los hondureños tenemos una gran deuda en términos de calidad educativa, con esta generosa mentora que amó entrañablemente a Honduras.

Marina Ester siempre fue una persona muy emprendedora y nunca se dejó vencer por los retos que le presentó la vida. Pero no todo en Honduras es color de rosa, hay gente que cree que ponerle un libro en la mano a un estudiante es un delito. En los primeros tiempos los libros eran utilizados tanto en colegios oficiales como privados, y todos los acogían con gusto.

Pero, un ministro de Educación de improviso prohibió que los colegios oficiales adquirieran textos de estudio en todas las materias. Esto ocasionó la bancarrota de algunos escritores hondureños que su fuente de trabajo era la venta de manuales. Mi hermana pudo sobrevivir a esta injusta situación proveyendo a colegios privados.
Nunca hemos estado en contra de que el Estado provea manuales de estudio a los jóvenes, es lo correcto. Estamos en contra de que este ministro haya impedido que los autores hondureños presentaran propuestas para que sus manuales fueran tomados en cuenta. Lo que sucedió es que una editorial extranjera fue la seleccionada para proveer los manuales -de mala calidad por cierto- producto del soborno.

Mi hermana, Marina Ester, siempre fue una mujer valiente. Su cálido trato humano impactaba a aquellos con los que se relacionaba. Fue una esposa fiel, se casó con el médico, Pablo Abraham Moya, con quien procreó cinco hijos. Fue una amorosa madre, que les enseño a sus vástagos altos valores. Su extrema generosidad, con el prójimo, la acompañó todos los días de su vida.

Hoy le decimos un hasta pronto a la mentora que hizo la diferencia en el estudio de las matemáticas en Honduras.

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