Ahora, ¿quién nos salvará?

MA
/
19 de octubre de 2021
/
12:14 am
Síguenos
  • La Tribuna Facebook
  • La Tribuna Instagram
  • La Tribuna Twitter
  • La Tribuna Youtube
  • La Tribuna Whatsapp
Ahora, ¿quién nos salvará?

El Tratado de Bogotá

Juan Ramón Martínez

Hace tiempo se venía hablando de la alianza. Pero no se daban las circunstancias para que Nasralla declinara sus aspiraciones y se uniera a Libre. El antecedente más lejano, es la incorporación de Pedro Barquero a la coordinación del “Partido Salvador de Honduras”. Pragmático, dominante y autoritario, como Nasralla, pudo equilibrar las cosas y aprovechar las circunstancias. El segundo, las encuestas. En todas ella, Nasralla aparecía muy abajo y, no crecía. “El recibimiento que hicieron en San Pedro Sula a Xiomara Castro”, confirmó lo que se empezaba a visualizar: el fin de Nasralla como candidato presidencial. El último hecho: la actitud de la comunidad árabe de San Pedro Sula y de Tegucigalpa especialmente. El nombramiento de Barquero no cayó bien. Aunque siempre están divididos, Barquero les unía por sus defectos. Tóxico, lo consideraron. Y al final, su decisión, en el sentido que no apoyarían a Nasralla, porque además de no dar garantías de triunfo, le restaría votos a Nasry Asfura que, aunque en San Pedro Sula, no cuenta con mucha simpatía por el tema de la basura, es un hombre, aunque distante, con el que se puede negociar. Barquero, que además es un oportunista nato. Al salir de una reunión con Xiomara, trasmitió un olor izquierdizante, diciendo, “aquí en Honduras, la derecha nunca ha hecho nada”. Insinuando entonces que, el camino es virar hacia la izquierda. Hacia Libre. En ese momento, Barquero le vendió la propuesta. Del lobo un pelo, le dijo, “si no obtenemos la Presidencia de la República, podemos reclamar a cambio que el “Partido Salvador de Honduras”, controle el “Congreso Nacional”. A Nasralla le pareció bien la idea, e incluso no le importó pasar de zapato a caite. Y aceptó la candidatura como designado en la fórmula de Xiomara Castro. Todo ello sin consultar a ninguno de los diputados que, sin duda, los que sobrevivan a la vergüenza a la que les han sometido, no tendrán disciplina partidaria y mucho menos, obligación de cumplir compromisos de obediencia política, en un acuerdo en el que no han sido arte ni parte.

Vistos los antecedentes, veamos cómo operará durante lo que resta de la campaña y los probables resultados. Será difícil que los seguidores de Nasralla, -a quien prefieren por valiente, desbocado en sus acusaciones e irresponsable en casi todas sus declaraciones- se pasen en bloque hacia Libre. Más de la mitad de los seguidores, pertenecen a la derecha y, en consecuencia, dirán que no apoyarán a una lideresa que ha prometido hacer de Honduras una segunda Venezuela. Cundirá el pánico. Y como la mayoría son nacionalistas, abandonarán la alianza y volverán con sus votos, en forma discreta, hacia el Partido Nacional. Calculamos que juntos, no pasarán más allá de los700 mil sufragios que, son insuficientes para derrotar al PN. Por su parte, una respetable sección de Libre, la más nostálgica por andar en el desierto tras un falso Moisés como Manuel Zelaya, volverán los ojos hacia el Partido Liberal. Rosenthal, puede aprovecharse este caladero para conseguir una fracción de Libre que, aunque no le permita derrotar al PN, puede asegurarle un segundo lugar y una fuerte porción de diputados para negociar la directiva del Congreso Nacional. Sus declaraciones en el sentido de insinuar que puede agregarse a la alianza, es perjudicial para su futuro, porque luce inseguro y poco confiable. En conclusión, como dijera un veterano líder liberal es que, “la alianza, es de cúpulas; causará una buena impresión en los medios por unos días; pero al final, provocará problemas de retiro de muchos miembros del “Partido Salvador de Honduras” y no pocos de Libre que, emigrarán para el Partido Liberal”. “Por ello”, terminó diciendo, “es bueno que Yani Rosenthal no se precipite insinuando que se agregará a la misma porque dañará al PL”.

Finalmente, nadie puede decir que la Alianza pueda ganarle al PN. La fórmula para lograrlo es dividirlo. Pero no es ahora el tiempo oportuno. Asfura, como Galvez, en su tiempo, da indicios que mantendrá la unidad del PN y dará continuidad al régimen de JOH. Solo cuando esté en la presidencia, podrá dividir al PN, como hiciera Gálvez, si JOH se entromete y quiere controlar su gobierno. Ante el miedo al socialismo de Libre, los nacionalistas saldrán a votar para defender la “democracia”. JOH, debe replegarse y acercarse a Flores, uniendo la derecha. Y salvar, a Honduras.

Más de Columnistas
Lo Más Visto