Óscar Lanza Rosales
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Después de permanecer en forma democrática, dieciséis años (2015-2021), como canciller federal de Alemania, deja el cargo con aplausos y ovaciones, la mujer más poderosa que el mundo ha admirado en los últimos tiempos, por la forma magistral como ha ejercido sus funciones.
Nadie se imaginaba que aquella joven, sencilla, doctora en física, originaria de la Alemania comunista, iba a dar cátedra de como se hace buen uso del poder en la Alemania reunificada, después que la descubrió como una potencial líder, y la apadrinó para que incursionará en política, el excanciller Helmut Kohl, del partido conservador Unión Demócrata Cristiano (CDU).
Primero la nombró como ministra de la Mujer y Juventud, y después ministra del Ambiente.
El mundo se pregunta actualmente ¿Cómo la vamos a recordar después de su salida?
Por su legado a su país, que lo deja a la cabeza de la Unión Europa (UE) y del mundo, con mucha bonanza. Por su híper liderazgo, llegando a considerársele como una canciller de la UE, y que se proyectó a nivel internacional como una canciller de hierro. Por su legado a la mujer, de su ejemplo, de cómo se puede influir en un ambiente dominado por hombres. En su mandato, durante sus primeros 11 años, fue la una única mujer en el G-20. A la mujer en su país, la deja con una mejor posición de género, en ingresos, participación y puestos de responsabilidad.
Se le atribuye el calificativo de la campeona de las crisis, porque superó la crisis financiera mundial de 2008, a base de austeridad. Le buscó salidas a la crisis de Siria, su propio país le abrió las puertas a más de un millón de migrantes de ese país. Y manejó muy bien la crisis de la pandemia de la COVID-19.
El éxito en su país se le atribuye a que pudo neutralizar el discurso de la oposición, su facilidad para sentarse a negociar, pero sin perder de vista la moral. Siendo conservadora, llegó a formar gobiernos con los social demócratas, liberales y ambientalistas.
CIDOB, el centro de pensamiento global de Barcelona, señala que su rostro corresponde a una líder seria, tímida, severa y coherente con su rigorismo prusiano. Tiene una imagen controlada y de tranquilidad. Supo encauzar los debates y, en su comportamiento, siempre estuvo presente la precaución, el consenso y la ética. Siempre lució impersonal, sobria, que no se vanagloriaba de nada, con un estilo moderado y discrecional. Y en su lenguaje corporal también emanaba su templanza política. Que su secreto está en cómo coloca sus manos a nivel de su cintura, haciendo que los dedos formen un rombo, reflejando una personalidad imperturbable, con aplomo, propio de un liderazgo sigiloso y responsable.
Con esa templanza, ni el perro con el que asistió a una cita con ella, el presidente Putin, ni el saludo no cordial de Trump en otra ocasión, la perturbaron.
Según CIDOB, el atractivo y magnetismo de Merkel reside en tomar decisiones claves, con un marcado perfil bajo y con un liderazgo sustentado en una indudable habilidad política, ambición por el poder, un poco de astucia y una buena dosis de suerte.
Con relación a los políticos del mundo, y en especial para los de nuestra Honduras, el mejor legado que les deja es la transparencia con que manejó los asuntos públicos en 16 años. Nunca se le acusó de ningún cargo por corrupción.
El mejor ejemplo en esto es, cuando se desvinculó de su padrino político, el excanciller Helmult Kohl, cuando esté aceptó que había recibido una financiación irregular para el partido.
Merkel justificó su posición, diciendo “que había hecho un daño al partido y era necesario su relevo de máximo dirigente”.
Y un mensaje para nuestros gobernantes de hoy y del futuro: Merkel nunca empleó a un pariente en el gobierno, y su marido, siempre ha llevado una vida lejos del ambiente político de su esposa. A ellos solo se les ve juntos, por lo general, en la ópera.
Dos frases que me gustan de ella: 1) “La extrema derecha y el populismo están dispuestos a vender su patriotismo y los valores de su país por sus ganancias” y 2) “El que decide dedicar su vida a la política, debe saber, que ganar dinero no es la prioridad”.
Finalmente, cómo vamos a extrañar a Ángela Merkel y cómo le pedimos a Dios que le dé más al mundo, estadistas magistrales como ella, principalmente a Honduras, huérfana casi todo el tiempo en su vida republicana, de excelentes gobernantes.
