¿Sabe adónde queda el puente Centenario?

* Fue nombrado así en 1942 con motivo del centenario de la muerte del General Francisco Morazán. Cumple 179 años… ¿Lo sabía?
* Seguimos aportando a la cultura histórica de nuestro pueblo

¡HOLA, HOLA! Mis amables lectores donde se encuentren. Sigue “el maíz a peso”, pero ahora vamos un rato al relax. Hay varios lugares históricos en la capital cuyo verdadero nombre es desconocido. La costumbre popular les ha impuesto lo suyo y así se quedaron, generación tras generación.
De hecho, gran parte de nuestra gente -lamentablemente- es muy poca para la lectura y el estudio. Mal endémico que viene desde lejos. Por las débiles estructuras en educación de tanto gobierno que ha pasado. Y nada ha pasado aún para un cambio positivo.
Súmele el retraso -aún más- que ha provocado esta maldita pandemia y los desastres naturales que sufrimos, tardará muchos años para que veamos a una nueva generación con otra dimensión cultural. Vamos a lo que les traemos hoy.

DESCONOCIDOS

Uno de ellos un viaducto. El que motiva este reportaje. Todos le llaman y conocen por “puente Guanacaste”. Derivado del nombre del barrio que lo acobija. Su verdadero nombre: “puente Centenario”. ¿Por qué? Aquí su historia.

Transitaba 1942. Una mañana de calendario, las calles aledañas al capitalino barrio El Guanacaste lucen llenas de banderines en señal de evento importante. Hay fiesta, celebración.

Y no era para menos. Se conmemora en varios puntos de la capital una fecha histórica: el centenario de la muerte del General Francisco Morazán, hecho acaecido en 1842. En ese entonces habían pasado 100 años.
Gobierna el país con mano férrea el general Tiburcio Carías Andino. En medio de adeptos y personeros de su gobierno, se dirige hacia el puente que une con la avenida Los Próceres.
Cuentan que este en sus comienzos era de madera ya que, para la época de los cuarenta, había escasos carros y, por ende, poco transitaban por esa vía capitalina.

ACTOS DE LA EFEMÉRIDES

Entre música de banda, vítores y discursos, el general Carías lo bautizaba, no como “Guanacaste”, sino simplemente: “puente Centenario”.

Este era uno de los tantos actos que, conmemorativos a la efeméride, realizaba ese día el gobernante en varios puntos de aquella Tegucigalpa de ayer. Otro sería bautizar la vía que hoy sí conocemos como “avenida Centenario”. En donde existió precisamente en su cercanía, cine Centenario y que estaremos ahondando en otras entregas.

Otro punto relevante que contenía la agenda del mandatario en esa fecha en honor al prócer centroamericano, fue la de cambiar el nombre del departamento. Antes llamado Tegucigalpa, desde esa fecha de 1942 se conocería como Francisco Morazán.
Voy al lugar. En medio del puente, me doy a la tarea de abordar a cuanto transeúnte pasaba.

“NO LO CONOZCO”

Dice llamarse Alba Martínez.

– ¿Conoce usted el puente Centenario?
– “No, mijo, debe de andar lejos usted. Quizá, por el nombre, debe ser allá por la avenida Centenario, porque este (y señala con el índice) se llama Guanacaste”. La placa que reza: “Puente Centenario Admon. Carías 1942” está justo a sus espaldas.

Cuando se la señalamos la queda viendo. “Ja ja ja, pues yo de verdad que hasta hoy me desayuno…”. Sigue su camino y seguramente junto al olvido.

Don Ernesto Morales. Le hacemos la misma pregunta. Siempre a medio puente.
– “Mire que no. Este es el Guanacaste, pero el Centenario no lo conozco… será allá por el cine Centenario”. (No quisimos ahondarle que dicho cinema cerró hace muchos años).

¿Y usted sabe -le decimos- que este, en el que estamos parados, se llama precisamente Centenario? Mire la placa.

– “¡Ah put…! Pues no varón… pero nadie lo llama así. Hasta ahora que usted me dice, pero para mí seguirá siendo “puente Guanacaste”.

Cuando le recordamos la fecha en que fue bautizado como tal, don Ernesto, ya varios pasos adelante que no necesita decirme su poco interés. “No papa… ¡puta, si en ese año yo ni había nacido, cómo me voy a acordar…!”.
Ya es mediodía y el sol cala. Seguimos abordando gente y todo terminó igual: Nadie sabía. Lo que, sí recibí, ante la pregunta, fueron carcajadas, caras de asombro y más de algún mal encarado que dijo que se llamara como se llamara… “con eso él no comía”. (¡!).

LA FESTIVIDAD DE ESE 1942

La Alcaldía o Concejo Metropolitano de ese entonces, en el marco de las actividades conmemorativas, también colocó en su inmueble, urnas conteniendo documentos importantes de tan especial ocasión.

Se dice que adentro, entre otras cosas, están monedas de la época, periódicos y otras publicaciones que hablan sobre la efeméride. Otros aseguran que tienen documentos secretos que desatarán polémica cuando se abran.
Se señala que una urna la colocaron en el parque Central y la otra en la Alcaldía en cuyos laterales pusieron la siguiente y escueta leyenda: “Se abrirá en el 2042”. Fecha del bicentenario de la muerte del General Morazán. ¿Lo sabía?

¿Qué será lo que verán las generaciones del 2042? De todas maneras, muchos de nosotros ya estaremos tres cuartas bajo tierra…

Por hoy hasta aquí. Hemos dejado otra HUELLA imborrable, en el devenir histórico de nuestra capital. Continuaremos, si Dios quiere, el próximo sábado. En este pedregoso camino de un ya largo trajinar…
QUE DIOS NOS CUIDE A TODOS.