“¿EL AJEDREZ SUICIDA?”

ZV
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18 de octubre de 2021
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12:26 am
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“¿EL AJEDREZ SUICIDA?”

UNA de las variantes más populares del ajedrez es el denominado “pierde-gana”, también conocido como ajedrez asesino o suicida. El objetivo del jugador es perder todas las piezas o quedar ahogado. ¿Quién sabe cuántos tengan un panorama completo de la gravedad de la dolencia que aqueja a estos pintorescos paisajes acabados –que ya padecían de ancestrales negaciones– ahora con el golpe demoledor asestado por la peste, ello es, DC, después del coronavirus? A veces –y este bien puede ser uno de los ejemplos demostrativos de la suerte de las contradicciones– ganar es perder. Basta decir que la primera potencia del mundo ha tenido que recurrir a elevar a niveles históricos el techo del endeudamiento que le permita cubrir los inmensos déficits presupuestarios con qué financiar los resortes asistenciales que impidan el desmorone completo de la calidad de vida. Algo que ellos y no otros pueden hacer –recurrir a monumentales montos de endeudamiento– ya que el dólar es moneda de reserva y goza de confianza en todo el mundo.

Entre las economías de América Latina, las caídas más violentas han sido las de Venezuela con -30%, Perú con -12,9%, Argentina con -10,5%. En cuanto a Venezuela no vale la pena insistir, el país sigue arruinado. La crisis económica no cede en Argentina. Cuatro de cada diez argentinos son pobres (sus ingresos son insuficientes para hacer frente a los gastos básicos) y una de diez es indigente. El gobierno socialista no ha logrado revertir las tendencias negativas. Ahora arrinconado por una crisis política tras la derrota del oficialismo en las recientes elecciones primarias. Su madrina vicepresidenta –quien tras telones detenta el mando real– lo obligó a una reestructuración del gabinete con peones suyos. Pero las exigencias van más allá. Frente al riesgo que la coalición de izquierda sufra una dura derrota en las elecciones parlamentarias de fin de año, le exigen viraje de timón hacia el Estado paternalista de gastar lo que no tienen, cuando más requiere del apoyo financiero internacional. La economía argentina podría deslizarse a una debacle mayor, sin acceso a los mercados de deuda, debiendo recurrir a la emisión de pesos sin respaldo que generan incontrolable inflación. Las diferencias internas podrían llegar hasta una ruptura de las tensionadas ligas que sostienen el gobierno. En Perú, a raíz de la pandemia, más de dos millones de personas perdieron su trabajo, la pobreza subió al 30%.

Después de tres décadas de estabilidad económica el nuevo gobierno del profesor rural de sombrero de paja de ala ancha mantiene en vilo a los peruanos sobre la ruta a seguir. Pretende un viraje de “una economía social de mercado” hacia lo que él mismo ha acuñado como una “economía popular de mercado”. Sin embargo parecidos sombríos panoramas encaran gobiernos de derecha. Lasso tiene que lidiar con semejante estropicio que recibió de la deplorable gestión de Lenin Moreno. Piñera en Chile cayó a históricos índices de rechazo. Similares evaluaciones recibe el colombiano. ¿Cuántos de ellos batallando con la maleficencia de esta cruda realidad han de lamentar en sus adentros que una cosa es ganar y otra es gobernar en estas endemoniadas circunstancias? Dicho lo anterior, cae como anillo al dedo lo que decíamos ayer. El proceso electoral solo es la vía para llegar a dónde se quiere llegar. Sin embargo, lo electoral solo es lo inmediato. La esencia está en discernir ¿a qué se pretende llegar? Y sobre todo en esta grave e inédita coyuntura que surge como condena. ¿Valdrá la pena aspirar a lo que aspiran? ¿Y qué tanta sensatez haya en muchos de elegir lo que escogen? (Cuentan que columbraron al Sisimite susurrando en los pueblos: “Cuidado con lo que deseas, porque podría hacerse realidad”).

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