LAS últimas noticias en calidoscopio. Trump lanzará su propia red social a competir con los gigantes. Desquitándose por la expulsión de Facebook y Twitter, después del violento ataque al Capitolio. Bajo el nombre –anunció el grupo de media y tecnología del magnate– “VERDAD SOCIAL”. Para que gocen de la ironía. Es de público conocimiento que ya los gigantes tecnológicos transmiten toneladas de falsa información intoxicando un amplio mercado de adictos sincronizados. Solo esto faltaba para que la verdad florezca. A partir de la fecha que la nueva plataforma esté habilitada para uso de los usuarios –manejada por el equipo que sigue sosteniendo que “ganaron y les robaron la elección”– no se divulgará otra cosa que no sea la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Una muestra de cómo el basural engañoso propalado –para que tanto ingenuo se lo trague– tiene patas arriba a las sociedades.
El millennial salvadoreño –con quien la preocupada comunidad internacional no encuentra cómo lidiar después que les dijo que “estaba limpiando la casa y eso no era de su incumbencia”– “sorprendió en las últimas horas al cambiar su foto de perfil y mostrarse como un emperador romano”. Lo último es que los diputados del partido oficialista sacaron una ley prohibiendo las concentraciones públicas. Suficiente con las tres o cuatro protestas callejeras que, desde el 15 de septiembre, se han dado en la capital. “La iniciativa señala que la Fiscalía podrá investigar de oficio su incumplimiento y que las personas que convoquen o promuevan las concentraciones prohibidas podrían ser acusadas penalmente por desobediencia”. Ah y también multadas hasta con 36,000 dólares. Saquen el cálculo de cuál sería el equivalente en bitcoins. En Argentina el gobierno de los Fernández –del mandatario y la Cristina que es la que manda– va con el control de precios a unos 1,500 productos de consumo básico. Este año la inflación rondará el 50%, uno de los porcentajes más altos del mundo, con excepción de la democrática Venezuela. Allá no hay inflación sino hiperinflación del 5,500%. La medida reciente tomada para combatir ese fenómeno empobrecedor fue quitarle 6 ceros al Bolívar. Y calabaza, calabaza, problema resuelto. La inflación argentina obedece a un déficit fiscal crónico, una emisión de moneda desmedida para cubrir los gastos del gobierno asistencialista, y falta de confianza de los argentinos en su moneda.
El profesor rural de sombrero de paja de ala ancha, está saboreando lo que significa administrar un país en calamidad doméstica. Tanto necearon que su jefe del Consejo de Ministros fue simpatizante del grupo terrorista Sendero Luminoso que su presencia se volvió insostenible. Lo forzó a renunciar, pero con ello, a pocos meses de haber asumido, tuvo que barajar todo su marquesote de naipes. Sin embargo, toca al Congreso confirmar los nombramientos. Y allí su partido, Perú Libre, controlado por su padrino comunista Cerrón, sacó un comunicado acusándolo de un giro “hacia el centroderechismo” con “representantes caviares” entre sus nuevos colaboradores. Y por ese motivo “no emitirá el voto de confianza al gabinete porque de hacerlo se estaría cayendo en una ‘incoherencia principista’”. (Pregunta el Sisimite ¿si ambos mandatarios citados –el argentino y el peruano– con semejantes dolores de cabeza, en el íntimo susurro de sus cavilaciones internas calibran que ganar fue perder?).
