Independencia y recuperación patria
Por: Abog. Octavio Pineda Espinoza
Catedrático Universitario. Político Liberal.
Se avecina la elección más importante de la historia de Honduras, nos jugamos el futuro de nuestros hijos en la encrucijada más terrible de su existencia como ciudadanos de este país lleno de contradicciones y autonegaciones que nos mantienen como el país más pobre de América Latina, aún y a pesar de ser uno de los más ricos del continente en recursos naturales y humanos. Y a escasos días de esa justa cívica cada partido político en Honduras, en particular los 4 con oportunidades reales de ganar, tienen retos diferentes que vencer para convencer todavía al 47% del electorado que se mantiene sin candidato a la Presidencia y sin partido.
El Partido Liberal de Honduras, que transita en una posición incómoda desde hace algún tiempo por diversas circunstancias, tiene primer gran reto el demostrarle al electorado que ese maridaje, esa unión de hecho sombría y nefasta con el Partido Nacional ya acabó, cosa difícil considerando que casi la mitad de los diputados en el Congreso Nacional electos bajo el pendón roji-blanco han votado desde el 2012 y siguen votando en apoyo a leyes terribles generadas por el Partido Nacional que han traído vergüenza al liberalismo, que siempre se caracterizó por el apego a la ley, a la Constitución y a los principio de transparencia, rendición de cuentas.
El candidato del PL ha tenido que franquear obstáculos titánicos que comienzan con su condición especial con la justicia americana, de lo que los ciudadanos están muy conscientes y el choque, de lo que yo llamo las dos visiones internas del liberalismo: la que se mantiene en el pasado, impuesta a dedazo limpio por los cafres partidarios en defensa de sus intereses personales y, una visión nueva que reclama el pasado histórico limpio y cercano al pueblo de la institución y una modernización de liderazgos, administración político-estratégica y renovación de las causas que antaño hicieron grande electoralmente al Partido Liberal. Otro gran reto es convencer al 47% indeciso, que el Partido Liberal tiene opción real de vencer al Partido Nacional y de sacar del poder a JOH cuando las encuestas lo ubican en una 4ta posición que no es definitiva, pero que ya tiene un peso enorme a 39 días de las elecciones. Tiene fortaleza el Partido Liberal en ser el que más alcaldes tiene electos democráticamente de todos, de hecho en ese nivel anda cerca del millón de votantes, el reto es trasladar esos votos para que le sirvan al candidato presidencial y que no hayan fugas a Libre como ya existen.
El PSH después de la unión de la cabeza partidaria a Libre también enfrenta retos propios, el primero es el no desgranarse ante una decisión intempestiva de su cabeza, cosa que muchos mirábamos venir, la segunda es elaborar velozmente una estrategia para vender electoralmente a sus candidatos a diputados y a alcaldes, algunos equivocados que Salvador Nasralla los arrastraría, no han hecho campaña suficiente para salir electos, el votante al final quiere ganar y definirá su voto porque el que considere ganador(a) de la contienda y no hay duda, que la partida de la cabeza partidaria afecta a sus candidatos a diputados y que, en ese océano de 47% del electorado que no tiene ni partido ni candidato, pesará enormemente el que consideren ganador el mero 28 de noviembre, en otras palabras, el esfuerzo de los candidatos a diputados debe redoblarse desde el punto de vista electoral. Estoy seguro que Libre y el Partido Liberal harán campaña fuerte en ese rubro, en particular, por la importancia que tiene en este momento el Congreso Nacional.
Finalmente, el Partido Nacional con todo el dinero drenado del Estado, con todos los poderes cooptados que tienen deben demostrar una cosa imposible: que no se han convertido en una empresa criminal al servicio de JOH y sus secuaces, y que “Tito”, el que no ha resuelto el problema del agua en Tegucigalpa, va a resolver los problemas de Honduras diciendo que está a la orden¡, podríamos preguntar a la orden de quién?; del narcotráfico internacional, del lavado de activos, de JOH quien lo impuso, de la corrupción y la impunidad en fin, “Tito” no es diferente como dice su campaña, solo es más de lo mismo y de lo peor que hay en Honduras.
Libre, debe demostrar que ya no es el partido representante de esa catastrófica política Socialista del siglo 21, que tiene sumida en la miseria a uno de los países más ricos de América Latina, con la segunda reserva natural de gas más grande del mundo, pero corriendo los fines de semana a la frontera con Colombia para conseguir papel higiénico, aceite e insumos para medio comer, debe demostrar que quiere realmente reconciliación y unidad nacional, que sus cafres políticos no vienen por el botín de la venganza y la destrucción del sistema, y que, los revolucionarios de cafetín y de panfleto no dominan las decisiones nacionales y trascendentales para que su gobierno no se convierta en administrador de la pobreza sino más bien en constructor de riqueza nacional, municipal y personal para 9 millones de hondureños que ansiamos un verdadero cambio, que inicia por cierto en el Congreso, con división de poderes reales, sin promover cambios que desdibujen quiénes somos, quiénes hemos sido y quiénes seremos siempre.
