Quinientas orquídeas contra la adversidad

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17 de octubre de 2021
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12:11 am
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Quinientas orquídeas contra la adversidad

Clave de SOL

Por: Segisfredo Infante

El sentido de la vida se sustancia en el amor y en la libertad. Para alcanzar esos dos propósitos es imprescindible sortear un encadenamiento de sucesos que comienzan con el abandono del nomadismo salvaje y el acto de domeñar la naturaleza. Creemos, según investigaciones arqueológicas, que la “Historia” comenzó en la pequeña ciudadela de Jericó, casi en la desembocadura del río Jordán. Con mis alumnos tratábamos de imaginar que ahí se detuvo, en un atardecer, la primera pareja de enamorados, de ambos sexos, que cansados de vagabundear por el mundo cultivaron dátiles, procrearon hijos, domesticaron animales, hicieron amigos y fundaron el primer emplazamiento urbanístico de la humanidad. Ahí comenzó la valoración individualizada de los primeros sujetos que se observaron en el espejo de una conciencia primaria, y adquirieron la libertad de neutralizar a una naturaleza hostil, creando el condicionamiento concreto para que surgiera el amor verdadero del hombre hacia la mujer y viceversa.

Recordemos que los niños comienzan por amar instintivamente a sus madres; luego por identificar y respetar conscientemente a sus padres proveedores, cooperantes y protectores. De ahí el patriarcado histórico que más o menos conocemos. Al final de la tarde los hombres dibujan una silueta relacionada con la belleza física de la mujer y se enamoran. Pero el amor se consolida cuando se descubre la belleza interior de la pareja. Tal cosa solamente es posible en el contexto de las culturas avanzadas, cuando el espíritu del “Hombre” civilizado, capaz de pensarse a sí mismo, ha logrado un nivel de libertad básica frente a la naturaleza avasallante y los demás hombres incivilizados.

Estas reflexiones se han fortalecido en mi alma con la lectura del libro “El orgullo de ser mujer” de la escritora hondureña Elsa Ramírez García, quien hizo llegar hasta mi mesa un ejemplar con una dedicatoria fraterna, la cual cito literalmente: “Ilustre amigo, filósofo y escritor don Segisfredo Infante: De verdad es para mí un gran honor poder colocar en sus manos esta modesta obra, en la que por supuesto aparece usted como consejero, con cuya contribución considero que la misma ha cobrado mucha más importancia para quienes tengan la oportunidad de leerla. De usted confío sus valiosos y acertados comentarios, que servirán para una segunda edición. Fraternalmente. La autora. Elsa Ramírez. 21/09/2021”.

Por las páginas de este libro circula un contingente de unas quinientas mujeres hondureñas en el curso de dos siglos, que según el juicio de “Doña Elsa” han tenido que luchar por su libertad individual y colectiva, frente a un tradicionalismo pernicioso que les obstaculizaba el avance profesional y político, tanto en Honduras como en otras partes del globo. Es más (esto muy poca gente lo sabe) en Honduras las mujeres pudieron ejercer el sufragio electoral (1955) unos años antes que otras mujeres lo ejercieran en Suiza, un país modelo de la democracia universal.

Doña Elsa Ramírez García de Ramírez (esposa de mi amigo Mario Hernán Ramírez), elabora un listado alfabético, nada sectario, con una singularidad: En vez de comenzar por el apellido facilita el nombre de pila de las mujeres que para la autora han sido las más destacadas de nuestro país, lo cual hace más accesible la búsqueda de cualquier lector, en tanto que muchas veces conocemos los nombres, pero desconocemos los apellidos originarios de nuestras paisanas. Como he sido un hombre más o menos alejado de los “clubes de sociedad”, desconozco a la mayoría de las damas mencionadas en este hermoso libro. Aunque leyendo cada una de sus páginas he logrado identificar a un buen número de amigas, colegas y conocidas. Creo que para el siglo diecinueve es indispensable volver a subrayar los nombres de doña Josefa Lastiri de Morazán, a quien doña Elvia Castañeda de Machado dedicó una linda biografía. Luego debemos recordar el nombre de “Rafaelita” Contreras, hija de Álvaro Contreras y primera esposa de Rubén Darío. El gran traductor e intelectual costarricense Dr. Guillermo Malavassi, postuló que Rafaela Contreras fue la primera mujer centroamericana que publicó cuentos de manufactura modernista. Debemos destacar, además, el nombre de Lucila Gamero Moncada de Medina, una gran narradora que fue apoyada por Froylán Turcios.

En virtud que “Doña Elsa” propone una nueva edición del libro, tal vez habría que añadir otros nombres y afinar algunos contenidos. En todo caso el libro “El orgullo de ser mujer” es un logro épico en medio de la pandemia, y una invitación para que sigamos conociendo los aportes de estas mujeres catrachas, tan sensibles y paradójicamente tan fuertes, como las bellas orquídeas que subsisten en casi todos los climas adversos del planeta, principalmente en Honduras. Doña Elsa Ramírez García ha tenido el desprendimiento de mencionarme y citarme en varias de sus páginas, efluvio energético que he recibido con alegría y con una casi absoluta humildad.

 

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